Histórico

El valle de Colchagua no sólo vive de vinos

<img height="16" alt="" width="60" border="0" src="http://static.latercera.cl/200811/193728.jpg " /><br /> Su nuevas atracciones se han unido para ofrecer un interesante recorrido lleno de tradiciones, buena gastronomía y, sobre todo, relajo.

Sentados frente al huerto orgánico que Mirta Núñez ha armado con dedicación, dudamos qué pedir. La carta suena tan novedosa como tentadora: catuto con amancay; locos en su concha; mote de maíz, papas y charqui; pastel de choritos; corvina rellena con puré de zanahorias con avellanas y papas al estragón, entre otros platos. Estamos en la terraza del restaurante Mistela, uno de los más recientes chiches de esta arquitecta y empresaria gastronómica instalada en Colchagua –dueña del Panpan Vinovino y de la tienda gourmet Cosas Ricas de Colchagua, todos en Cunaco– y la verdad es que, sea cual sea la elección, este almuerzo tendrá más que ver con las experiencias relacionadas con la historia de lo que comeremos, que con la comida en sí. El concepto del Mistela no deja de ser innovador, aunque precisamente rescata el pasado.

Mirta, la destacada antropóloga Sonia Montecino y la chef Pilar Larraín se unieron para, primero, investigar y encontrar las raíces de la cocina chilena, en un trabajo largo y serio. Y el Mistela es el resultado de ello: un sitio rústico pero, por sobre todo, acogedor y de buen gusto. Suelo de tierra, muros de adobe y muebles simples crean el marco perfecto para adentrarse en los misterios de lo que han llamado Cocina Chilena Histórica y que pasa por productos orgánicos y frescos, varios salidos de la propia huerta. La carta se ha trazado marcando tres grandes diferencias temporales y culturales: Prehispánica, Colonial y Republicana.

"Quisimos remontarnos hasta antes de la llegada de los españoles ya que, a pesar de lo poco que se sabe al respecto, sí existía una cocina chilena antes de la Conquista", dice Mirta. Por ello, la carta prehispánica abarca productos autóctonos como zapallo, quínoa, choclo, charqui y frutos del mar.

Lo que siguió a la conversación con Mirta fue un cultural pero, por sobre todo, placentero patache.

CABALLOS Y MÁS
Hasta los cuidados terrenos de la Viña Viu Manent vinimos a conocer el proyecto que, desde 2004, tienen montado Rodrigo Muñoz y su mujer, Roxana Díaz. Y eso de montado no sólo es una expresión sino algo literal, ya que su club ecuestre ha echado raíces en estas tierras fértiles. Esta familia de equitadores –el hijo de 13 años ha sido campeón nacional– ha podido compatibilizar clases y turismo. Así, enseñan equitación a grandes y peques durante todo el año y pasean a turistas por los senderos de la viña en tours ecuestres que tienen como sello diferenciador a hermosos caballos chilenos.

"Para niños es ideal, porque utilizamos los caballos más mansos, los mismos que usamos para enseñarles a montar a los más pequeños", explica Roxana, quien además tiene a su cargo el grato Café de la Viña, donde los visitantes terminan disfrutando de un jugo o un espresso.

Hay varios tours, dependiendo del interés de los clientes o del tamaño del grupo, aunque, por lo general, no superan las seis personas. "Y la intensidad también dependerá de si el turista sabe cabalgar o si prefiere una excursión más al paso, en medio de los viñedos", dice Rodrigo, quien además de acompañar a los visitantes, los sumerge en el mundo de las vides y la producción.

DULCE VIDA
La que fuera hasta fines de los 70 la lechería de la Hacienda Peralillo hoy es la pastelería Misia Anita E. Su dueña, Yolanda Correa, se ha preocupado de rescatar la repostería colonial y, además de proveer de materias primas a supermercados y tener una línea de dulces y pasteles, ofrece –previa reserva– una bien montada y contundente once a la chilena, novedosa alternativa para turistas. "Y con té, de la misma manera que se hacía en las antiguas haciendas. Una once bien servida, con pan amasado, dulces chilenos, alfajores, bizcochuelos, tortas y productos de fina repostería. Los alfajores son pura yema uslereada a mano, se deshacen en la boca".

