En el último tiempo, Israel, un país tan pequeño como noticioso, se ha mostrado impresionantemente creativo en cuanto a lo audiovisual: buena parte de las mejores series de televisión norteamericanas, como In Treatment o Homeland, están basadas en originales israelíes. Sin embargo, pocas veces podemos ver en nuestras pantallas grandes una muestra de lo que son las historias de esas latitudes. La oportunidad llega ahora con el filme israelí Pie de página, nominado al premio Oscar como Mejor Película Extranjera en 2012 y que deslumbró en Cannes, llevándose el galardón por mejor guión.

La cinta, dirigida por el norteamericano de ascendencia judía, Joseph Cedar, quien fue nominado al Oscar con su anterior filme, el drama bélico Beaufort (2007), se exhibe esta noche en el Festival de Cine de Las Condes. El evento es organizado por CorpArtes, la Municipalidad de Las Condes y La Tercera, y con la producción de la Corporación Cultural de Las Condes.

En Pie de página, Cedar incursiona en terrenos conocidos, pero no por eso menos intensos: los de los lazos filiales, y lo hace utilizando la comedia, aunque él mismo ha declarado: "Me gusta que la película pueda ser considerada una comedia, porque le dice a la audiencia que puede estar tranquila y reírse de las situaciones que se presentan y no tomarlas demasiado en serio. Pero si queremos ser más precisos, siento que la historia puede calificarse como una tragedia, como la mayoría de las historias de padre e hijo".

Eliezer y Uriel Shkolnik, padre e hijo, son ambos profesores y estudiosos de los escritos del Talmud, el recopilatorio de las tradiciones religiosas y jurídicas del judaísmo. Ambos, a la vez, devotos de distintas tradiciones de estudio. Eliezer es un filólogo que permanece anclado a las tradiciones de estudio y que realiza su trabajo de manera devota y críptica. Su hijo, en cambio, está más integrado a los nuevos análisis: tiene varios libros publicados que son verdaderos best sellers, recibe premios y da conferencias en las universidades más importantes.

La relación entre ambos es fría. Eliezer no respeta lo que hace su hijo y resiente el éxito que tiene. Por su parte, Uriel sabe que no importa cuánto sea el éxito que logre, los premios que gane, los libros que publique, nunca podrá impresionar ni ganarse el respeto de su padre. Cómo podría hacerlo, si para Eliezer lo que los estudiosos y eruditos buscan hoy en día es el honor y el éxito, no la verdad. En su obstinada búsqueda, Eliezer pasó más de 30 años investigando pequeñas discrepancias entre las más antiguas y variadas transcripciones del Talmud. Justo cuando se disponía a publicar su exhaustivo trabajo, su esfuerzo se vio trastrocado por la peor de las suertes. Hoy de lo único que puede vanagloriarse es de una mención a pie de página en un libro escrito por su maestro y mentor. Un logro trivial, que no refleja en nada su trabajo y sacrificio.

Eliezer ha sido olvidado del mundo académico; es por eso una sorpresa para él, y para su familia, cuando gana el Premio Israel, un importante reconocimiento que le había sido esquivo por 20 años. Todo tomará ribetes impensados cuando Uriel se entere de que el premio no estaba destinado a su padre sino a él, y que todo ha sido una equivocación. Las actuaciones principales están a cargo de los inmejorables Sholomo Bar-Aba (el padre) y Lior Ashkenazi (el hijo).

En su estreno en EE.UU, Pie de Página fue alabada por la crítica: Kenneth Turran, crítico de Los Angeles Times, la eligió entre los títulos más interesantes del 2012, y Michael Philips, del Chicago Tribune, la calificó como "una estupenda crónica de la relación entre padre e hijo, con un sentido del humor perfecto y actuaciones que no podrían ser mejores". Mientras que el influyente A. O. Scott, de The New York Times, la dejó por el cielo, al escribir: "Cedar utiliza memoria y fantasía para enfatizar el absurdo existente en esta historia, permitiendo que la precisión de su guión y la disciplina de sus actores revelen lo esencial que subyace en este mundo".