Histórico

La aldea alemana de Donald Trump

En Kallstadt, una aldea de 1.200 habitantes al suroeste de Alemania nació Friedrich Trump, el abuelo del empresario que lidera la carrera republicana por la Casa Blanca. Pero los alemanes de este pueblo poco se sienten identificados con el ex rostro de reality.

Hasta hace pocos meses, la vida en la aldea alemana de Kallstadt, era muy tranquila. Con 1.200 habitantes ha estado por décadas dedicada la producción de vino.

El pueblo de estilo medieval solía jactarse de tres cosas: de su vino, de su uva riesling (que fue servido por ejemplo en la coronación de la Reina Isabel II), y de su plato más conocido, el Saumagen, o panza de cerdo rellena, la comida favorita del ex canciller alemán Helmut Kohl.

También dos norteamericanos de renombre son descendientes de antiguos pobladores de Kallstadt: Henry Heinz, el inventor del ketchup y fundador de la conocida firma Heinz, y, del que están menos orgullosos, el aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump.

Es en esta localidad, cuyas viñas y acogedores bed and breakfast atraen a pequeños grupos de turistas, donde pueden rastrearse las raíces familiares del precandidato por la Presidencia de Estados Unidos. En Kallstadt nació su abuelo, Friedrich Trump (antes llamado Drumpf), quien en 1885, a los 16 años, decidió viajar a Estados Unidos con sólo una maleta y la ansiedad por hacer fortuna.

Mientras más aumenta el apoyo popular que ha tenido el rostro de reality (contra todo pronóstico Trump había logrado hasta ayer hacerse con 738 delegados de los 1.237 que necesita para la nominación republicana) más ha crecido el interés por este pequeño pueblo alemán.

No quedan personas con el apellido Trump en la aldea pero sí se pueden ver seis tumbas con el apellido familiar en el cementerio.  La casa donde creció su abuelo también sigue en pie con su buzón de cartas original que dice “Dios lo ve todo, ¡pero mi vecino mucho más!”.

La aldea ha recibido un flujo creciente de periodistas internacionales y curiosos que acercan a los habitantes para preguntarles no por su vino, sino por Trump.  Pero ellos no están muy interesados en hablar con la prensa sobre los eventuales vínculos familiares que los atarían con el empresario.

Bernd Weisenborn, un viñatero de 54 años, vive en la calle del donde Friedrich Trump creció. Dice también ser un primo lejano del candidato republicano y, por lo mismo, ha explicado la sensación incómoda de los habitantes de Kallstadt ante la inesperada atencion. “Al principio solíamos reírnos de que Trump se presentara a Presidente, pero ya no es divertido”, le dijo Weisenborn al diario norteamericano Los Angeles Times. “Ahora es vergonzoso. Las cosas que ha estado diciendo están fuera de linea”, aseguró.

Weisenborn, quien ha recibido a distintos medios, explicó que la gente de Kallstadt es, en su opinión, el opuesto al empresario: abierta de mente, tolerante y acogedora con los turistas y también con los inmigrantes. Por eso es que sus habitantes no han recibido con entusiasmo la ola de curiosos que han llegado atraídos para conocer el pequeño pueblo de donde proviene quien está poniendo en aprietos al establishment de Partido Republicano.

Así, Kallstadt, un pueblo conocido por su amabilidad, no calza con algunas de las promesas más polémicas del empresario, como construir un muro en la frontera con México o prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos. Según Weisenborn, hay conmoción en el pueblo porque el nieto de un inmigrante pueda tener un comportamiento tan poco solidario frente a la inmigración.

En 1885 Friedrich Trump siguió una tendencia muy común de la época y emigró a Estados Unidos (alrededor de 50 millones de norteamericanos tienen raíces alemanas). Regresó a su pueblo natal en 1901, cuando ya había hecho una pequeña fortuna, y se casó con Elizabeth Christ, su vecina del frente.

Entonces juntos partieron a Estados Unidos. Pero Elizabeth añoraba Alemania por lo que regresaron a Kallstadt años después. Sin embargo, Trump, quien había evitado hacer el servicio militar (y que también había adoptado la nacionalidad estadounidense) fue deportado.

“Así que ya saben que tienen que culpar a los alemanes si quieren buscar responsables en caso de que Donald Trump se convierta en el próximo Presidente de Estados Unidos”, aseguró el viñatero Uli Meyer, al diario británico The Guardian.

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