CON LA elección de Benoît Hamon como candidato presidencial del Partido Socialista francés para las elecciones de abril próximo -en lugar del ex primer ministro Manuel Valls-, esa colectividad no solo apostó por la carta que representa el sector más izquierdista del partido, sino que, además, hipotecó en gran medida las ya escasas posibilidades de competir en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Según un sondeo dado a conocer ayer, el candidato del Partido Socialista, que enfrenta el peor escenario pre electoral de los últimos 40 años, queda relegado a un cuarto lugar con un 15%, superado por Marine Le Pen, François Fillon y el ex titular de Economía, Emmanuel Macron.

Ante este escenario los analistas galos no descartan que el partido pueda enfrentar en abril la mayor debacle electoral de su historia, dejando el campo abierto para una segunda vuelta entre Marine Le Pen y quien gane la batalla entre el candidato de la derecha y el ex ministro Emmanuel Macron, que ha apostado por ubicarse en el centro político. El candidato buscará ahora captar a sectores descontentos del socialismo, que respaldaban una visión más moderada y menos ideológica del partido, encarnada por el ex primer ministro Manuel Valls.

Además, aprovechará el hecho de competir por fuera de la colectividad para captar el voto de los independientes y de los partidos de centro.

Según el último sondeo, solo un punto separa a Macron de Fillon -21% frente a 22%. El candidato de derecha, que aparecía como el gran favorito para disputar la segunda vuelta con Le Pen hace solo un mes, ha visto complicada su opción ante las denuncias sobre eventuales pagos irregulares a su esposa, que están siendo investigados. Una situación que deja abierto el escenario presidencial en Francia, donde la candidata del Frente Nacional sigue liderando los sondeos para el primer turno, pero pierde en la segunda vuelta con cualquiera de los candidatos.