Histórico

Lo bueno, lo malo y lo feo del Festival de Viña 2013

La parrilla de artistas que subió al escenario en esta edición, las dificultades en la entrega de los premios y extensos horarios de término en algunas presentaciones marcaron el certamen son los temas más destacados y criticados.

Cada noche estuvo en el centro de todas las miradas. Las opiniones muchas veces, estuvieron divididas. Pero cuando finaliza la edición número 53 del festival más importante de Chile, voces expertas analizan lo bueno, lo malo y lo feo de las seis noches festivaleras.

LO BUENO

Todos coinciden: los artistas elegidos para esta ocasión y la variedad de géneros abordados destacaron por sobre las versiones anteriores.

"Ha tenido números de nivel como lo que pudimos presenciar con Elton John, un número absolutamente de categoría mundial", asegura el periodista y experto en el área, Manuel Maira, pero hace una retrospectiva: "hay un cierto tipo de nivel que en los últimos años se ha mantenido, desde la visita de Sting, posteriormente con Morrisey. Figuras que están sobre el promedio de lo que hoy en día puede ofrecerte el pop estandar o lo que está de moda. Gente que ya está en otra esfera, que es de elite", concluye.

En tanto, Marcelo Contreras, destacado reportero y crítico de música concuerda: "Por primera vez el festival de Viña ha tenido la capacidad de abrirse hacia distintos públicos: en el pasado se concentraban específicamente en ya sea el público juvenil o en ciertos aspectos de lo que es la nostalgia, figuras más bien de características vintage. Me parece que este año el abanico es más abierto", analiza.

Y Maira complementa: "fue un acierto haber tenido un show tan sólido como 31 minutos, como Jorge González, Miguel Bosé, y yo creo que ahí está lo bueno, que ha habido una buena visión de tener a varios nombres de calidad en esta parrilla".

Asimismo, el crítico de televisión Luis Breull, acotó que lo bueno fue "mantener cierta diversidad en la composición de los show musicales, pero con evidente sesgo anti rock u otras tendencias como la música popular brasile?a, que ha alcanzado una estatura universal"


LO MALO

A juicio de Marcelo Contreras, lo malo recae indudablemente en los animadores, "sobre todo la competencia que ha demostrado Eva Gómez". Y enumera sus críticas: "me impresiona su poco léxico, la incapacidad para buscar definiciones más acotadas y precisas respecto a la envergadura de determinados artistas, es inolvidable el exabrupto del primer día refiriéndose a Maná como la banda más trascendente del rock de todos los tiempos, algo absolutamente ridículo. Los dos han fallado, tanto Eva Gómez por hablar de más como Rafael Araneda por no saber remostar esos baches que quedan en la animación, hay un problema de sincronía, de carisma y de empatía", concluye.

Su colega Manuel Maira agrega una falencia más: "el manejo de la programación en términos de horario, con shows que terminan a las 4 de la mañana, artistas que empiezan a tocar pasadas las 02:30 horas de la mañana, como le pasó a Jorge González y Daddy Yankee es algo francamente inaceptable".

En tanto, Luis Breull señaló que el problema radica en "no resolver de modo equilibrado la ecuación show/recital/programa de TV. Sobre todo en manejo de tiempos y sentido de espectáculo.

LO FEO

En esta categoría, Maira ubica al tema de la premiación. "Lo de Elton John fue bien incómodo. Tenían que cumplir con este rito, pero probablemente un artista como Elton John o como Morrisey no necesitan ningún tipo de interacción con los animadores, probablemente necesitan recibir solo un gran trofeo, una gaviota de oro blanco, qué se yo. Pero no entrar a jugar un juego que ellos no entienden, que los animadores no tienen la capacidad de hacérselo entender al artista, porque no hablan inglés".

A juicio de Marcelo Contreras, "me atrevería a decir que el humor es la instancia más baja del festival de viña en términos artísticos. Son los números que conquistan mayor teleaudiencia porque está ese morbo con respecto si van a fracasar o no", examina el experto.

"Seguimos detenidos en la figura del cuentachistes  que se detiene en los mismos lugares comunes que conocemos hace 30 o 40 años atrás y probablemente hace 100 años atrás los chistes eran exactamente sobre lo mismo. Me parece que el humor es el punto más bajo del festival de Viña 2013", concluye el periodista.

Coincide con él Luis Breull, por "insistir en hacer pasar por humoristas a cuentachistes de tercer orden, ordinarios y básicos, sin ninguna complejidad en sus rutinas. Han sido el segmento más degradante de un espectáculo transmitido internacionalmente", señaló el experto.

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