Histórico

La desconocida Guyana Francesa

<img style="padding-bottom: 0px; margin: 0px; padding-left: 0px; padding-right: 0px; padding-top: 0px" alt="" width="81" height="13" src="https://static-latercera-qa.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads/sites/7/200910/550385.jpg"> Virgen aún del turismo masivo, desconocido por muchos, este país tropical ofrece mucho más que una capital colonial.

Este rincón del continente mira de reojo a los demás países de la región. Y, según algunos, con una cierta cuota de envidia. Es la Guyana Francesa, un Departamento de Ultramar de Francia que ve cómo sus vecinos -en especial Brasil- atraen a miles y miles de visitantes cada año, mientras sus fértiles y vírgenes tierras se mantuvieron alejadas del turismo por décadas.

Llegar a esta nación selvática y miembro de la Unión Europea no es sencillo. Air France vuela a diario entre París y Cayenne, la capital del país, pero eso implica tomar primero un avión a Francia, alternativa costosa e ilógica. Más directo es viajar en TAM hasta Belem, al norte de Brasil, vía Sao Paulo o Río de Janeiro. Se debe pasar la noche en una de estas dos urbes. Luego, en Belem, se aborda un vuelo de Air Caraibes a Guyana Francesa. El pasaje desde Santiago cuesta unos US$ 1.200 según datos de El Corte Inglés.

Ya en el destino, lo recomendable es arrendar un auto para recorrer los 300 km de la carretera costera que cruza el país. Si bien hay transporte desde el aeropuerto de Cayenne-Rochambeau, este es  precario y los taxis cobran hasta 30 € (el euro es la moneda oficial) por viajar al centro. Hertz ofrece un Peugeot 206 (o similar) desde 33 € diarios.

La Guyana Francesa, cubierta en un 90% por una densa selva, es un destino ideal para los amantes de la aventura y el ecoturismo. Visite la Amazonía, navegue por sus ríos y descubra los campamentos equipados que cuentan con servicios de guías turísticos y restaurantes. Ofrecen desde pesca deportiva a caminatas y relajantes baños en medio de la naturaleza. Tendrá una oportunidad única de observar 190 especies de mamíferos, 720 especies de aves y 480 especies de peces.

Si bien no es parte del Caribe, en Guyana Francesa hay playas de arenas blancas y cálidas aguas. La Reserva Natural de Amana y la playa de Montjoly son sitios privilegiados para observar las tortugas marinas espalda de cuero que llegan aquí a desovar. Disfrute también del Carnaval, que se celebra hasta el 17 de febrero durante cada fin de semana en diversos lugares. Es una fiesta que combina música, disfraces y mucho colorido.

CAYENNE, LA CAPITAL

El punto de partida debe ser su capital y puerto principal, Cayenne (63 mil hab.), lugar de rica diversidad cultural. Aquí conviven comunidades y etnias (son 25 en todo el país) tales como las criollas, europeas, haitianas, asiáticas y brasileñas, lo que ha permitido un notable desarrollo gastronómico. La especialidad de la casa son los pescados y mariscos, aunque se recomienda probar platos más exóticos, como sopa de cocodrilo, de iguana y serpiente.

En la avenida Général de Gaulle, la calle comercial, se puede apreciar el Town Hall, la Oficina de Correos, la Prefectura, el Musée Départmental Franconie y la Place du Coq, el principal mercado. Es imposible que el viaje sea completo si no visita la ciudad antigua, de arquitectura colonial. Tras recorrer, relájese en la playa de Montjoly, a ocho kilómetros.

LA CARCEL DE PAPILLON

Quién no recuerda al prisionero Henri Charrière (conocido como Papillón) y la exitosa novela que relata sus fugas. Un recluso que en 1934 conoció por primera vez las Islas de la Salvación (les du Salut). Lejos de ser una ironía, los tres islotes que las componen fueron un refugio para los colonos que querían evitar ser masacrados por los indígenas, la malaria y la fiebre amarilla, hace más de cuatro siglos. Años después, las islas Real (le Royale), del Diablo (le du Diable) y San José (le Saint-Joseph) albergaron una de las prisiones más sangrientas de la historia. Los reos franceses que intentaron huir enfrentaban cara a cara la muerte. Si no era por desnutrición y hambruna, era la furia del mar y los tiburones los que amenazaban sus vidas. Los turistas pueden visitar las islas, apreciar prisiones restauradas, incluyendo un restaurante-albergue. Hay tours guiados por la Isla Real (US$ 6).

La pesca deportiva es otra de las prácticas habituales en esta zona. Para llegar, es necesario tomar un ferry que zarpa desde la bahía Kourou, a 60 km de Cayenne. Por unos US$ 55, el catamarán parte a las ocho de la mañana rumbo a la Île Royale y regresa entre las 16 y las 18 horas. El trayecto tarda una hora y media, tras lo cual se pueden observar las ruinas de la cárcel.

En cuanto a las islas del Diablo y San José, es mejor conformarse con verlas desde lejos, pues el acceso es sumamente complicado debido a las fuertes marejadas.

No se devuelva a Cayenne sin antes visitar la región de Kourou y realizar un tour guiado de tres horas al Centro Espacial Guayanés de la Agencia Espacial Europea, punto de lanzamiento de diversos cohetes y satélites de la Unión Europea, y operativo desde 1968.  Eso sí, asegúrese de que no haya actividad espacial, pues la zona es evacuada, incluyendo las islas.

Por cierto, si está planeando una visita a estas últimas, lleve consigo un buen repelente, ya que los mosquitos podrían recordarle la vida de los presos de antaño, haciendo de su estadía un infierno.

Dónde dormir

En Cayenne

Novotel Cayenne: A tres km del centro. Desde US$ 140.

Hotel Central: Hab. simple desde 65 €; doble, 70 €.

Hotel Amazonia: Hab. desde US$ 130.

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