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Estudios revelan los efectos negativos de viajar una hora y media o más al trabajo

Quienes viajan 80 minutos diarios, tienen un 40% más riesgo de divorciarse. Y más de 90 minutos reportan más estrés e infelicidad.

Cuarenta y cinco minutos de ida, 45 minutos de vuelta. Igual que un partido de fútbol, pero en este juego no hay estadio, sino congestión vehicular, largas esperas dentro del auto y si hay fortuna, un viaje sentado en el bus o en el Metro. Noventa minutos es el tiempo que, en promedio, se demora uno de cada seis chilenos en ir y volver de sus trabajos todos los días, según un estudio de la consultora Regus (2010). La cifra no sólo revela la gran cantidad de tiempo que perdemos arriba de un transporte, sino que marca el límite de tiempo a partir del cuál las personas comienzan a reportar efectos negativos tanto físicos como mentales, según diversos estudios. La evidencia es clara: más de 80 minutos diarios de traslados no es saludable.

MAS DIVORCIOS
Una reciente investigación de la Universidad de Umea, en Suecia, muestra que las parejas donde al menos uno de sus miembros gasta 40 minutos en llegar a su trabajo (80 diarios), tienen un 40% más posibilidades de divorciarse. Un riesgo que puede aumentar en la medida que el viaje es mayor, dice a La Tercera Erika Sandow, autora de la investigación que georreferenció y midió estadísticas de divorcios de más de dos millones de suecos. La investigación de Sandow muestra que la gente que viaja más lo hace para acceder a mejores trabajos y, por lo tanto, mayores sueldos. Una estrategia positiva para la cuenta corriente, pero no para la vida conyugal que se ve perjudicada con la menor cantidad de tiempo en común. "Las parejas tienen menos tiempo para todo y deben distribuir lo que les queda en múltiples tareas domésticas", dice Sandow. Y en esa distribución la pareja queda al último.

MENOS FELICIDAD Y MAS ESTRES
La encuesta mundial de bienestar que realiza la consultora Gallup también alertó sobre el problema de los viajes largos, mostrando que el 40% de los trabajadores que pasan más de 90 minutos trasladándose de sus casas al trabajo o viceversa, experimentan estrés y preocupación casi todo el día anterior y, además, reportan índices de felicidad menores a los que viajan menos tiempo.

Lo mismo reportó un estudio realizado por la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, que analizó a las personas que deben hacer largos viajes en tren para ir a sus trabajos. Analizando su saliva y comparándola con quienes hacían trechos cortos, los expertos constataron que tenían mayores cantidades de cortisol: la hormona del estrés.

DOLORES FISICOS
Los costos sicológicos y emocionales no son los únicos. Según Gallup, un tercio de las personas que se trasladan más de 90 minutos diarios experimentan dolor de cuello y espalda. Para Oscar Arteaga, director de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, los largos viajes son un problema de salud pública que puede derivar en patologías como hipertensión, diabetes, estrés, problemas de salud mental y cardiovasculares. Esto se explica porque cuando las personas pasan más tiempo viajando tienen menos tiempo para hacer ejercicio y comer alimentos más elaborados, por lo que es más fácil optar por la comida rápida, dice. De hecho, una investigación de las universidades de California y Estatal de Long Beach, en Estados Unidos, que analizó la relación entre la obesidad y una serie de aspectos del estilo de vida, descubrió que mientras más kilómetros se trasladaba una persona al día, mayor era su obesidad.

MENOS RELACIONES SOCIALES

Según datos del Núcleo de Estudios Metropolitanos de la UC en Chile, un 69% de las personas que viven en la Región Metropolitana se demoran más de 30 minutos en trasladarse de la vivienda al trabajo, siendo La Pintana, Lo Espejo y La Granja las comunas donde más personas están sobre un transporte por más de una hora al día. Esta situación afecta el normal desarrollo de sus relaciones sociales. Un estudio de la Universidad de Harvard indicó que por cada 10 minutos que se utilizan en viajar al trabajo o el hogar, se tiene un 10% menos de conexiones sociales. Es decir, menos relación con la pareja, amigos, familia o posibilidades de realizar actividades recreativas. Robert Putman, investigador del estudio, dijo a revista Slate, que esto finalmente se traduce en menor satisfacción personal y más soledad.

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