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Fallas y errores de seguridad en ataque en Berlín generan alarma en Europa

El principal sospechoso, Anis Amri, había sido vigilado en 2016, pero en septiembre se abandonó la investigación por falta de pruebas. Según The New York Times, el tunecino se habría comunicado con el Estado Islámico y habría investigado cómo hacer explosivos.

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Al interior del camión con el que se cometió el ataque en un mercado de Navidad en Berlín el lunes y que dejó a 12 fallecidos y 40 heridos, la policía descubrió dos cosas. La primera, el conductor original muerto con heridas y disparos. La segunda, una billetera de un joven tunecino que debería haber sido deportado meses atrás. El nombre no pasó desapercibido para las autoridades. Anis Amri, quien hoy cumplió 25 años, generó especial alarma entre la inteligencia: había sido investigado este año.

El joven fue vigilado la mayor parte de 2016, especialmente en la capital alemana, donde residía desde febrero y donde se sospechaba que podría estar preparando un atentado, según un informe enviado en julio por un "espía infiltrado" entre radicales islámicos, señaló el semanario alemán Focus. Pero en septiembre, la fiscalía abandonó la investigación por falta de pruebas.

Según el semanario Der Spiegel, las fuerzas de seguridad interceptaron sus llamadas y el joven llegó incluso a ofrecerse como terrorista suicida a través de mensajes codificados, pero éstos no constituyeron pruebas suficientes para su arresto. "Las autoridades lo tenían en el punto de mira y aún así consiguió desaparecer", destacó Der Spiegel. Hoy todo parecía apuntar a que Amri es el atacante, debido a que los investigadores encontraron sus huellas dactilares en el camión.

En Italia el joven también era conocido. Llegó en 2011 a Sicilia luego del estallido de la Primavera Arabe en Túnez, y más tarde fue condenado a cuatro años de cárcel acusado de haber incendiado el centro de acogida en el que residía, además de otros delitos como robo y agresión. Amri habría solicitado asilo en Alemania, país al que llegó en julio de 2015, pero fue rechazado. Durante su estadía tuvo usó diversas identidades y habría estado en contacto con salafistas, en particular con un predicador iraquí que fue detenido en noviembre por crear una red de reclutamiento para el Estado Islámico.

El sospechoso no sólo aparecía en el radar europeo. De acuerdo a The New York Times, Amri estaba en una lista de personas que tenían prohibida la entrada a EE.UU, ya que había investigado por Internet cómo hacer artefactos explosivos y se habría comunicado al menos en una ocasión con el Estado Islámico. El joven se habría contactado por última vez a través de Facebook con su hermano que aún está en Túnez, señaló EFE.

Según The Guardian, en casi todos los ataques terroristas desde el 11/9, los responsables ya estaban en el radar de las agencias de inteligencia: los atacantes del maratón de Boston, los de París y Bruselas. Y ahora, la historia se repite. El no haberlo mantenido bajo custodia y haberlo deportado, sugiere que Alemania está sufriendo los mismos fracasos que Francia y Bélgica al permitir que personas vigiladas por las autoridades lleven a cabo actos terroristas, sostienen los analistas. Con una política más reservada que EE.UU y Francia, Alemania se había mantenido alejada de atentados y había tenido unos pocos episodios de "lobos solitarios".

Ahora, además de tener una fuerte presión por su política de puertas abiertas a los refugiados -el año pasado hubo casi 900 mil solicitantes de asilo-, la canciller alemana Angela Merkel tendrá que afrontar ahora la controversia por la descoordinación a la hora de vigilar al principal sospechoso. Por la falla en la detección temprana del atacante, las "autoridades estaban siendo perseguidas por preguntas sobre lo que deberían haber hecho para rastrearlo", sostiene el Times. La caza por el hombre más buscado de Europa seguía en pie: se ofrece una recompensa de 100.000 euros por información.

"Esperamos hallarlo pronto. Es conocido desde hace mucho tiempo por las fuerzas del orden. Buscamos a un terrorista extremista islámico", dijo hoy Merkel. "Es la tarea más importante que tenemos. Confío en que superaremos esta prueba", añadió.

El ataque trajo a la memoria el sangriento ataque durante los Juegos Olímpicos de 1972 en Munich, uno de los mayores actos terroristas en Alemania, donde ocho palestinos ocuparon las dependencias donde alojaban deportistas israelíes. En el intento de rescate murieron nueve rehenes. Además también recuerda septiembre de 1980, cuando estalló una bomba en el Oktoberfest de Munich, donde murieron 13 personas y hubo más de 200 heridos.

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