Señor director:

Ayer falleció María Maluenda. A lo largo de sus 91 años de vida ella sembró generosamente amor y talento en la cultura y la política, cosechando la admiración y el cariño de millones de chilenos que fueron sus contemporáneos.

Tenía apenas 20 años cuando en 1941, junto a figuras como Pedro de la Barra y Roberto Parada -con quien formaría una pareja entrañable para el resto de sus días-, participó en la fundación del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Dos décadas más tarde fue diputada por el Partido Comunista, compartiendo ideales y militancia con grandes figuras de la cultura chilena, como Pablo Neruda. El nombre y la figura de María Maluenda adquirieron nuevas dimensiones en el corazón de los chilenos por la tragedia que enlutó su vida: el asesinato de su hijo José Manuel Parada, en uno de los más atroces crímenes de la dictadura. En ese momento, los chilenos fuimos testigos de la dignidad con que ella y Roberto Parada enfrentaron su inmenso dolor y buscaron la justicia.

A pesar de esta herida, a fines de los años 80 participó en la fundación del Partido Por la Democracia y fue una compañera incansable en la causa por inscribir a los chilenos en los registros electorales y dar salida pacífica a la dictadura a través del plebiscito. Su rol le valió ser electa diputada y ser la primera presidenta de la Cámara para tomar juramento a los nuevos parlamentarios, tras la recuperación de la democracia.

Se ha ido un símbolo de lo mejor de nuestro siglo XX, dignísima representante de las mujeres chilenas.

Carolina Tohá
Presidenta del PPD