La administración del Prisidio Federal de máxima seguridad de Campo Grande -donde se encuentra recluido Rafael Maureira Trujillo- está a cargo del juez federal Odilon de Oliveira, uno de los jueces más conocidos en Brasil por llevar grandes casos de narcotráfico, crimen organizado y lavado de dinero. Es más, las amenazas de muerte en su contra son tantas que tiene una escolta de policías que lo custodian las 24 horas del día con vigilancia permanente también a su familia.

Según explicó a La Tercera, Maureira Trujillo "es un interno tranquilo y de buen comportamiento. No nos da problema, en comparación con otros presos, algunos los más peligrosos de Brasil".

Entre ellos se encuentran, el peligroso narco brasileño Luis Fernando da Costa, alias "Fernandinho Beira Mar" vinculado a la Farc, y el colombiano Juan Carlos Abadía, el "chupeta", recientemente extraditado a Estados Unidos.

"TIENE MIEDO"
Respecto al estado de salud de Maureira Trujjillo, Oliveira comenta que se encuentra "bien , sólo con miedo". Ante él, Maureira declaró en noviembre del año pasado: "expresó que tenía miedo, también de los presos chilenos. Dijo que no quería volver y que tenía miedo de que lo mataran", recordó el juez. Lo anterior fue expresado por el mismo Zacarach en una entrevista publicada ayer por La Tercera en la que admite su temor de regresar. "Bueno, por un lado sí quiero volver, es mi país. pero la verdad no. Tengo miedo de volver a Chile", señaló.

En la misma, cuenta que está muy arrepentido. "Cuando entré a la cárcel, en Chile un dice que está arrepentido para la prensa. A medida que pasa el tiempo, uno analiza la situación y se arrepiente. Ahora estor arrepentido de verdad".

El régimen al interior del penal es estricto: 22 horas de encierro en una celda aislada, sólo dos horas de sol en un patio y casi sin contacto con los otros presos, sólo con aquellos que comparten el mismo módulo de Zacarach, que en este caso son 13.

"No salen de la celda, sólo durante dos horas al día. Deben comer en la celda e incluso ducharse al interior de ella con un sistema automático que se activa sólo durante cinco minutos al día. La cama, la mesa, el sanitario, todo es de concreto", explica el juez.

Hace dos meses, el chileno ingresó al programa "Pintando Libertades" que se adoptó en el penal para rehabilitar a los presos y disminuir le estrés del encierro. Impulsado por el Ministerio de Deporte brasileño consiste en coser balones de fútbol. Para ello tienen clases 3 veces a la semana en una sala del recinto fuertemente custodiada.

El director de la prisión, Arcelino Vieira, explica que como "tenía buen comportamiento se le llamó para participar y él aceptó. Es un programa para disminuir el estrés del encierro". Asimismo, confirmó que Zacarach se encuentra en buenas condiciones. "No me parece deprimido. Está en tratamiento odontológico. Lee mucho, el mes pasado leyó 20 libros y también escribe cartas".

Vieira, explicó que los reos llegan al penal de máxima seguridad por tres motivos: ser líderes de organizaciones criminales, haber encabezado rebeliones en cárceles de otros estados o por seguridad del propio interno. "En este caso, Rafael Humberto llegó acá por eso. En un presidio estatal quienes cometen violaciones, estrupos o delitos sexuales, corren riesgos", explicó.

Al respecto, aseguró que al interior del penal no corren riesgos de ser violentados, ya que además de permanecer en celdas aislados la mayor parte del día, las dos horas diarias que tienen para salir al patio son fuertemente custodiadas por los efectivos federales de la cárcel y por cámaras de vigilancia que están conectadas en vivo con una central en Campo Grande (capital de Mato Grosso du sol) y en Brasilia.

Esta semana el Supremo Tribunal de Brasil tiene contemplado realizar la votación para la extradición de Maureira, la que tiene que ser ratificada por el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva, quien notificará la decisión a las autoridades chilenas.