Histórico

Diez datos para conocer la vibrante ciudad de Dublín

<p>Su exquisita cerveza Guinness es sólo una de las razones para conocer la divertida y alegre capital irlandesa.</p>

Cualquier momento es bueno para visitar Dublín, la viva y joven capital de Irlanda que es necesario conocer si se recorre Europa, la que gracias al reciente resurgimiento de la economía irlandesa la han convertido en una ciudad dinámica, entretenida y con muy buen ambiente.

Aunque a diferencia del resto del país, que se destaca por su abundante naturaleza y paisajes de postal, Dublín no posee grandes monumentos ni vistas, pero es sin dudas una de las ciudades más vivas de Europa, en la que sólo basta con pasear por sus calles para disfrutar de música en vivo, cerveza negra, conversación en los pubs y un humor impenetrable.

Es por eso que el diario El País de España sugiere diez pasos para conocer lo mejor de una ciudad que no duerme y que irradia un inacabable optimismo, acompañado de una vida tranquila y sin complejos.

GUINNESS STOREHOUSE
Es un rincón muy especial de la capital porque se puede descubrir el proceso de creación de la cerveza más famosa de Irlanda antes de entregarse a su ingesta en montón de pubs dublineses que existen.

Ubicada en un antiguo granero frente a la primitiva St. James's Gate Brewery, este espacio recurre a exposiciones multimedia para relatar la historia de la Guinness.

La cerveza negra, en estos lugares llamada stout o black staff tuvo su origen en el incendio que devastó Dublín en 1666. Casi toda la cosecha de cebada se calcinó, pero el rey Carlos II decidió usarla para fabricar cerveza.

Tras probarla, el monarca ordenó que se distribuyera en grandes cantidades a la población, para familiarizarle con el nuevo sabor. Posteriormente, Arthur Guinness fabricó en 1759 en masa esta cerveza única en todo el mundo.

Otro motivo para visitar este interesante museo es el local de la última planta, el Gravity Bar. Desde aquí es posible disfrutar de una de las mejores panorámicas de Dublín, degustando al mismo tiempo una cremosa Guinness servida en dos tiempos, un lujo para los sentidos. Para muchos, el mejor lugar de la capital.

GRAFTON STREET
La arteria de Dublín y milla de oro se extiende al sur de la ciudad. La calle comercial más famosa de la ciudad es una serie de vitrinas donde compran las clases más adineradas y donde parece concentrarse toda la ciudad.

Puede que esta vía peatonal no sea apta para bolsillos sensibles pero, aún así, pasear por sus adoquines y contemplar la fauna capitalina y los excelentes músicos callejeros es imprescindible.

La anfitriona de esta avenida es la estatua de la popular Molly Mallone, vendedora de pescado del viejo Dublín que tuvo una muerte prematura y que ha pasado gloriosamente al subconsciente colectivo irlandés como uno de los símbolos de la ciudad. La canción homónima, dedicada a su mísera y corta vida, es interpretada a menudo en la calle y en los diversis pubs que pueblan la ciudad.

PARQUE DE SAINT STEPHEN'S GREEN
Utilizado antiguamente para flagelaciones públicas, horcas y hogueras, este espacio verde es un lugar de descanso donde almuerzan muchos irlandeses. La belleza del entorno, con estanques repletos de gansos y patos, es de cuento de hadas. Este parque se encuentra al final de Grafton Street por lo que es un buen sitio para descansar y olvidar lo material.

Otro rincón para el esparcimiento y el descanso es Phoenix Park, el verdadero pulmón verde de Dublín y un oasis de pastos y árboles. Cientos de dublineses se dedican a pasear y practicar deportes al aire libre en el mayor parque de Europa.

TRINITY COLLEGE
Es el hogar de las mejores mentes del país. Además, la universidad de mayor prestigio de Irlanda es un refugio excelente para escapar un rato del bullicio dublinés. Fundada en 1592 por la Reina Isabel I, ha acogido a personajes como Bram Stoker, Jonathan Swift y Oscar Wilde.

En pleno corazón de Dublín se encuentra este espacio de paz que deja atrás la agitación de la capital. En este lugar el Libro de Kells, un manuscrito iluminado elaborado cerca del año 800, conocido mundialmente por su belleza, se puede observar en la Old Library del recinto universitario.

TEMPLE BAR
Es turístico, vulgar y por la noche un santuario para borrachos, pero también una fuente inagotable de diversión y vida alegre. Es uno de los barrios más antiguos de la ciudad y ha pasado por buenas rachas y decadencia.

