Histórico

La gratuidad entra a la cancha

El Instituto Nacional del Fútbol (Inaf) es uno de los pocos establecimientos, en el área técnico-profesional, que cumple con los requisitos para acceder a la gratuidad 2016.

Cuando Rodrigo Quezada decidió entrar a estudiar una nueva carrera tuvo que enfrentar muchas dudas. “¿Dónde vas a trabajar si estudias eso?¿Cómo vas a financiar la carrera? ¿Es eso realmente una profesión?”, fueron sólo algunas de las frases que escuchó el joven oriundo de Curicó. Además, para poder formarse como entrenador de fútbol, debía trasladarse a la Región Metropolitana y juntar dinero para financiar al menos un año de arancel.

Hoy, casi tres años después de que esas dudas lo abrumaran, el joven de 24 años se encuentra viviendo junto a su abuela en Santiago, cursando el cuarto semestre de la carrera de entrenador de fútbol en el Instituto Nacional del Fútbol (Inaf). Asegura estar feliz y sentirse comprometido con sus estudios, aunque su camino no está libre de complicaciones. Logró financiar el primer año tras “mucho trabajo” y en este segundo consiguió una beca, la que cubre sólo aproximadamente la mitad del arancel de referencia. Es precisamente por esto que para él, el hecho de que el Inaf, al estar acreditado y no tenga fines de lucro cumpla con los requisitos para acceder a la gratuidad anunciada por el Gobierno en 2016, resulta mucho más que un alivio, pues Quezada justamente pertenece al 50% más vulnerable de los estudiantes y podría ser uno de los beneficiados.

“Realmente encuentro que es súper bueno que el Inaf pueda entrar a la gratuidad. Hasta hace poco yo trabajaba y estudiaba, y tenía muy poco tiempo para estudiar. Hoy estoy tratando de juntar la plata con mi trabajo en las escuelas de fútbol, pero si realmente fuera beneficiado sería un enorme alivio y podría dedicarme sólo a estudiar”, dice.

Él forma parte del 25% de los estudiantes del sistema diurno que recibe alguna ayuda estatal en el instituto. En total, son 910 los alumnos de pregrado, quienes se distribuyen en carreras como árbitro de fútbol, entrenador en deportes y actividad física, técnico de fútbol y entrenador de fútbol. “Si bien el instituto recibe a muchos ex futbolistas de todos los niveles, también a profesionales de muchas áreas que cambian su rumbo o ven el estudiar aquí el cumplir un hobbie o un sueño de siempre, principalmente en el sistema diurno recibimos jóvenes vulnerables que aspiran a ser profesionales y trabajar en distintosniveles”, expica Martin Mihovilovic, rector de la entidad.

La autoridad del Inaf asegura que el 60% de los árbitros de la primera división del fútbol chileno son egresados del Inaf, pero que son muchas las áreas en las que los egresados se pueden desempeñar. “Escuelas deportivas, programas comunales o nacionales relacionados al deporte, trabajos sociales ligados al fútbol en barrios vulnerables”, enumera Mihovilovic.

“Una pasión”, dicen los fanáticos, pero para Rodrigo Quezada aquella frase es más que un eslogan. “Yo vengo de una familia humilde. Para mi el papel social que cumple el fútbol y el deporte es muy fuerte. Me gustaría trabajar así, ayudar a que en barrios vulnerables se superen los problemas de drogadicción o alcoholismo. Es una de las cosas que me motiva, aunque también me proyecto a largo plazo en el fútbol profesional. Sé que no es fácil, pero tampoco es imposible”, remarca el joven.

Rumbo al cambio

El rector del instituto aclara que aún necesitan muchas especificaciones para que el Inaf pueda dimensionar el detalle de los cambios que implicará la nueva política de financiamiento. Eso sí, aseguran que quizás tengan que pensar en un sistema más estricto de selección ante un posible aumento de la demanda por estudiar allí. “Podríamos tener muchos alumnos pero no tenemos intención de tener un crecimiento inorgánico. No queremos ser una institución masiva que forme alumnos que después no tengan trabajo”, dice Mihovilovic.

La autoridad también específica que hay que tomar las cosas con realismo. “Hay que hacerse cargo de las expectativas que se pueden estar creando con esto. Nosotros siempre hemos sido cuidadosos. Por ejemplo, el árbitro joven que sueña con ser (Enrique) Osses tiene que hacer una carrera desde el fútbol menor y ese camino es bastante largo”, remarca el rector.

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