El curioso caso de James Taylor y el primer número uno de su carrera
Con su nuevo trabajo, el cantautor de 67 años se ubicó por primera vez en la cima del Billboard.

Era un triunfo que ni el propio James Taylor había pronosticado. Así al menos lo reconoció el cantautor de 67 años en un video que subió hace un par de días a su página de Facebook, donde con su sencillez y su boina características, agradeció a sus fanáticos por ayudarle a alcanzar uno de los grandes hitos que le faltaban a su exitosa carrera artística. "Sinceramente nunca esperé esto. Es una experiencia totalmente nueva para mí", dice en el clip el músico estadounidense, que tras casi medio siglo de trayectoria discográfica alcanzó, por primera vez, el número uno del Billboard 200, el ranking que establece los álbumes más populares de cada semana en el mercado norteamericano.
Tras siete años de silencio discográfico, y más de una década sin presentar material original -en 2008 editó un álbum de covers- el músico de Boston lanzó la semana pasada Before this world, disco de diez canciones con el sello histórico de Taylor, uno de los íconos del rock suave y las baladas introspectivas y acústicas desde fines de los años 60. Y aunque su currículum anota millones de álbumes vendidos y cinco premios Grammy, pocos pudieron prever que este flamante trabajo superaría en el listado a lo nuevo de estrellas actuales como Taylor Swift y Adam Lambert.
El particular caso de Taylor, que desde 1988 no aparecía entre los 100 primeros puestos del Billboard, ha agudizado un incipiente debate al interior de la industria discográfica. Y es que las 96 mil copias que ha vendido hasta ahora Before this world generan dudas sobre el método que se utiliza actualmente para elaborar este tipo de rankings.
Al de Taylor se suman otros ejemplos recientes de éxitos inesperados de artistas lejos de la cima de sus carreras. Los últimos álbumes de Tom Petty, Tony Bennett y hasta de Weird Al Yankovic son otros número uno que han sembrado interrogantes, no sólo por su volumen de ventas, sino además por el escaso tiempo en que se han mantenido en el tope del listado.
Uno de los principales cuestionamientos tiene que ver con los cambios en el consumo de música a partir de la era de internet y del streaming. No por nada, a fines del año pasado Billboard anunció que cambiaría sus patrones a la hora de medir popularidad. Y aunque ahora la venta de diez canciones en el mercado digital, así como la reproducción online de 1.500 temas de un mismo álbum, equivalen a la venta de un disco físico para dicha compañía, para muchos lo ocurrido con James Taylor es una señal de que los indicadores y listados no están en sintonía con los hábitos de los consumidores.
En un reportaje reciente de la revista The Atlantic, se desliza una teoría: en Estados Unidos, quienes aún compran CD y discos completos tienden a ser hombres blancos y mayores, quienes salen en masa a adquirir lo nuevo de artistas como Bob Dylan, Bruce Springsteen o el mismo Taylor.
Esto, además, explicaría el corto tiempo que se mantienen estos álbumes en el número uno de los rankings, en comparación a lo que ocurre con el material de estrellas pop como Beyoncé, Justin Timberlake o Adele. “En otras palabras”, señala el artículo, “bien por James Taylor y su primer disco en el número uno, pero se trata de un día soleado que pronto terminará”.
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