Actualmente, es un deber visitar sus numerosos pubs, tiendas fetichistas, restaurantes, galerías de arte y pequeños mercados. Destacan acá el Temple Bar Pub, uno de los más antiguos de la ciudad, concurrido por dublineses y turistas, y el Porter House, con varios pisos y música en vivo, además de una extensa oferta de cervezas de elaboración propia para degustar.

Este popular distrito limita en el norte con el río Liffey y una serie de puentes entre los que se encuentra el famoso Ha'penny Bridge, literalmente puente del medio penique, en referencia al monto que se tuvo que pagar hasta 1919.

CATEDRAL DE SAN PATRICIO
Según la tradición el santo patrono de Irlanda llegó a la isla principios del siglo V y expulsó a todas las serpientes.

Además, este misionero introdujo el cristianismo en la región. Es por ello que San Patricio cuenta con este templo bello y sencillo dedicado a su figura.

La Catedral se construyó sobre el manantial donde se cree que el santo bautizaba a los conversos.

EXCURSIÓN A LA MONTAÑA DE HOWTH
Los alrededores de la ciudad también merecen una visita. La península de Howth es una buena razón para escapar de la multitud y disfrutar del saludable aire marino.

Se puede llegar fácilmente con el ferrocarril rápido DART, en apenas media hora. Este apacible rincón irlandés cuenta con un homónimo pueblo de pescadores con algunos buenos pubs y excelentes puestos de "fish and chips" (Pescado frito con papas fritas).

Desde la montaña de Howth se accede a una panorámica privilegiada de Dublín y la bahía.

De vuelta a la ciudad, otro lugar interesante para visitar es Kilmainham Gaol, un rincón donde se escribió la historia del pueblo irlandés durante siglos.

Cualquier persona que quiera ir más allá de la superficie y comprender cómo se ha ido construyendo la Irlanda independiente debe visitar la cárcel de Kilmainham, que se ha convertido con los años en un monumento nacional. Este edificio albergó durante siglos tanto a presos políticos como a delincuentes comunes.

CIRCUITO DE PINTAS
Se dice en Irlanda que Dios inventó el alcohol para que los irlandeses no dominaran el mundo. Quizá es exagerado pero Dublín compite con Madrid en número de bares y ciertamente los pubs están en cualquier rincón en el país de la Guinness.

Son refugios excelentes para beber algunos vasos de cerveza o pintas con los paisanos dublineses, escuchar música en directo, conocer gente y hablar durante horas.

Se necesitaría un libro entero para narrar la historia de los pubs de Dublín. Sin embargo, para introducirse en esta faceta de la cultura irlandesa tan sugerente es suficiente con algunos nombres.

El O'Neill's es perfecto para empezar este singular recorrido. Es un antiguo y laberíntico pub de finales del siglo XIX, ubicado cerca del Trinity College, donde se puede degustar ostras y demás platos de la gastronomía irlandesa. Su ambiente lo forman estudiantes, agentes de bolsa y turistas.

Otro pub de obligada visita es el Stag's Head, construido en 1770 y remodelado en 1895. Sus magníficas vidrieras, candelabros, superficies de mármol y madera tallada llaman la atención de cualquiera. También sirve buena comida y cervezas negras, tostadas y rubias.

El Brazen Head, es otro lugar con encanto. Fundado en 1198, es el pub más antiguo de Dublín y allí se congregan estudiantes extranjeros, turistas y lugareños en busca de música tradicional y una buena Guinness. Para completar una rápida visita por los pubs más característicos, el siguiente destino es el Doheny & Nesbitt's, local inaugurado en 1867 como tienda de alimentos, hoy un escondite para políticos y periodistas y un buen rincón para conversar.

UN PASEO POR O'CONNELL STREET
En la avenida más importante del norte de Dublín se encuentran la estatua de James Joyce y la Central de Correos, cuyo papel fue fundamental en la independencia de Irlanda.

En esta avenida se encuentra el conocido como Spire o Monumento de la Luz, una aguja de 120 metros de altura que sustituyó a la Columna de Nelson. Su construcción, prevista para los festejos de cambio de milenio llegó tres años más tarde.

FESTIVAL DE SAN PATRICIO
Es la mayor expresión festiva del pueblo irlandés y es celebrada cada año en Dublín, en todo el Viejo Continente y en sus mares.

La festividad del patrón de Irlanda se celebra el día 17 de marzo, día grande del festival al que da nombre y que inunda la capital de espíritu festivo y carrozas.

Por otro lado, cada 16 de junio los admiradores de Joyce toman las calles para seguir el itinerario de Leopold Bloom por el Dublín de Ulíses.

Durante el Bloomsday se realizan lecturas y representaciones de las obras del escritor irlandés, la gente se viste al estilo de 1904, come gorgonzola (un queso italiano de mesa) y bebe Borgoña.

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