Histórico

Obra política de Henrik Ibsen llega al Teatro Cinema

Hoy se estrena Un enemigo del pueblo, del autor noruego que desafió al poder, en una adaptación de Bosco Cayo.

Dicen que en enero de 1883, en plena expansión de la Revolución Industrial y el capitalismo, Henrik Ibsen viajó hasta Oslo para asistir al estreno de su decimonovena obra, Un enemigo del pueblo, publicada un año antes. Considerado el dramaturgo noruego más celebre, padre del drama realista moderno, quedó consignado que su visita al Christiania Theater aquel 13 de enero puso los pelos de punta a sus detractores. Alto, de gruesa barba, mirada y pluma desafiantes, Ibsen cruzó la entrada del teatro sonriendo. Nuevamente, se había salido con la suya.

Era cuestión de tiempo para que entre los más de 150 montajes del dramaturgo llevados a escena en el mundo, el también autor de Casa de muñecas volviera a esparcir un trozo de su legado en Chile. Esta noche, con la misma obra que hace más de un siglo puso en jaque a los empresarios y políticos de su país y que Willy Semler montó también en Chile hace 10 años, Ibsen abrirá la cartelera de la sala de la Compañía Teatro Cinema (ex La Troppa), en el antiguo Teatro Aparte.

En una habitación contigua al escenario, Nicolás Espinoza y la francesa Laurene Lemaitre, cabezas del colectivo Zoológico (Conversaciones sobre el futuro) y directores del montaje, cuentan que no costó convencer a los creadores de El hombre que daba de beber a las mariposas para estrenar en su sala. Ibsen volvería a dar que hablar. "Leí el texto mientras estudiaba y me gustó", cuenta Espinoza, "sin embargo, el lenguaje estaba fuera de época y hubo que adaptarlo".

En marzo contactaron al actor y dramaturgo Bosco Cayo (Leftraru) para aterrizar la obra de 1882 en el Chile actual. "Además del lenguaje, solo ajustamos algunas situaciones puntuales y personajes para darle sentido a lo que queríamos decir. El argumento lo mantuvimos con respeto, pues nos servía para dar cuenta de lo que ocurre hoy en el país", afirma el director.

Esta reversión de la historia tendrá al mismo doctor Thomas Stockmann como protagonista, aunque con varios años menos. "Pensamos que lo mejor fue que tuviera unos 30 años, la edad de nosotros", afirma Lemaitre. Espinoza asiente con la cabeza: "Nuestros padres y otras generaciones vivieron la transición democrática y eso los obligó a ceder y callar muchas cosas que probablemente no creían. Ibsen hizo y quiso justamente todo lo contrario. Stockmann debía ser más joven e impetuoso". El doctor, jefe de zona de un punto perdido al sur de Chile, descubre que una celulosa instalada en el lugar por decisión del alcalde, quien además es su hermano, está contaminando el agua del estero. "El quiere decir la verdad; sin embargo, su círculo se lo prohíbe. En Chile es igual: Stockmann podría ser perfectamente un investigador en Quillagua o Chañaral, sectores que hoy no tienen agua producto del abuso de poder y el control económico y territorial de las minas de cobre y las industrias", afirma Espinoza.

La obra se desarrolla en una estructura sobre el escenario, cubierta por una persiana que servirá además de pantalla. Una cámara rescatará detalles que ambos consideraron destacar en escena. "Buscamos darle otra dimensión, pues lidiar con una verdad así no es nada fácil. Queremos provocar la reacción de la gente, identificarla con los problemas del país. Además, actoralmente fue todo un desafío para José Manuel (Aguirre), el protagonista: sostener el peso de la verdad no le será fácil".

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