Hidrospeed: la práctica extrema que se consolida en los rápidos de Pucón y el Elqui
<p>Consiste en lanzarse río abajo por torrentes cordilleranos acostado sobre una tabla similar a las de bodyboard. <br></p>
Es algo así como hacer bodyboard, pero en aguas bravas. Adrenalina al máximo es lo que propone la práctica del hidrospeed: deporte aventura que consiste en lanzarse boca abajo con el cuerpo sobre una pequeña tabla similar a la de body y desafiar los rápidos a gran velocidad. El contacto con el agua es directo y radical.
Algunos fanáticos lo consideran más extremo que el kayak y el rafting. "La fricción que tienes del río y la sensación de descontrol te aumenta al máximo el golpe de adrenalina", asegura Valentín Villagrán, instructor y dueño de Pucón Tour.
El deporte nació en Francia a mediados de los años 80. En su origen un grupo de aventureros realizaban peligrosos descensos por los canales de deshielo de los glaciares alpinos. Actualmente lo practican, además, fanáticos de Colombia que aprovechan los rápidos del río Negro en Cundinamarca.
Este deporte extremo llegó a Chile en 1998 de la mano de la empresa de turismo Aventur. Esta agencia trasladó a Pucón equipo y personal especializado desde España.
En la actualidad, cinco agencias de deportes extremos ofrecen esta alternativa en los ríos Trancura Bajo y Liucura en la zona lacustre de Pucón, Región de La Araucanía
Su popularidad ha aumentado en estos 10 años de práctica. "El año que empezamos tuvimos a 400 personas en época estival. Ahora contabilizamos a más de 1.200 personas por verano", explican en Pucón Tour.
El circuito que ofrece la empresa Aventur tiene un costo de $ 18 mil y se realiza en el río Trancura. "La actividad dura una hora. El recorrido es de 14 kilómetros. En él, se pasa por cinco rápidos de clase III", explica Oscar Márquez, de Aventur.
Mientras, en la IV Región la empresa de turismo Sangotay, de Vicuña, ofrece hidrospeed desde el año pasado. El recorrido por las aguas del Río Elqui es de ocho kilómetros desde Vicuña hasta el embalse Puclaro. En esta zona la actividad es más tranquila, ya que el río alcanza rápidos de clase II. Exigen una edad mínima de 16 años y el precio es de $ 15 mil.
EL DESCENSO
Antes de iniciarse el descenso, los aventureros reciben instrucciones por parte del guía. La idea es que se adquiera un conocimiento perfecto de las tablas, también que se aprenda a cómo reaccionar ante los giros y posibles volcamientos de la embarcación.
Los descensos se realizan en grupos máximos de ocho personas. La actividad cuenta con un guía en kayak que encabeza la bajada y con un equipo en balsa de rafting que vigila el trayecto. "La idea es que si una persona se cansa o se da vuelta, pueda subirse a la balsa y terminar el trayecto en ella", explica Villagrán.
A simple vista parece un deporte arriesgado, sin embargo los expertos aseguran que el equipamiento entrega la seguridad necesaria para evitar cualquier imprevisto.
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