La destrucción de Sodoma y Gomorra inspira nueva obra protagonizada por José Soza
El sábado llega al Teatro Camilo Henríquez Las hijas de Lot, escrita y dirigida por Héctor Freire.

Lucifer, el ángel de alas negras, relata la fábula en que se impuso ante Dios: Lot, sobrino de Abraham, avanza junto a su esposa y sus dos hijas entre las llamas. La tarde anterior, dos ángeles le habían advertido sobre la furia del Creador y sus planes de echar abajo Sodoma y Gomorra. En la huida, la mujer -sin nombre según las escrituras sagradas- voltea para ver la tragedia, pero su desobediencia la convierte en una estatua de sal. Lot lamenta su pérdida pero continúa en pie. El y sus hijas, también sin nombre, cruzan la nada.
Es el primer cuadro de Las hijas de Lot, la obra que este sábado debuta en el Teatro Camilo Henríquez, escrita y dirigida por Héctor Freire. El relato está contenido en Génesis 19, el primer libro del Antiguo Testamento. Sin embargo, el pasaje bíblico apenas se detiene en los momentos posteriores a la hecatombe, cuando en el año 2000 antes de Cristo, un hombre logra escabullirse con sus hijas del desastre, hasta dar con una cueva. Luego surge el mito: “Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo, y no queda varón en la tierra que entre a nosotras conforme a la costumbre de toda la tierra”, narra la Biblia. “Ven, demos a beber vino a nuestro padre, y durmamos con él. Conservemos de nuestro padre descendencia”.
Según las escrituras hebreas, las hijas embriagan a Lot para acostarse con él y perpetuar la especie. “Y las dos hijas concibieron de su padre. Y dio a luz la mayor un hijo, y llamó su nombre Moab, padre de los moabitas. La menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, padre de los amonitas”, se lee en Génesis. El pasaje, escasamente difundido, describe el origen de pueblos enemigos a los judíos, al igual que con otros personajes bíblicos, como Ismael o Canaán.
Retratada por osados renacentistas -como Lucas Cranach el Viejo (1528), Lucas van Leyden (1520), Bonifacio de Pitati, y Tintoretto y Jan Massys (1565), entre varios otros- y analizada por antropólogos, la escena revela el incesto entre Lot y sus hijas. Ahora, el mito llega al teatro.
“Reconstruí la escena a partir de un estudio de las pinturas y las escrituras judaicas, pues preceden a las de la Biblia”, dice Freire, quien asistió en la dirección a Alfredo Castro en obras como Jamás al fuego nunca y Distinto (2013). “Parte con la mujer de Lot convertida en sal, y luego Lucifer narra todo, con ellos ya en el refugio. Me interesaban las razones por las que este pasaje fue callado por cristianos, y cómo el arte, desde sus tantos lenguajes, ha sido el único que ha escarbado en él”.
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