Histórico

El estelar de estelares chileno cumple 20 años

Fue un 16 de octubre de 1995 cuando partió el primer capítulo de Viva el lunes en el estudio 3 de Canal 13. Hoy, dos décadas después, Cecilia Bolocco, Álvaro Salas, Kike Morandé y sus realizadores revisan el origen y la vigencia de la exitosa fórmula creada por Gonzalo Bertrán.

“Viva el lunes es la plaza del pueblo. Donde todos se reúnen y donde todo sucede”, dijo alguna vez Rodrigo “Pájaro” García, uno de los productores del espacio que, animado por Cecilia Bolocco, Alvaro Salas y Kike Morandé, llegó a las pantallas de Canal 13 un 16 de octubre de 1995, dirigido por el hoy mítico Gonzalo Bertrán. Una jugada que buscaba devolverle la gloria estelar al canal tras la caída de Martes 13 en manos de Mea culpa (TVN), pero que terminó siendo tanto más que eso: Viva el lunes, desde 1995 a 2001, se instaló en la historia de la televisión chilena como el estelar de los estelares, superando los 50 puntos de rating y dando cátedra de cómo se haría televisión en las siguientes décadas.

“Antes del programa venía un concepto, se copiaba y luego se hacía”, recuerda Cecilia Bolocco, la última de los tres animadores en sumarse al proyecto: “Esto fue romper esquemas. Ahí, comenzó una nueva televisión, donde había que innovar. Y había que hacerlo con pasión”. Por el espacio, en un país en pleno boom de los 90 y efervescente de la nueva democracia, pasaron invitados como Claudia Schiffer, Jean-Claude Van Damme, Sophia Loren, Julio Iglesias y más.

Era un modo de hacer televisión distinto al estelar hiperformal tipo Martes 13, o a la conversación uno a uno de Noche de ronda -otras dos creaciones del fallecido Bertrán- y cuyas lecciones siguen hoy en pantalla. Se podría trazar una tesis: de que Primer plano (CHV) le debe a Viva el lunes el inicio de la farándula, al juntar a Marcelo Ríos con Patricia Larraín o a Iván Zamorano con Daniella Campos; o que Vértigo (C13) le adeuda el esquema del panel de invitados conversando -aunque con claves de eliminación, herencia del reality-; y el género del docurreality tiene en sí mismo aquella sensación de que “en cualquier momento, algo puede ocurrir y sacar a las personas de su zona de confort”, según palabras de Juan Pablo González, brazo derecho de Bertrán en la dirección desde 2000, y hoy en la plana ejecutiva de Chilevisión.

Bertrán es quizás el emblema de la obsesión de los 90 por el rating minuto a minuto, algo que, a pesar de algunos detractores, sigue replicándose hasta hoy.

Lunes, otra vez

Del primer capítulo, Cecilia Bolocco recuerda que el canal tenía muchas expectativas. Alvaro Salas se acuerda que entre los invitados estaba Julio Martínez y Tonka Tomicic, y que se pensaba que era una locura hacer un programa de conversación con tres animadores y, además, tener invitados. Muchas personas al mismo tiempo. Se trataba de un formato innovador, con 16 invitados por jornada y que duraría tan sólo 10 capítulos. Ese fue el motivo por el cual Bolocco volvió a Chile para hacerlo, pero que luego la mantuvo en el país por cerca de seis años gracias a un éxito de audiencia que, a ojos de Kike Morandé, se debió a lo que significó el espacio: “Viva el lunes es el programa más variado de la TV chilena. Todo andaba de maravilla. Es irrepetible. Un programa netamente de entretención con algo de periodismo, a diferencia de Martes 13 que era un musical convertido en un programa de TV”, explica. El hoy animador de Mega, añade: “Nunca más vamos a volver a tener la cantidad de invitados que tuvimos la suerte de conocer: ni Viva el lunes ni Martes 13 serían viables hoy. En la televisión hoy ya no existe la novedad. Uno tiene que llevarle la novedad al espectador”.

Morandé estuvo desde la génesis del programa de los lunes, y Juan Pablo González destaca que el animador aprendió de Bertrán y su escuela el modo de aprovechar las situaciones. Por ejemplo, tomar el éxito de la teleserie colombiana Yo soy Betty, la fea para realizar una parodia: Yo soy Chechi, la fea, con Bolocco como el personaje de Ana María Orozco. “Kike es un desordenador de programas, es la informalidad misma. El Kike despeinó la TV chilena y le puso ese ingrediente”, destaca Alvaro Salas.

Morandé fue, además, una de las dos mitades del romance más comentado de la época, junto a su compañera de panel, Cecilia Bolocco. Un ingrediente que hizo estallar los comentarios sobre el espacio, y un tema sobre el que ambos rara vez hablan hasta el día de hoy.

“Con la llegada de la democracia, ya en el año 95, venía un cambio en la TV. En cómo los animadores se paraban frente a la cámara. Viva el lunes tenía esa dinámica, Menos rígida. La música salía de la conversación y luego se seguía”, explica Alexis Zamora, actual director de programación de Canal 13, y quien llegó a hacer su práctica al estelar. “Creo que fue el primer programa en producir esta apertura a una televisión más cercana y dejaba de ser una televisión tipo show. Lejana”, agrega.

“Otra de las virtudes del espacio fue su transversalidad”, continúa Salas. “Fue un placer culpable. Al principio, la gente decía ‘yo no veo este tipo de programas’. Pero si no lo veías te quedabas sin nada que conversar en la oficina, desde el ABC1 hasta el C3. Y veías en el panel a magos,  políticos, a la actriz de moda”.

Sostenido sobre libretos de 70 páginas en los que se creaban las situaciones -dejando todo el programa bien armado para luego improvisar-, en las reuniones de pauta Bertrán negociaba frente a todos con los representantes de los artistas. En la reunión había profesionales adultos, jóvenes, de varias realidades sociales, tratando de apuntar a una televisión lo más amplia y menos segmentada posible. Estaba la primera fila -los con más voz- y la gradería, donde estuvo sentado tanto Alexis Zamora  como Juan Pablo González , aunque éste ríe y dice que por poco tiempo, antes de ser el primero en tener la oportunidad de dirigir segmentos por su cuenta en medio del omnipotente método de Bertrán.

“Gonzalo siempre estaba desafiándose”, recuerda Cecilia Bolocco, quien cumplía un rol de liderazgo entre sus dos pares desordenados -sus “tarjetazos” a los compañeros de panel son parte de la historia televisiva pop nacional- y en quien Bertrán depositaba los aspectos más serios de la conducción. “Le pedía al Kike y a Alvaro que no interrumpieran. Era la única que podía pasar del jolgorio y la risa desbocada a algo más delicado”, dice la ex Miss Universo. Y sobre Bertrán, agrega: “De él aprendí algo muy potente que me quedó grabado a fuego. Él no celebraba ni siquiera los 63 puntos de rating. Nos íbamos al Tip y Tap y él ya estaba imbuido en el próximo programa. Diría que casi sufriendo en vez de estar festejando. Recuerdo una y otra vez la sensación de pensar ‘¿cómo ponerlo feliz?’. Y él decía: “Nosotros tenemos el problema más grande: renovarnos en el éxito. Ser mejores, y mejores y mejores y mejores”.

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