Histórico

¿Era inevitable el 11 de septiembre de 1973?

Al momento del Golpe, alrededor del 60% de los chilenos lo apoyaron, aunque muchos sin gran entusiasmo. El gobierno de la UP estaba agotado; las cifras de crecimiento, inflación, desabastecimiento, pero más que todo eso, la anarquía social y política, el desgobierno y el caos administrativo y político, no daban para más. Chile estaba dividido en dos sectores irreconciliables.<br><br>

ME PARECE que antes de entrar en reflexiones más complejas, es necesario distinguir entre el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y la dictadura posterior. Creo que el "golpe" en septiembre (o quizá algunos meses después) era probablemente inevitable, y digo probablemente, porque en la historia no existen verdades taxativas ni sucesos que han de darse fatalmente. Siempre puede haber una variable interviniente que altera su curso. Pero "sí  era  evitable" la terrible y larguísima dictadura militar que siguió y que fue la que dejó el trauma a todos los chilenos.

La dictadura fue mucho más terrible y es más recordada que el golpe. Creo que al momento de éste, cerca de un 60% de los chilenos lo apoyaron, aunque muchos sin gran entusiasmo. El gobierno de la UP estaba agotado; las cifras de crecimiento (o mejor dicho decrecimiento), inflación, desabastecimiento, pero más que todo eso, la anarquía social y política, el desgobierno y el caos administrativo y político, no daban para más. El sectarismo de los partidarios del gobierno, y también de oposición, era infinito. Chile estaba dividido en dos sectores irreconciliables, más allá de cualquier acuerdo. Hay que haberlo vivido para afirmarlo de modo tan tajante.

En esas circunstancias, que el secretario general del PS, Carlos Altamirano, se juntara con suboficiales y marineros en servicio activo previniéndolos que la oficialidad iba a intentar un golpe de Estado, y después, el reconocerlo públicamente  en el Estadio Chile, fue lo que gatilló el golpe. Se nota que Altamirano, el mismo Allende, y en general el mundo de la UP no conocían a la FF.AA. chilenas.

Yo algo las conocía por lecturas y porque había hecho el servicio militar en la Armada hacía algunos años y sabía que su espíritu de cuerpo era muy sólido, y que el anticomunismo era una verdadera cultura, casi una religión. Intentar dividirlas era algo casi imposible, como quedó demostrado el 11 de septiembre. Fueron muy escasos los uniformados que se opusieron al golpe.

En cuanto a los civiles, tampoco sorprende que la mayoría del país recibiera con banderas chilenas la acción militar. La mayor parte de la población estaba agotada por la anarquía y la incertidumbre. También es comprensible que durante los dos o tres primeros días hubiera un número considerable de muertos. La UP o sus admiradores "desde afuera", como el MIR, estaban por la lucha armada y muchos así la intentaron. Hubo cantidades de muertos entre los que se opusieron al golpe por las armas y otro número, mucho menor, de militares. Hubo también asesinatos por odio.

¿Que era posible un plebiscito, que planteaba Allende como alternativa? ¿Cuál era el mecanismo jurídico que lo avalaría? ¿Era posible hacerlo en el estado caótico de Chile de septiembre de 1973? Tomemos en cuenta, además, otras circunstancias. ¿Se respetarían los resultados estando las pasiones como estaban? En fin, ¿estaba Allende dispuesto a renunciar si lo perdía?

El hecho es que el golpe se dio, Allende murió, y con él su gobierno; y la historiografía se hace con lo que fue y no con lo que pudo ser. Pero hasta aquí llega lo que puede comprenderse. Después del 18 o 20 de septiembre comienza otra etapa. Se abandonó la  búsqueda de la democracia y ésta pasó a ser considerada como la matriz de los males de Chile.  ¿Por qué? La principal razón es que Pinochet se había afirmado en el mando supremo, consecuentemente con el status jerárquico de nuestras FF.AA. y no quería volver a una democracia como se había prometido en el Bando Nº 1 . A Pinochet se le abrió el apetito de ser un segundo fundador de la República, un nuevo O'Higgins. Este cambio obedeció a razones personales como lo hemos dicho en otra parte, pero también a la acción de la derecha política, donde fueron importantes dos grupos: el primero fue el grupo ultranacionalista "Patria y Libertad", que rodeaba a Pablo Rodríguez y Roberto Thieme, y más en la penumbra, Gonzalo Vial (autor del "Libro Blanco"), Federico Willoughby y otros. Pero el segundo, que demostró bastante más capacidad, lo integraban Jaime Guzmán (que entró al gobierno de la mano de Leigh) y muchos políticos de la derecha tradicional. Pero en este grupo el importante era Guzmán y sus "gremialistas".

En esas condiciones, Pinochet, a pesar de haberse plegado al golpe en los últimos días, entró en  una postura  que fue madurando en las semanas posteriores al golpe. No quería saber de nada que se interpusiera entre él y el poder absoluto sobre Chile. De allí su asociación con Contreras, y de allí que aprobara los fondos para hacer de la Dina y después CNI, la mano de hierro que se abatió sobre los chilenos, prolongando muertes, torturas, exilios y toque de queda por muchos años. En el caso de las muertes, hasta fines de la década de 1980.

Además, las  voces interesadas entre la derecha política a que recién nos referimos, pero también entre los propios militares que tenían una pugna con la DC desde el  "Tacnazo", y a la que responsabilizaban de sus bajos sueldos y de que mirasen el mundo castrense con desprecio. La acusaban, además, de haber pavimentado el camino al régimen socialista. De modo que  tomaron la declaración oficial de la DC, firmada por su presidente Patricio Aylwin (la que justificaba el golpe pero no expresaba un apoyo franco o incondicional a lo sucedido) como un acto de hipocresía.

Creo que la mayor parte de los dirigentes DC puede que hayan mirado la acción armada de los militares sin simpatía, pero tenían la opinión de que era inevitable y hasta deseable; otros DC lo aplaudieron y las bases estaban aún más radicalizadas. Es cierto que no sabían que éste conduciría a la dictadura que hemos descrito, pero no me parece que esto fuera un planificado y astuto doble juego que los llevaría al poder. A Patricio Aylwin y a Eduardo Frei Montalva les interesaba más la suerte de Chile.

Sin embargo, la evolución del gobierno militar que se inclinó rápidamente a una derecha que les prometía apoyo incondicional, significó el  fin de las esperanzas de los DC, que creían en un "autoritarismo corto" que pronto devolvería la democracia a Chile.

Pero el autoritarismo estaba para quedarse y crear un "nuevo Chile". Esto se dio en la medida que la personalidad de Jaime Guzmán se fue imponiendo y su proyecto de una nueva institucionalización autoritaria, destinada a durar, se consolidó. Pinochet estaba feliz con esta evolución. Su dictadura se prolongaba: primero sería hasta 1986 (Chacarillas), después hasta 1989 y quizás 1996.

Golpes habían habido varios en el Chile del siglo XX y del siglo XIX, pero no una dictadura de las características de la de Pinochet. Esta última fue la que violentó a los chilenos, acostumbrados a décadas de democracia relativamente plena. Los años de violación de los derechos humanos, de autoritarismo seco y  cruel, provocaron un resentimiento en una nación acostumbrada a la libertad;  eso es lo que cuesta perdonar. Agregaría que más que a los militares, a la derecha política que estuvo tras ellos. Esta se ha desentendido de su responsabilidad en los excesos terribles de la dictadura. Pero fue igual o más responsable que los uniformados.

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