El ex futbolista y ex entrenador argentino Roque Mercury, nacido del otro de la cordillera, pero afincado en Chile desde hace más de medio siglo, vive días díficiles. Y es que el repentino fallecimiento de su esposa Ana Matilde Neira el pasado lunes ha representado un duro golpe para el veterano estratega.

"Estoy destruido. Fue una compañera maravillosa, en todos los sentidos, desde los 22 años. Nos conocimos en Colombia y me siguió después a todos lados porque los futbolistas somos a veces un poco como gitanos y no tenemos un lugar fijo. Fueron 60 años de casado, la peleamos juntos y ahora se me fue de repente. Estoy, como se dice coloquialmente, hecho pelota", confiesa el ex DT, que vistió como futbolista las camisetas de San Luis, Deportes La Serena y Coquimbo Unido, entre otros clubes colombianos y chilenos. Y después ahonda: "Murió el lunes y fue sepultada el martes. Tenía 82 años, pero tú la veías y parecía una piba de 30 ó 40".

Pero Mercury, cuyo proceso más exitoso como entrenador tuvo lugar en Temuco, equipo al que dirigió hasta en cinco períodos distintos y con el que logró el histórico ascenso a Primera División en el año 2001, asegura haber encontrado ahora su principal apoyo en el mundo del fútbol. Su mundo, el que le ha ayudado, a sus 81 años, a sacar adelante el partido más importante de su vida. Y del que se siente orgulloso y agradecido de formar parte: "Estoy muy emocionado, muy agradecido de toda la gente del fútbol, que no ha parado de mandarme saludos, afectos y cariños. Por eso quiero agradecer a todas las personas del fútbol, sobre todo en este país, que me han acompañado en este momento. Me ha llamado gente que no conozco, el celular suena, suena y suena y yo estoy infinitamente agradecido por tantas muestras de afecto. Principalmente por la gente de Temuco, que es una parte de mi vida, una ciudad que amo. La familia del fútbol existe y estos días me he dado cuenta de lo afortunado que soy por haber elegido esta profesión".