El duro entrenamiento al que son sometidos los pasapelotas de Wimbledon
La inducción a los jóvenes que estarán en el certamen inglés dura cerca de cinco meses. Sprints, flexiones y saltos marcan la preparación.

Trabajan con la precisión de un reloj suizo y hacen gala de una disciplina típica de un comando especial: desde hace 93 años, niños y niñas asisten a las estrellas del tenis sobre el césped de Wimbledon. Su entrenamiento es duro, pero la elección es aún más rigurosa.
Apostados en ocho largas filas, los brazos cruzados en la espalda, la mirada fija hacia adelante, postura tiesa e inmóviles por completo: ése es el aspecto que ofrecen los alcanzapelotas a pocos días de que lleguen a Londres las mejores raquetas del mundo.
El entrenamiento es cada vez más duro según se avecina el torneo. En la sala de prácticas al borde la pista central, los chicos y chicas, con número de identificación en la camiseta, bien podrían pasar por reclutas del ejército de Estados Unidos.
Cuando el próximo lunes comience la 93 edición de Wimbledon todo tiene que salir a la perfección: Rafael Nadal, Serena Williams, Roger Federer o Novak Djokovic quieren toallas, botellas de agua y pelotas. En cada pausa, en cada juego.
Cuando las cámaras de televisión enfocan a los alcanzapelotas de Wimbledon estos dan a menudo la impresión de ser un poco como pequeños soldados. La postura, de estilo militar, es en realidad el resultado de casi cinco meses de duro entrenamiento.
Los muchachos y muchachas de entre 14 y 18 años aprenden no sólo a hacer rodar la pelotas a la perfección y a correr hacia los jugadores con una toalla en la mano. Al final de la preparación saben marchar todos al mismo paso y que cada frase dirigida a los jugadores ha de terminar con un "Sir" o "Miss".
La selección es rigurosa. Sólo unos 250 de los mil aspirantes logra entrar en las pistas de Wimbledon. Y todo comienza en una sala de entrenamientos: sprints, flexiones y saltos delante de un entrenador. Los alumnos llevan números que son nombrados de modo constante por el preparador. "63, estire más los brazos".
"En las últimas semanas antes del torneo todos están más tensos", dice Sarah Goldson, desde hace dos años entrenadora de los alcanzapelotas. Junto con otros cinco preparadores recorre el borde de las pistas, armada con papel y lápiz y anotando cualquier tipo de falta.
"Lo que queremos es buena condición física, buena concentración, conocimientos básicos sobre el juego y, naturalmemte, buena técnica en hacer rodar y lanzar las pelotas", asegura Goldson. Esas habilidades se entrenan una vez por semana durante dos horas y media.
No obstante, no todos son aficionado al tenis. "Me gusta ese deporte pero no lo he jugado nunca" admite Dylan, un muchacho de 14 años. "Pero es simplemente un honor estar en la misma pista con jugadores como Roger Federer o Rafael Nadal".
La elección de los chicos y chicas se efectúa en 29 escuelas cercanas a Wimbledon. "Ser un niño o niña recogepelotas da mucho prestigio y puede ser también un trampolín", asegura Goldson. "Se trata de disciplina".
Cuando el entrenamiento concluye, los 50 adolescentes se van a casa. Al igual que otros escolares hacen sus deberes o se reúnen con amigos. El lunes, ante miles de espectadores, Goldson encabezará la fila en la que saldrán todos a la pista central de Wimbledon.
"Es mi momento de mayor orgullo", admite la entrenadora. Ni que decir de los chicos.
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