Histórico

La increíble historia del tenista israelí que jugó el Torneo de Dubai

La presencia de Andy Ram contó con extremas medidas de seguridad, como tener seis guardaespaldas.

Recluido en un vestuario exclusivo para él, escoltado por media docena de guardaespaldas e ignorado su nombre por el juez de silla, el israelí Andy Ram hizo historia en el tenis al ser eliminado hoy en la primera ronda del torneo de Dubai, una competencia donde nunca había participado una raqueta de nacionalidad israelí.

Ram, acompañado del zimbabuo Kevin Ullyett, cayó 6-3, 3-6 y 10-8 ante el español David Ferrer y el ruso Marat Safin en la primera ronda del certamen de dobles, jugando bajos extremas medidas de seguridad que convirtieron el partido en un espectáculo nunca visto en el circuito.

Ram ofreció palabras conciliadoras tras el duelo. "Disfruté mi estadía en Dubai todo el tiempo, es un gran torneo", dijo el número 12 del mundo en dobles, campeón en 2008 de la especialidad en el Abierto de Australia.

"Fue agradable entrar con los guardaespaldas al estadio, es una experiencia diferente estar controlado por ellos las 24 horas del día", añadió Ram. "Cené y comí con ellos varias veces, son buena gente".

ANONIMO
Más allá de las palabras de Ram, el día osciló entre el absurdo y lo bizarro, a tal punto que el juez de silla no mencionó una sola vez el nombre del israelí: ni al comenzar el partido ni cuando el jugador ganaba su juego de servicio, aunque sí apareciera en el cartel que mostraba el marcador.

"No, no es cierto", dijo Gerry Armstrong, supervisor de la ATP, negando lo evidente. "Debe haber un problema en el micrófono", añadió con ironía.

La situación no era en absoluto cómoda para la ATP. Ram, nacido y criado en Uruguay hasta los cinco años, obtuvo una visa especial del gobierno de los Emiratos Arabes Unidos pese a ser ciudadano de Israel, país con el que el gobierno de Abu Dhabi no mantiene relaciones diplomáticas.

Una semana antes la visa le fue denegada a la israelí Shahar Peer para el torneo femenino, lo que dio pie a que la WTA le impusiera al torneo la mayor multa en la historia del circuito.

El partido comenzó media hora tarde debido a las fuertes medidas de seguridad: un grupo de perros de la policía revisó el terreno de juego, y el público sólo pudo entrar al estadio dejando fuera sus bolsos, teléfonos móviles y botellas de agua y atravesando un arco detector de metales, como si fueran a abordar un avión.

Tras el partido, jugado bajo un intenso calor, Ram fue aplaudido por un grupo de hinchas, mientras se retiraba escoltado por cinco guardaespaldas.

El israelí debió utilizar un vestuario al que sólo él podía acceder, separado del resto de los jugadores.

SIN CONFERENCIA
Tras el partido conversó con un único periodista de la prensa escrita, elegido por consenso en la sala de prensa, y con una cadena de televisión.  "Es un pedido del torneo para garantizar la seguridad", dijo un miembro de la ATP al justificar la anulación de la rueda de prensa. La entrevista se celebró en el vestuario del israelí, y no en una sala de conferencias, como es habitual.

Ram integrará el equipo de Israel que la semana próxima jugará ante Suecia en Malmö en un estadio sin espectadores, algo que considera "una gran pena".

Hoy había apenas 200 espectadores en la cancha tres del "Aviation Club", a la que Ram entró por un camino diferente al de sus rivales y con una sonrisa entre divertida e irónica, mientras Ferrer le hacía un gesto cómplice.

El israelí ganó el primer punto del encuentro con un sencillo smash, mientras dos guardaespaldas de traje y gafas oscuras seguían todos los movimientos a metros de los jugadores y el juez de silla, apoyados por varios más en las tribunas y las diferentes entradas. Sólo el fotógrafo oficial del torneo pudo ingresar durante los primeros juegos, aunque luego se le cedió el paso a otros.

Después, dos docenas de personas -entre guardaespaldas y directivos del torneo- asistieron a la "conferencia de prensa" de Ram, que reveló que el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, le pidió que boicoteara el torneo.

"Pero a mí no me pareció lo correcto", dijo. "En 30 ó 40 años la gente se acordará de que yo vine a jugar aquí", añadió, antes de lanzar el último elogio al país que lo albergó por un par de días: "Volé a Dubai con Emirates Airlines, y fue fantástico. Es la mejor aerolínea que haya tomado nunca".

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