Paul Gascoigne es uno de los jugadores insignes de la historia del fútbol inglés. Mundialista con su país en Italia 1990, se transformó a lo largo de su carrera en uno de los íconos del Tottenham, donde estuvo entre 1988 y 1992. Su figuración, sin embargo, también siempre estuvo asociada a su conducta extradeportiva.

El ex mediocampista tuvo siempre problemas de alcoholismo, los que se acrecentaron a partir de 2005, cuando dejó la actividad profesional. De ahí en adelante, ha estado en el centro de la polémica. De hecho, el mismo año de su retiro ingresó a un centro de rehabilitación por un desorden obsesivo-compulsivo, bipolaridad, bulimia y alcoholismo. Y, hasta la fecha, suma un largo historial de polémicas, que incluyen la agresión a un reportero gráfico, una mediática pelea con Liam Gallagher, vocalista de Oasis, y hasta un intento de suicidio.

En 2015, sin embargo, le contaba al mundo que llevaba "más de un año sobrio", y declaraba: "Por fin tengo esperanza". Sin embargo, este año volvió a figurar mediáticamente, luego de que el periódico inglés The Sun publicara una imagen en la que se veía a Gazza con la cara ensangrentada y en un estado de ebriedad evidente. "Lleva varios días fuera de control", rezaba la publicación del medio, en la que se destacaba, además, la "imposibilidad de manetenerse en pie" del ex futbolista.

Pese a todo, el propio Gascoigne no pierde la esperanza. Tomando como referencia a George Best, otro ícono del fútbol inglés, que falleció precisamente a causa de enfermedades asociadas al excesivo consumo de alcohol, aseguró que no quiere que se repita la historia. "No seré como George (Best) y superaré mi problema con el alcohol", expresó en una entrevista concedida en programa de televisión en Inglaterra. "Mis amigos temen por mi vida. Los mensajes que me llegan son: 'Gazza: ¿Estás muerto? Todos están muy preocupados por mí", contó, antes de asegurar: "No me voy a permitir perder esta batalla".