Tenemos ante nuestros ojos dulces con manjar, los llamados "príncipes", rellenos con huevo mol; merengues con manjar; la torta Misia Margo que es de huevo mol y castaña; la torta Misia Anita que es de panqueque, crema de naranja y merengue, o la tradicional torta de merengue con lúcuma y crema. Ante nuestras caras de no dar más, Yolanda con su voz suave nos dice: "Lo que uno no alcanza a comer, se lo lleva". Después se puede recorrer la pastelería y ver el proceso de elaboración. Hay venta al detalle de dulces, pasteles, mermeladas, jarabes y sorbetes.

COLCHAGUA CON NIÑOS
Si viene al valle con niños, sin duda uno de sus paseos favoritos será a la Lechería Los Maitenes, fundo productor de quesos frescos y maduros, manjar y de las que, ciertamente, son unas de las mejores calugas de dulce de leche que hayamos probado en años. Está en Marchigüe y es una granja de secano costero, donde se percibe a simple vista la diferencia de paisaje y vegetación con respecto al resto del valle. Empresa familiar, aquí Patricia Cornejo recibe a los visitantes en la tienda junto a la carretera y donde se pueden comprar todos sus productos: quesillo fresco; quesos frescos con hierbas, con merquén y pimienta negra; también quesos maduros, miel, manjar blanco; novedosas mermeladas, desde limón a otras más arriesgadas como brócoli-naranja, pimentón rojo y verde, espinaca con almendras tostadas, betarraga con nuez o de cepas de uva: merlot, syrah o cabernet sauvignon.

¿Y qué tienen que ver los niños? No sólo por los dulces, sino porque Los Maitenes realiza visitas guiadas para conocer su proceso productivo. Así, los pequeños podrán aprender cómo se elabora el manjar casero, cómo se cuaja la leche o se hacen los moldes para los quesos. Pero donde más disfrutarán será en los corrales, dándoles mamadera a los terneros, alfalfa a las enormes vacas lecheras  o granos a las aves, ya que hay avestruces, gansos  y gallinas. Si bien los clientes pueden entrar al fundo a ver los animales, los tours guiados son los que permiten un contacto mayor y, lo mejor, permiten disfrutar de una degustación de quesos y frutos secos con jugos de frutas. Las visitas guiadas son con reserva al teléfono 9-4483 610.

LOS HOTELES Y LA VARIEDAD
Una gran oferta hotelera se ha sumado al valle. El factor común en ellos es que, como cuentan con pocas habitaciones, pueden asegurar un servicio absolutamente personalizado. Acá los visitantes no son reconocidos por el número del cuarto, sino por su propio nombre. Además, está su dueño atendiendo.

Tuvimos la suerte de ser los primeros pasajeros de Santa Filomena de Cunaco, un bed & breakfast que es un verdadero lujito en la zona: recién instalado, es una bella casona de apenas cuatro habitaciones, todas amplias, sumamente iluminadas, de muros blancos y muebles señoriales que combinan perfectamente con cuadros contemporáneos. Cuenta con piscina, terraza y una hermosa vista hacia el valle de Apalta y a los viñedos que rodean la casa. Los desayunos son contundentes y sabrosos. Si bien están partiendo, ofrecen cabalgatas por el río Tinguiririca hasta Apalta. En el corto plazo contarán con un pequeño spa y con servicios de masajes a la habitación. Habitaciones desde US$100 más IVA.

Muy cerca, en Paniahue y justo en el kilómetro 40 de la Carretera del Vino está otro hotel muy reciente: Casa de Campo. Se trata del cómodo establecimiento de Armando Correa y su mujer, Virginia García, inaugurado en enero pasado. Cuenta con 11 amplias habitaciones, algunas con altillo y una tercera cama. "El hotel lo levantamos con materiales de demolición. Usamos durmientes, puertas y maderas de antiguas casonas y quisimos que el estilo campestre estuviera presente en cada rincón. Mi señora decoró todo con muy buen gusto; de hecho, han venido decoradores profesionales a conocerlo y preguntan quién lo hizo. Cuando digo que fue Virginia y que ella no es decoradora, le mandan felicitaciones", dice su propietario orgulloso.

