Histórico

El Constructivismo ruso se toma Londres con gran retrospectiva

La Galería Tate Modern expone el vanguardista trabajo de Aleksandr Rodchenko y Liubov Popova.

Fue el gesto de ruptura definitiva con la realidad como inspiración artística. El sentido utilitario, la pureza de las formas y el carácter científico marcaron la estética del constructivismo ruso, una de las escuelas de vanguardia de comienzos del siglo XX que mejor han sostenido el paso del tiempo.

Desde este jueves, la galería Tate Modern de Londres dedica una retrospectiva a dos de sus principales exponentes: Aleksandr Rodchenko (1891-1956) y Liubov Popova (1889-1924).

Nacido casi a la par de la Revolución Rusa, el constructivismo se nutrió del abstraccionismo geométrico que creó Kassimir Malevich y Vladimir Tatlin, entre otros, donde confluyó un extraordinario dinamismo y una fe utópica en la capacidad del hombre para transformar la vida, la sociedad y al arte desde sus cimientos.

El artista era para Popova (una obra en la foto) y Rodchenko una especie de ingeniero, que aplica sus materiales con la objetividad de un científico: de ahí que sustituyeran el concepto de "composición", con su componente subjetivo, por el de "construcción", método mucho más impersonal y despojado de cualquier elemento decorativo o superfluo. Uno de sus rasgos fue su acercamiento al diseño, el fotomontaje y el collage, donde buscaban acercarse al concepto de producción industrial, acorde a los tiempos revolucionarios.

Resulta especialmente interesante el diálogo que Rodchenko establece en algunas de las obras expuestas por ejemplo en la Abstracción de 1920 o en su Composición número 11 con otra de las grandes influencias de los constructivistas: Wassily Kandinsky.

Rodchenko empezó a investigar la línea como único elemento esencial de la obra de arte al considerar el color, el tono, textura y superficie como mera decoración o técnicas válidas únicamente para imitar el mundo de los objetos reales.

Como señala la comisaria de la exposición londinense, Margarita Tupitsyn, en determinado momento ambos artistas renunciaron a la pintura, posición que dieron a conocer organizando en Moscú en 1921 una exposición titulada 5X5=25 (con otros tres artistas: Varvara Steponova, Aleksandr Vesnin y Alexandra Exter), que debía ser la transición desde ese medio tradicional a otros como el diseño gráfico, la moda, el teatro, la fotografía y el cinematógrafo.

De esa exposición data el gesto más iconoclasta de Rodchenko, su tríptico monocromo que el artista describió así: "Llevé a la pintura a su conclusión lógica al exhibir tres lienzos  rojo, azul y amarillo. (..)Colores básicos. Cada plano es un plano y ya no habrá más representación".

En uno de los vivos debates organizados con aquel motivo, el crítico Osip Brik propuso que, una vez rechazada de una vez para siempre la pintura de caballete, lo que debían hacer los artistas era dedicarse a la producción industrial.

En 1921, Rodchenko se alió con el poeta futurista Vladimir Mayakovsky y, en el marco de la Nueva Política Económica de Lenin, que permitió a la empresa privada operar a escala limitada, comenzó a realizar trabajos publicitarios.

Rodchenko y Popova aplicaron entonces los principios constructivistas y las técnicas innovadoras como el fotomontaje tanto en el diseño de libros y revistas como en la publicidad y la propaganda política o educativa.

Los dos creadores abandonaron sus estudios y participaron en la reorganización de la vida cotidiana y los espacios públicos, contribuyendo a una gran variedad de proyectos que van desde el diseño de textiles y vestidos para la producción masiva hasta los decorados y figurines para el teatro.

Uno y otro diseñaron además modelos de muebles, lámparas e incluso quioscos de prensa. En el caso de Rodchenko, la Tate ha recreado su Club de Trabajadores para la Exposición Internacional de Industrias Decorativas e Industria Moderna (París 1925).

En ese moderno y limpio espacio, el confort burgués es sustituido por el funcionalismo geométrico del mobiliario, que va desde una mesa roja de ajedrez con los correspondientes asientos para los dos jugadores, hasta expositores de revistas, fotografías o documentos y una pantalla de cine, todo lo cual iba a influir en otros grupos de vanguardia como la Bauhaus alemana o De Stijl holandés.

La última parte de la exposición de la Tate documenta la dedicación de Rodchenko a la fotografía: sus imágenes más icónicas, caracterizadas por sus inusuales ángulos de visión figuran en todas las antologías de ese medio y su uso innovador de las luces y la sombras influyó en el cineasta Serguéi Eisenstein.

Rodchenko fue también responsable de los títulos de crédito de los documentales Kino Pravda (Cine Verdad), de su compatriota Dziga Vertov, así como de la dirección artística del filme Moscú en Octubre (1927), de Boris Barnet, que se proyectan durante la exposición.

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