Histórico

Juan Bonilla, escritor español: "Me escandaliza el triunfo delirante de lo políticamente correcto"

Ganador de la I Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en 2014, dictará una conferencia el miércoles en el ciclo La Ciudad y las Palabras de la UC.

Cómodo en la delgada cuerda floja entre “ficción” y “realidad”, Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966) es un escritor... que escribe. A él, por tanto, las limitaciones genéricas le tienen sin cuidado. Su arte de funambulista se manifiesta en poemas, relatos, novelas, también en ensayos, artículos y alguna biografía. Dos de sus libros más recientes son los relatos de Una manada de ñus y la novela Prohibido entrar sin pantalones, ganadora de la Primera Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en 2014.

Entre la novela y la biografía, Prohibido entrar sin pantalones narra la vida del poeta y artista ruso Vladimir Maiakovski (1893-1930). Contada por alguien que no se sabe quién es, pero conoce bien al poeta, el libro recrea su biografía poética, amorosa y política, desde que se da a conocer en 1912 hasta su muerte por mano propia en 1930. En esos 18 años pasa de ser el gran poeta del futurismo y de la revolución rusa a ser el poeta oficial del régimen soviético; pero pronto sufrirá el distanciamiento y caída en desgracia, con el avance del estalinismo. Maiakovski tuvo un gran y legendario amor: la artista Lily Brick, casada con el crítico Osip Brick. Los tres formaron uno de los tríos más famosos de la historia de la literatura.

¿Por qué le llamó la atención Maiakovski?

Siempre me intrigó su caso, el caso de un poeta que iba para maldito, que andaba de bronca siempre, pero a la vez tan optimista, tan luminoso, tan poco quejica, tan arrebatado, que de repente, por las circunstancias históricas, es alzado a poeta nacional, a poeta oficial, y lo que sucede entonces, cuando el discurso a la contra se tiene que convertir en discurso constructivo, cuando se pone a prueba la certeza de que criticar es relativamente fácil pero construir no lo es tanto, que para destruir basta con dar patadas, pero para construir hace falta algo más. Me parecía el caso idóneo para examinar el desastre que es para un poeta dejar de ser poeta para convertirse en figura pública.

Su vida pública parece tan agitada como su vida privada...

Como buen bolchevique platónico, convencido de que había un Ideal y había un Futuro alcanzable, él no hacía distingos entre público y privado, consideraba que todo lo privado era hipócrita. Por lo tanto es natural que la agitación pública de la que hizo gala se trasplantase de forma natural a su vida privada, había un continuum entre una y otra hasta apagar cualquier indicio de distinción. Si hubiera podido, hubiera estado encantado de que se hiciera con su vida un “show” de Truman y se retransmitiese sus 24 horas diarias.

¿Por qué fue tan bullado su triángulo, si parece haber sido la figura geométrica amorosa preferida de la época?

Bueno, era la figura geométrica preferida de la época siempre que todo quedara en una esfera privada, en cuchicheos de salón como mucho. Pero ellos no tuvieron el menor temor en publicar su trío, su relación a tres. “Es amor cortés a lo bestia”, se dice en algún momento de la novela. Y bueno, sí, como en el amor cortés en que el trovador le canta a una mujer que tiene que estar casada para merecer su amor.

¿Era Maiakovski mejor cuando atacaba que cuando adulaba?

Supongo que como todos: el ataque siempre es más efectivo y productivo que la adulación. Adular y ser convincente es muy difícil. Pasa en todos los campos: en la crítica literaria por ejemplo, atacar un libro, da igual el libro, El Quijote o la Biblia, ridiculizarlos, está al alcance de cualquiera que tenga un poco de gracia y de retórica. Ahora, convencer a alguien con razones de que se va a perder algo importante si no lee una obra determinada, eso sólo está al alcance de los mejores. Contagiar un entusiasmo es siempre mucho más difícil que caricaturizar una obra cualquiera.

¿Literatura y poder político es una mala mezcla?

No lo sé, yo creo que no hay recetas, que depende, aunque supongo que lo ideal es no mezclar las cosas, ni siquiera cuando el poder recurre ornamentalmente a la literatura, como hemos visto en la firma de paz de Cartagena de Indias con las mariposas amarillas de García Márquez.

¿Tiene interés en el vanguardismo de comienzos del siglo XX más allá del caso ruso?

Por supuesto. Sobre todo de la vanguardia latinoamericana, esa gran desconocida. Hace unos años publiqué una antología de poetas futuristas latinoamericanos y ahora me han encargado una antología de poetas de vanguardia latinoamericana. Es una época fascinante llena de grandes poetas menores, poco conocidos incluso en Latinoamérica, poetas además, en muchos casos, con vidas extraordinarias, sobre todo las mujeres, Nahui Olin, Blanca Luz Brum, Hylda Mundy, Emma Pérez. Y hay un poeta peruano, esto ya es un empeño personal, que creo que es uno de los grandes autores de nuestra lengua y al que me he propuesto rescatar: se trata de Alberto Hidalgo.

¿Qué le escandaliza, si es que hay algo que le escandalice?

Me escandalizo un par de veces al día. Trato de no hacerlo, porque me parece que escandalizarse es señal de vejez, pero no puedo hacer nada por impedirlo. Me escandaliza el intelectual que dice que la política necesita caras nuevas mientras él lleva 30 años en su trono. Me escandaliza el profesor universitario que asegura que la corrupción reina en el país, y cuando hace el baremo de méritos para un puesto vacante, puntúa más alto a quien, teniendo menos méritos, es más amigo suyo, y luego se va a dormir tan tranquilo. Me escandaliza la pornografía sentimental. Me escandaliza el triunfo delirante de lo políticamente correcto. El público de los programas de televisión que abuchea a alguien o lo juzga por una frase suelta, lo etiqueta de violento o criminal por decir “te partiría la cabeza”, y luego, ya en casa, ya cada uno siendo el que es, sin formar parte de la manada, sueña con partirle la cabeza a alguien.

Más sobre:portada

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡OFERTA ESPECIAL CYBER⚡

PLAN DIGITAL desde $990/mesAccede a todo el contenido SUSCRÍBETE