El hotel utiliza paneles solares para calentar el agua y calefaccionar sus instalaciones. Todas las habitaciones miran al campo y posee piscina. Desde $60.000 más IVA.

En Barreales, a la salida de Santa Cruz y muy cerca de uno de los mejores restaurantes de la zona –la peruana Casita de Barreales– está el Parador de la Viña. Abrió en 2003 y es una antigua casa de inquilinos remodelada. Tiene seis habitaciones y destaca por sus corredores, sus espacios comunes para la lectura, el relajo y por su emplazamiento campestre, rodeado de parronales que atraen a numerosos extranjeros. "La mayoría sale a recorrer, les encanta caminar, estamos a 15 minutos a pie de Santa Cruz", dice su propietaria Cecilia Torres.

El cuarto integrante de esta selección de hoteles boutique es Entre Viñas, en Nancagua, una casona señorial de estilo chileno, con muebles antiguos, grandes lámparas y un enorme comedor del siglo 18 donde se disfruta del desayuno. Tiene seis habitaciones, piscina y cálidos corredores que la rodean y donde es posible desayunar, disfrutar de un vino o simplemente descansar. Desde $52.600 más IVA.

La verdad es que son numerosos los atractivos de la zona. Casonas, museos algo escondidos, pueblos que parecen sacados de un cuento costumbrista. Quien viene a Colchagua en auto propio, no puede perderse un recorrido por Población y Pumanque, dos pueblos tan simples como atractivos, de una arquitectura chilena que asombra, con sus fachadas coloridas y corredores interminables que permanecen imbatibles frente al paso del tiempo. Tampoco saltarse el Museo de El Huique, una reliquia que pocos conocen y que vale la pena. Está en manos del Ejército, lo que sin duda complota en que se difunda como merece, pero esta casona perteneciente a ex presidentes e influyentes protagonistas de nuestra historia, debe ser visitada. www.museoelhuique.cl

GUÍA DEL VIAJERO
- Programa 1:

Una noche, $65.000 por persona (habitación doble) en hotel boutique a elección, desayuno, un almuerzo a la carta en restaurantes Panpan Vinovino o Mistela, una entretención a elección.

- Programa 2:
Una noche, $85.000 por persona, hotel a elección, desayuno, dos almuerzos o cenas a la carta, dos entretenciones a elección.

Informaciones: Teléfono (72) 858059, www.colchaguatradicional.cl

- Panpan Vinovino, cocina con productos locales, www.panpanvinovino.cl
- Onces Misia Anita. Teléfono (72) 861181.
- Lechería Los Maitenes, Camino Pichidegua- Marchigüe. Teléfono 9-94483610.
- Tours ecuestres en Viu Manent. Teléfono 9-8471751, clubecuestre@viumanent.cl
- Tienda Cosas Ricas de Colchagua, abierto de 11:00 a 23:00. Teléfono (72) 858059.

- Dormir:
1. Santa Filomena de Cunaco, Carretera del Vino Km 32, Cunaco. Teléfono (72) 858691, www.santafilomenadecunaco.cl
2. Hotel  Casa de Campo, Carretera del Vino Km 40, Cunaco. Teléfono 9-7416927, 9-7440853, www.hotelcasadecampo.cl
3. Parador de la Viña, Camino Los Boldos s/n, Santa Cruz. Teléfono (72) 825788. www.paradordelavina.cl
4. Hotel Entre Viñas, San Gregorio s/n, Nancagua. Teléfono (72)858325, www.entrevinas.cl.

- Nueva bodega que se abre el turismo:
La Viña Los Vascos, en Peralillo, realiza visitas guiadas y también de manera bastante personalizada, permiten recorrer las plantaciones y bodegas de esta casa vitivinícola y finalizar con una cata de su línea de vinos varietales y reserva. Consultas al teléfono 8-9230460, con Verónica Benavente. www.vinalosvascos.com

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