¿Es usted el jefe perfecto? por María José Gutiérrez, Gerente General de eClass
Las expectativas de los colaboradores para con sus líderes se centran en conductas tales como tratar dignamente, cumplir sus promesas y ser honesto.

Estamos en una época donde la creatividad y la innovación son características altamente valoradas (o, al menos esa es la percepción en el ambiente). No obstante, estas cualidades no son importantes para los trabajadores chilenos cuando se le pide que describa a su jefe ideal. Así lo expresa el último estudio Zoom al Trabajo 2014, de la Escuela de Psicología de la Universidad Adolfo Ibáñez y la consultora Visión Humana.
Las expectativas de los colaboradores para con sus líderes se centran en conductas tales como tratar dignamente, cumplir sus promesas y ser honesto, transparente. Estas son las tres principales características que le dan forma al jefe chileno perfecto… o, al menos, deseable en términos laborales. En los tres últimos lugares quedan particularidades tales como "visionario", "divertido", "creativo" o "innovador". Al chileno no le vienen con cuentos: quiere ser tratado bien, ésa es su mayor demanda.
En octubre pasado, CNN le preguntó a varios expertos en liderazgo qué líderes consideran que poseen las cualidades angulares para ser el mejor jefe. ¿Qué conceptos aparecieron? Comprensión, Honradez, Olfato para los negocios y Apoyo. Este último término lo mencionó Howard Shultz, de Starbucks. El director ejecutivo de dicha compañía ofreció seguros de salud tanto a los empleados de medio tiempo como a los que trabajaban tiempo completo. Según James Adonis, ésta fue un sencillo beneficio en la que Schultz mostró su apoyo y humanidad a los trabajadores part time. Parece que esto de tener un jefe que trate dignamente a sus equipos es algo que supera las fronteras y las diferencias culturales.
Para mí, una característica que no puede faltar en un líder ejemplar y exitoso es que sea conciliador. No sólo debe transmitir a su equipo lo que espera de él, sino que tiene que promover la buena relación al interior de él. Para ello, son esenciales la comprensión a la hora de entender a los demás y su capacidad de diálogo. El líder no impone sus opiniones, sino que tiene que convencer a sus colaboradores. Una vez más, las habilidades blandas aparecen como elemento fundamental.
Finalmente, y al contrario de lo que muchos pueden pensar, un jefe ideal logra hacerse prescindible, pues se ha multiplicado en sus colaboradores. Su equipo ha absorbido de tal manera su liderazgo que logran trabajar cohesionadamente aún sin él. Tal como lo afirmaba el conocido orador motivacional recientemente fallecido, Myles Munroe, "el liderazgo se mide en lo que ocurre en su ausencia".
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