La Ciudad y los Perros: violencia, rebeldía y juventud
El director peruano Edgar Saba presentará en Chile la versión que remontó para celebrar los 50 años de la novela de Mario Vargas Llosa. Un hito de la literatura latinoamericana.
Han pasado 30 años desde que el director peruano Edgar Saba estrenó La ciudad y los perros en España. El debut de la adaptación teatral de la novela del hoy premio Nobel Mario Vargas Llosa marcó también el comienzo profesional de un joven malagueño que recién llegaba a Madrid y cuyo nombre hoy suena familiar, Antonio Banderas.
"Tres días antes de empezar a ensayar, aún me faltaba un actor y la productora me habló de este chico andaluz. Le hicimos un casting y fue excepcional. El único problema: era muy guapo y el personaje que tenía que representar era el Esclavo. Así que lo afeamos un poco y tiramos para adelante. A raíz de su trabajo, lo llamó Luis Pascual para que trabajara en el Teatro Nacional, luego Carlos Saura y, bueno, ya conocemos su relación con Almodóvar", recuerda Saba. De historias como ésta podría estar repleta La ciudad y los perros, pero la obra nunca volvió a montarse hasta el año pasado, para celebrar los 50 años de la novela de Vargas Llosa. Aquella versión, con un elenco de 19 actores y bajo la codirección de Josué Méndez, es la que llega a Santiago a Mil.
Ambientada en el Colegio Leoncio Prado, donde la formación escolar tiene la forma de la severa disciplina militar, se narran las historias de un grupo de adolescentes sometidos a una forma de vida alienante con valores definidos por la agresividad, la hombría y la sexualidad, que no les permite desarrollarse como personas. Finalmente, terminan reproduciendo los arquetipos de los mundos hostiles: la agresión (El Jaguar), la sumisión (Ricardo Arana, el esclavo) y la omisión (Alberto Fernández, el poeta)
Saba cree que la novela alberga las semillas de las posteriores dictaduras latinoamericanas. "Pero ante todo es una obra sobre la búsqueda de la libertad. Concepto entendido como el hecho de que un hombre libre no es aquel que hace lo que le da la gana, sino aquel que hace lo que decide. Y los personajes son incapaces de decidir. Por lo tanto, la acción dramática que recorre toda la obra es la búsqueda de un espacio más justo donde se pueda ser libre", dice.
Ganadora del Premio Biblioteca Breve, piedra fundacional del "boom latinoamericano", la novela definió los temas sobre los que orbitaría la obra de Vargas Llosa: el autoritarismo, la ausencia del padre, el fanatismo, la libertad, la democracia. En 1985, Francisco Lombardi la llevó al cine, con Gustavo Bueno en el elenco, quien en la obra es el Coronel. En el montaje se cruzan voces y espacios.
"Mi intención siempre fue llevar la estructura narrativa de la novela a un juego de niveles espacio-temporales en el escenario. El Poeta se expresa en monólogos interiores, el Jaguar en un diálogo entre el Flaco Higueras y el público, y el Esclavo sintetiza su tensión dramática a través de la segunda persona. Muchas escenas suceden simultáneamente y la ciudad se entrelaza con el colegio militar. Por algo el teniente Gamboa dice 'no sé si el muro es del colegio o de la ciudad'".
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