Otoño en el Hudson
Los habitantes de Nueva York han encontrado en el valle Hudson el mejor antídoto para escapar de la agitación de la ciudad. Los meses previos al invierno son los mejores para conocer esta zona, que ofrece caminatas, museos de gran nivel y tranquilos pueblos para recorrer.

Una hora al norte de Nueva York, después de atravesar elegantes suburbios, comienza el valle Hudson, que es una excelente alternativa para quienes ya conocen bien Manhattan y quieren incluir algo nuevo en su viaje. Se trata de un sector con mucha vegetación que se alimenta del río Hudson y se corona con los montes Apalaches que cruzan el Estado de Nueva York.
Otoño es lejos su mejor momento. Gracias al asombroso follaje de las hojas de los maples o arces, la región se tiñe de rojo, naranjo, ocre y amarillo, y la vista deja casi sin aliento y en el sector se pueden hacer paseos por los cerros, recorrer pequeños pueblos con fachadas antiguas y conocer museos vanguardistas.
Subir cerros
Los paseos y trekkings por los Apalaches,son uno de los preferidos de los habitantes de Nueva York que llegan en busca de desconexión. Como en esa zona esos montes no superan los 400 metros de altura, se pueden hacer paseos cortos y llegar a la cima en una o dos horas.

El cuidado y respeto por el medioambiente se nota en lo limpio y cuidados que se ven los senderos. Ahí se pueden observar distintas especies, como topos, zorros, ciervos y castores, que conviven amigablemente con los visitantes.
Entre los recorridos que se pueden hacer está Anthony´s Nose que sube a los 280 metros desde donde se obtiene una maravillosa vista panorámica del valle, que en los días despejados permite ver hasta Manhattan. Otra alternativa es seguir una caminata llamada Constitution Marsch, que bordea el pantano que se forma de un brazo del río Hudson, donde además de apreciar la belleza del camino se pueden avistar aves y otros animales de la zona, especialmente tortugas.
Hay que preocuparse, eso sí, de ponerse repelente para evitar las garrapatas de los ciervos que pueden contagiarnos de una bacteria que produce la enfermedad de Lyme que afecta distintos órganos.
Pueblos familiares y artísticos
Dicen que en Manhattan viven los solteros; en Brooklyn, las parejas, y en el valle Hudson, las familias. Esto porque varias parejas de profesionales jóvenes que acostumbraban a llegar a esta zona los fines de semana para hacer paseos, empezaron a ver en los pueblos de este sector una alternativa para vivir con más espacio a precios más alcanzables y mejor calidad de vida familiar. "Nunca habíamos pensado que se podía vivir aquí pero una pareja de amigos tomó la iniciativa y nos dijeron que el colegio público era bueno. En menos de un año ya estábamos nosotros y otra pareja de amigos más buscando casa", dice Lara, arquitecta que se cambió junto a su marido profesor y escritor desde Brooklyn. Esto también ha contribuido a que en pequeñas ciudades como Cold Spring, Beacon o Hudson hayan comenzado a aparecer centros culturales de vanguardia, con nuevas apuestas, tal como antes sucedió en Brooklyn. Hoy las encantadoras calles principales de esos pueblos son sedes de anticuario, galerías y entretenidas tiendas.

Pero además la zona alberga algunos proyectos artísticos de gran nivel, entre ello, el Museo DIA, en Beacon, dedicado al arte contemporáneo y que se ubica en las orillas del río Hudson, en la antigua fábrica de galletas Nabisco. El edificio tiene casi 90 mil metros cuadrados -casi el doble de la extensión del MoMA- y sus galerías inundadas de luz natural están concebidas para poder albergar obras monumentales que en otros lugares no encuentran espacio, ya sea de la colección permanente o de sus exhibiciones temporales.
La novedad, por otra parte, es la galería Magazzino Italian Art, en Cold Spring, recientemente inaugurada por una pareja de italoamericanos, que quiere mostrar de manera gratuita el fabuloso arte italiano de la posguerra en delante. En Peekskill se encuentra el Hudson Valley Center of Contemporary Art, un museo que sorprende por el sentido pedagógico con que expone obras de vanguardia de distintos formatos, y en New Windsor se encuentra el Storm King Art Center, 200 hectáreas de una verde explanada (cinco veces el tamaño del Parque Bicentenario) con más de 100 esculturas gigantescas de renombrados artistas como Richard Serra o Alexander Liberman, que se pueden recorrer a pie o en un pequeño bus de acercamiento. Para hacer aún más formidable el paseo, se pueden arrendar bicicletas y hay un sector para hacer picnic y almorzar en medio de las colosales figuras. Sin duda, y tal como lo ha calificado la prensa, uno de los mejores parques de esculturas del mundo.
Historia y compras

En la zona, y también con vista al río, está West Point, la famosa Academia Militar Norteamericana, hoy una universidad acreditada, donde se formaron personajes como los generales MacArthur y Eisenhower y que fue fundada por el mismísimo George Washington poco después de la independencia de Estados Unidos. El terreno ocupa una superficie de 65 kilómetros cuadrados, por lo que constituye uno de los campus más grandes del mundo e incluye una cancha de esquí y campo de tiro para artillería, además de los edificios académicos que destacan en el paisaje otoñal del valle y son visitados permanentemente por turistas extranjeros y sobre todo por estadounidenses orgullosos de su tradición militar.
Para quienes no transan las compras, está Woodbury Commons Premium Outlets, a 20 minutos del río Hudson hacia el oeste, con más de 200 tiendas de marcas famosas a precios rebajados. Los fines de semana recibe un flujo tan alto que la fila de autos para entrar se extiende kilómetros y también se puede llegar en shuttles y buses desde Manhattan.

CÓMO LLEGAR AL VALLE DE HUDSON
Para llegar la opción más común es tomarse en Grand Central un tren hasta las estaciones de Beacon o Cold Spring, y disfrutar de aproximadamente 80 o 90 minutos de viaje en tren bordeando el río Hudson. Cerca de ambas estaciones hay restaurantes con wifi para conectarse y pedir un Uber y seguir al destino deseado. La oferta hotelera no es muy amplia por lo que los turistas han optado por arrendar a través de Airbnb piezas o departamentos. Sin embargo, hay una gran variedad de restaurantes que en general ofrecen comida orgánica y alternativas vegetarianas y veganas. Si hay más presupuesto, la mejor opción es arrendar un auto desde Manhattan para dirigirse rumbo a Beacon. Las autopistas son fáciles de entender si se cuenta con un buen GPS. La bencina es más barata que en Chile, y los estacionamientos en general son gratis; sólo tienen restricción de tiempo.
Por último, una muy interesante alternativa es tomarse un ferry y aprovechar de contemplar la belleza del paisaje otoñal con un paseo por el día desde Manhattan hacia Cold Spring.
Desde Beacon hay buses de acercamiento para Storm King y a las galerías de arte.
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