Histórico

Muestra fotográfica documenta la historia de los edificios caracoles en Santiago

Espacio continuo, de Cristóbal Palma, es un registro de 26 de estas construcciones que pueden verse en Galería AFA.

Nacieron en 1974 y murieron en 1982. Y fueron reflejo de una forma de entender los espacios públicos y el consumo que paulatinamente ha ido desapareciendo con el creciente protagonismo de los malls.

Reflejo de la evolución urbana de Santiago y de las costumbres de sus habitantes, los edificios caracoles son el eje de la muestra fotográfica de Cristóbal Palma, Espacio continuo, que retrata a 26 de estos centros comerciales de la capital.

Se trata de un registro tipológico de los caracoles comerciales de Santiago que mediante la fotografía y el cortometraje documental pretende exponer y problematizar este modelo de desarrollo urbano. Curada por Camilo Yañez, la muestra estará abierta entre hoy y el 21 de julio en Galería AFA. "Fue un modelo arquitectónico que, probablemente, dejó de funcionar en Chile cuando la calle se empezó a desvalorizar. No es el único tipo de comercio de calle que se ha devaluado", dijo hace pocos días Palma a La Tercera.

A mediados de los años setenta en Santiago una serie de edificios que replicaban el modelo Caracol comenzaron a colonizar la capital desarrollando una nueva tipología arquitectónica urbana que luego se extendió por otras partes del país y que hoy representa -quizás sin imaginarlo- el experimento más arriesgado de la arquitectura comercial chilena, constituyéndose en un modelo de desarrollo urbano único en el mundo.

El primer ejemplo de esta modalidad fue el edificio caracol de la avenida Nueva Los Leones, en Providencia. Obra del arquitecto boliviano avecindado en Chile Melvin Villarroel, se construyó en 1974 desatando un fenómeno que se desarrolló de forma muy intensa, en un período extremadamente breve y en un contexto muy particular de la historia reciente de Chile: los primeros años de la dictadura de Pinochet, donde el país vivía profundas transformaciones políticas, económicas y sociales.

Los caracoles han sobrevivido a los cambiantes aires que circulan en la ciudad y a la aparición cada vez más agresiva de los malls. En Avenida Providencia existen varios, como el de antiguedades de calle Bucarest, y el Portal Lyon, dedicado a sectores afines al rock. En la misma calles también resalta el Dos Caracoles, quizás el único que mantiene el concepto cvomercial de sus comienzos, y en Ñuñoa el Centro Ñuñoa, en Pedro de Valdivia con Irarrázaval.

Esta tipología arquitectónica detonó una explosión que se cristalizó en un conjunto de edificios que, con mutaciones desde el arquetipo, conforman una singular expresión arquitectónica urbana que materializa tardíamente en Chile nociones colectivas de continuidad espacial y movilidad propias de la modernidad. La principal característica espacial de los Caracoles está constituida por la rampa continua en espiral que toma la acera de la calle hacia el interior de la manzana generando un cuerpo contenedor de pequeños locales comerciales en torno a un gran vacío central que cruza verticalmente todo el proyecto.
 
Los Caracoles Comerciales de Santiago, que duraron entre fines de los años setenta y comienzo de la década del ochenta, se transformaron en el soporte espacial de un momento particular de la sociedad chilena y de un modelo específico de vida urbana y encuentro social que hoy retrata Cristóbal Palma, fotógrafos con estudios de arquitectura.

Espacio continuo. Registro Tipológico de los Caracoles Comerciales de Santiago, 1974-1986.
Proyecto FONDART que se exhibe en Galería AFA (Phillips 16, depto A)
Del 22 de junio al 21 de julio.

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