Histórico

La sacrificada historia de J.J. Morales, el ariete de la UC

Pese a que en casi todos los equipos en los que jugó fue goleador, J.J. debió superar muchas dificultades para tomarse una revancha personal.

Juan José Morales venció el miedo escénico siendo muy niño. El "Jota" era un fanático del folclore de su Tucumán natal y pertenecía a un grupo de danza típica, debiendo actuar frente al público en innumerables ocasiones. Una vez, incluso, se presentó junto a la mismísima Mercedes Sosa, una de sus ídolas y símbolo de esa región de Argentina.

"Estuve con ella en un escenario. Estudié danza folclórica en Tucumán y alguna vez, mientras Mercedes Sosa cantaba, yo era parte del grupo de baile que interpretó una zamba para acompañarla. Son recuerdos lindos que te quedan por siempre y que no se borran más", recordaba el ariete en una entrevista con la página oficial de la UC tras la muerte de la "Negra".

Tal vez por eso Morales no se intimida ante un estadio lleno. Al contrario, crece y se entrega por entero, para recibir el aplauso del público. Tal como cuando era bailarín folclórico. Lo demostró el martes en Santa Fe, anotando los dos descuentos en la caída de Universidad Católica ante Colón (3-2), por la primera fase de la Copa Libertadores.

Es el último premio para un jugador que se ha caracterizado por su esfuerzo y al que las cosas no le han resultado fáciles. Comenzó en San Martín de Tucumán, pasando luego por Central Norte y Atlético Concepción, equipos menores en el exitoso fútbol argentino. Volvió a su club de origen en 2004, siendo pieza fundamental en el histórico ascenso de "Los Cirujas" a la Primera B Nacional en la campaña 2006-2007 y a la máxima categoría en la 2007-2008.

"Es un tipo humilde, que viene de un pueblito al interior y que a fuerza de sacrificio se ganó el corazón de la hinchada. Tenía las cualidades para ser ídolo: hacía goles y dejaba todo en la cancha", afirma José Barchini, directivo de San Martín.

El público tucumano lo ungió como ídolo, pues anotó muchos goles y la mayoría de ellos en instancias importantes. Le creció el apetito al club, que vendió la mitad de su pase a un grupo de empresarios; y a él, que buscó nuevos horizontes. Partió a Colón, pero jugó muy poco en apenas un semestre. Se fue a Quilmes y allá le cambió la vida.

"Tuvo una buena campaña, la gente lo recuerda mucho, porque hacía muchos goles y porque era de esos jugadores que se brindan por enteros", cuenta Juan Herbella, compañero del "Jota" en los cerveceros. "Es un muy bien pibe, de corazón enorme, se tiene bien merecido que le vaya bien. El hecho de que haya cobrado trascendencia por el partido con Colón, para él debe haber sido una buena revancha, porque allá no le dieron muchas opciones", agrega.

Pero la buena campaña en Quilmes no le garantizó nada. De hecho, estuvo entrenando en Tucumán hasta que se cayó el fichaje de Luis Angel Salmerón y la UC optó por él. En San Carlos otra vez le costó. Pero adivinen: se afirmó en la titularidad y el martes se tituló de héroe cruzado.

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