El legado y los proyectos inconclusos que deja Margot Loyola
Un documental biográfico y cuatro nuevos libros, además de encuentros con músicos jóvenes, ocuparon a Loyola en sus últimos días.

Quienes la conocieron coinciden: Margot Loyola siguió trabajando con el mismo entusiasmo hasta los últimos días, e incluso más de algún proyecto quedó pendiente para la incansable recopiladora, folclorista e investigadora nacional de 96 años.
Además de sostener la dirección artística del grupo Palomar -conjunto de proyección folclórica que creó junto a su marido Osvaldo Cádiz en 1962-, y de presentar estudios como 50 danzas tradicionales y populares en Chile (2014) y el disco doble Otras voces en mi voz (2010), Loyola continuaba trabajando en próximos lanzamientos. Entre ellos, cuatro libros que serán editados de manera póstuma, según confirma el propio Cádiz.
Se trata de un volumen dedicado a los juegos tradicionales chilenos, uno centrado en las andanzas de la propia artista en Chiloé y otro sobre danza que sería complementado con un DVD. A esto se suma una biografía de la investigadora construida en base a textos de periodistas, desde el año 39 a la actualidad.
En febrero pasado, en tanto, la directora Alejandra Fritis terminó de grabar El sonido del tiempo, el que se espera sea el documental definitivo de la vida de la artista. “Para mostrar su verdadera dimensión decidimos hacerlo como viaje por distintos lugares de Chile. De hecho, produjimos el reencuentro de Margot con sus maestros y con hijos de los cultores tradicionales”, cuenta la autora, que comenzó a registrar el filme hace diez años, y pretende estrenarlo en 2016.
Puertas abiertas
Pero además de los libros, discos y partituras, buena parte del legado que deja Margot Loyola se registró en su propia casa, donde por años tuvo las puertas abiertas para recibir a quien quisiera pedirle un consejo o conversar o cantarle una canción. Es el caso de Gepe, quien entre 2012 y 2014 visitó en diversas ocasiones a la pareja en La Reina. “Estaba muy viejita, pero estaba mas viva que todos juntos. Su energía, sus ojos y su paila estaban funcionando al mil por ciento”, cuenta el solista.
Quien también frecuentó la casa de la folclorista, desde 2009, fue la cantautora nacional Natalia Contesse, quien se declara “eternamente agradecida” por esos encuentros. “Me mostró fundamentalmente el mundo de la tonada, afinaciones de guitarra... son conocimientos que no se enseñan en ninguna universidad, así que ella fue una verdadera institución”, cuenta.
Las puertas del hogar de los Loyola-Cádiz no sólo estaban abiertas para los artistas ligados al folclor. Según detalla Contesse, la maestra solía comparar elementos de la cueca y la tonada con el hip hop, una analogía que se tradujo en la colaboración entre Loyola, Gastón Gabarró (ex Makiza) y Lulo Arias (Legua York) para el disco Otras voces en mi voz.
“Todo lo que hacía era por amor a la música, y estaba muy enterada. Me dijo que le gustaba Gepe y Camila Moreno”, rememora Mariana Montenegro, del dúo electro pop Dënver, quien se reunió con la pareja el año pasado. La cantante, además, recuerda que por esos días Loyola estaba trabajando en una investigación sobre los afroamericanos en el folclor chileno.
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