Rammstein es una banda única en su especie. Desde su irrupción en 1994, han hermanado géneros que parecían irreconciliables, como la faz más ruda del heavy metal fusionados con los recursos más tradicionales de la electrónica, como los sintetizadores, los secuenciadores y los samplers.

Con esa fórmula, que el tiempo bautizó como música industrial, salieron a conquistar Estados Unidos y el resto del mundo con otro dogma propio: cantar sólo en alemán. La dicción dura y punzante de su lengua encajaba perfecto con el ruido machacante que convirtieron en marca registrada. A eso le sumaron espectáculos atiborrados de pirotecnia, luces, imágenes retorcidas, estética provocadora, letras sin concesiones y una performance que tributaba el lado más apocalíptico del planeta.

Con todos esos antecedentes, y con 8 discos en el cuerpo y 12 millones de copias despachadas, el conjunto ya agendó su debut en Chile: será el próximo 25 de noviembre en el estadio Bicenteanerio de La Florida. La apuesta es grande, ya que los organizadores de la cita esperan una convocatoria de más de 15 mil personas. Hay fe en el credo industrial alemán y también en antecedentes concretos: el grupo cuenta con un aceptable culto en el país y es fetiche de circuitos como los de la discoteca Blondie.

Además, la agrupación, integrada por Till Lindemann, Richard Kruspe, Oliver Riedel, Paul Landers, Christian Lorenz y Christoph Schneider, trae el mismo espectáculo que ha presentado con éxito en Europa y en Norteamérica, y en eventos omo el festival español Bilbao BBK o el Québec City Summer. El recital cruza gran parte de su último trabajo, Liebe ist für alle da (2009), y suma sus éxitos más célebres, como Du hast, Amerika o Pussy.

Según informan los productores de la cita, el aparataje técnico total de Rammstein lo forman cerca de 40 toneladas de pirotecnia y equipos.
 
Las entradas para su arribo a Santiago salen a la venta este sábado 7 de agosto y costarán desde $20 mil. Se pueden adquirir a través de los puntos Ticketmaster.