Histórico

Los famosos retratos de Gerhard Richter se toman Londres

<p>El artista alemán, uno de los más importantes del arte contemporáneo, tiene desde mañana una amplia muestra en la National Portrait Gallery.</p>

Se trata de uno de los pintores más importantes del arte contemporáneo, y como tal no había tenido una muestra retrospectiva en Londres dedicado a sus famosos retratos. Es el alemán Gerhard Richter, a quien desde mañana la National Portrait Gallery le dedica una amplia exhibición sobre esta modalidad, que ha realizado a lo largo de su carrera.

Una de las facetas de Richter es figurativa: imágenes desenfocadas, inicialmente en blanco y negro, pero a partir de un determinado momento también en color, y basadas siempre en fotos.

La otra es abstracta y consiste lo mismo en puras muestras de puros colores que en composiciones de trazos expresionistas o pinturas de gris monocromía.

Richter, que nació en Alemania Oriental y pasó a la República Federal antes de la construcción del muro de Berlín en busca de mayor libertad para su arte, se mueve en la "tierra de nadie" entre la abstracción y el figurativismo, y ha transitado entre los trabajos figurativos con la fotografía como punto de partida y una pintura abstracta deliberadamente cargada de color, cercana al expresionismo abstracto.

Desde muy temprano, el retrato ha sido, en efecto, una faceta importante del arte de Richter, aunque la mayoría de las retrospectivas anteriores abarcaban también otros aspectos de su producción.

Y ésta es prácticamente inclasificable: a partir de fotografías de todo tipo, muchas veces de revistas, otras personales, Richter ha pintado de todo: animales, objetos cotidianos, familias en vacaciones, deportistas, políticos, terroristas, imágenes pornográficas, granjas, paisajes, nubes, edificios y un largo etcétera.

Es la suya una pintura siempre fría, distante, que contrasta por su estilo con la fuertemente expresionista de otro pintor también formado en la antigua Alemania Oriental, Georg Baselitz.

En opinión de Paul Moorhouse, experto de la National Portrait Gallery y comisario de la exposición titulada simplemente Retratos de Gerhard Richter, sus obras, bien sean figurativas o abstractas, presentan una "apariencia superficial" que muchas veces no se corresponde con "la realidad subyacente".

Dicho de modo más castizo: las apariencias engañan, y es con esa ambigüedad con la que juega precisamente el artista germano.

"La apariencia, la semblanza (todo lo visible) es el tema de mi vida", ha dicho Richter, y sus imágenes de personajes, ya sean públicos y fácilmente identificables o totalmente anónimos, se presentan muchas veces en contextos que pueden fácilmente llevar a conclusiones equivocadas.

Su actitud hacia el modelo no es en absoluto convencional. "No creo que el pintor necesite ver o conocer al modelo. Un retrato no debe expresar nada del alma, la esencia o el carácter" de la persona representada, ya sea conocida o anónima.

Organizada cronológicamente, la exposición londinense reúne alrededor de 45 obras de distintas etapas procedentes de colecciones públicas y privadas elegidas de forma que muestran las principales preocupaciones y líneas de evolución de su arte.

Así, una de las secciones se centra en el uso de fotografías de periódicos y revistas, entre ellas varias relacionadas con el asesinato del presidente Kennedy, otra dedicada a los trabajos basados en fotos de su propio álbum familiar o los de sus amigos.

Hay también retratos de algunos de sus marchantes y coleccionistas, un autorretrato en color, así como un retrato muy curioso de la pareja de artistas británicos Gilbert & George hecho con la técnica de la múltiple exposición.

Richter ha utilizado también a sus sucesivas esposas, pero también a su hija y su nieto pequeño como modelos, y entre las imágenes más icónicas está la titulada "Ema (Desnudo en escalera)", de 1966.

El desnudo frontal de su primera mujer evoca por su temática y, pese a lo distinto de sus estilos, que los convierte casi en antitéticos, el famoso cuadro de Marcel Duchamp "Desnudo descendiendo una escalera (Número 2)".

También llama poderosamente la atención por su delicadeza casi vermeeriana el retrato titulado "Lesende" (Lectora), de 1994, que representa el busto de su tercera mujer de perfil leyendo unos papeles.

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