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Crítica de cine: G.I. Joe: el origen de cobra

Ahora que en EEUU llega a su fin la temporada estival, a la gente de Paramount le pareció adecuado subir, literalmente, el volumen al máximo. Lo habían hecho hace muy poco, en conjunto con la juguetera Hasbro, para Transformers 2, y ahora el tándem se reedita con motivo de la primera incursión fílmica de los muñecos militares creados en los 60, reeditados en los 80 y consagrados en el cómic de Marvel.

El elenco incluye intérpretes de respeto y en la dirección está Stephen Sommers, cuyo cartel (La momia, Van Helsing) sugiere un piso de entretención, acción coreográfica y humor de cierto nivel. Pero de eso hay poco en esta cinta donde los "Joes", equipo supersecreto y superpreparado, deben enfrentar a un comerciante de armas que quiere poner el mundo a su pies. Y ahí está el jovencito de la película, Duke, junto a todo un escuadrón, tratando de evitar la destrucción de grandes ciudades, mientras la mujer con la que iba a casarse empieza a trabajar para los malos. Larga y dueña de una imaginería computarizada sin vida alguna, esta película de guión rutinario se impone por el estruendo.

Dirección: Stephen Sommers.
Con: Channing Tatum, Christopher Eccleston, Dennis Quaid.
Duración: 118 minutos.
Género: Acción.
Producción: EEUU, 2009.
Calificación: Todo espectador.

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