Iraní condenada a lapidación dice que autoridades quieren matarla en silencio
Sakineh Mohammadi Ashtiani es acusada de adulterio, porque supuestamente mantuvo una relación con el hombre que mató a su marido.
La mujer condenada a lapidación por un tribunal de Irán, bajo acusación de adulterio, denunció a las autoridades de su país de querer "confundir a los medios" para proceder con su ejecución en silencio, en una dramática defensa por su inocencia.
"Las acusaciones de homicidio sobre mí son falsas. Las autoridades iraníes mienten porque quieren matarme en secreto", dijo Sakineh Mohammadi Ashtiani, de 43 años, en una entrevista al periódico británico The Guardian.
Días atrás, las autoridades iraníes habían respondido favorablemente a los numerosos pedidos de la comunidad internacional, movilizada por su caso, para que se suspendiera su condena.
La mujer, madre de dos niños, está condenada además por la muerte de su marido -algo que ella niega-, y pese a que un hombre fue encarcelado por ese hecho.
"Mienten. Estoy avergonzada por la atención de la comunidad internacional sobre mi caso. Están (las autoridades iraníes) tratando desesperadamente de confundir a los medios para matarme en silencio", dijo la mujer a través de un intermediario, cuyo nombre permanece en secreto por motivos de seguridad.
Su condena movilizó a Amnistía Internacional y Human Right Watchs. De ser aplicada, Sakineh será enterrada hasta el pecho y golpeada hasta la muerte con piedras. No deberán ser demasiado grandes para que su muerte no se produzca de modo instantáneo; tampoco muy pequeñas como para que le causen daño, establece el código penal de la República Islámica.
"Fui juzgada culpable, pero el hombre que en realidad asesinó a mi marido no fue condenado a muerte, aunque sí identificado y encarcelado. La respuesta es simple: soy una mujer, y piensan que puedo hacerles algo a las mujeres en este país", dijo.
Sakineh fue condenada con anterioridad a 99 latigazos por "relación ilícita" con el presunto asesino de su marido. Pero otro tribunal reabrió el caso y decidió que esa relación se había producido cuando su esposo vivía, por lo que se trataba de "adulterio".
El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, formuló un pedido humanitario a Irán para salvar la vida de la mujer, a quien, dijo, recibiría "con los brazos abiertos". Y aclaró que de todos modos tiene "gran respeto" por Irán, país con el que mantiene una "amistad".
El pedido de Lula, que aclaró que no revestía el carácter de "asilo político", fue ofrecido a esa mujer porque el mandatario "desconoce el caso", dijo el portavoz del Ministerio iraní de Asuntos Exteriores, Ramin Mehmanparast. Teherán rechazo el pedido brasileño.
Su colega argentina, Cristina Fernández, también se pronunció en contra de esa medida: "Morir lapidada o ahorcada, humanamente no es aceptable", sostuvo Fernández, al término de una reunión bilateral con Lula en el marco de la XXXIX Cumbre del Mercosur, la semana pasada, en la provincia argentina de San Juan.
Mientras, fueron puestos en libertad el cuñado y el suegro del abogado iraní de la mujer, Mohammad Mostafai, que a fines de julio huyó a Turquía para escapar de un posible arresto, escribió hoy el sitio de la oposición Kaleme.
La esposa del abogado, Fereshteh Halimi, permanece encarcelada, agregó ese sitio.
El abogado es además un activista por los derechos humanos, empeñado en la lucha contra la pena de muerte de menores de edad.
El 24 de julio, luego de convocarlo dos veces para interrogatorios, la magistratura iraní emitió una orden de arresto contra él, pero el abogado ya había escapado. Quienes fueron encarcelados, en cambio, fueron su esposa, su hermano y su suegro.
El 4 de agosto pasado, el Alto Comisario de la ONU para los refugiados dijo que Mohammad Mostafai estaba en Turquía a partir de un pedido de asilo.
En tanto, y con su ejecución virtualmente en suspenso, Sakineh espera la revisión de su condena, la cual le cuesta aún comprender, no sólo porque la considera una "mentira". También porque habla el dialecto turco de la minoría azerí, mientras que los jueces le hablan en persa.
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