Paul Schrader: "En los 70 el cine era el centro de todas las discusiones"
El guionista de Taxi Driver y director de Gigoló americano está en Chile invitado al festival Sanfic. Ayer habló de cómo era filmar y escribir en los 70, de la "sincronía" de talentos junto a Scorsese y De Niro y hasta de su breve relación con José Donoso.

A estas alturas del partido, Paul Schrader (1946) sabe exactamente cómo funcionan las cosas en Hollywood. Viene bregando en el negocio de hacer películas desde hace 40 años y ha recorrido todos los caminos, valles, alturas y callejones sin salida. Ha caído, se ha golpeado contra el suelo y ha vuelto a levantarse varias veces. De paso, ha escrito algunos de los mejores guiones del cine americano y dirigido al menos tres obras maestras: Gigoló americano (1980), Mishima (1985) y Affliction (1987). Conocido por ser el escritor de cuatro filmes de Martin Scorsese ( Taxi driver, Toro salvaje y La última tentación de Cristo, entre ellos), Schrader siempre ha comulgando con una puesta en escena estilizada para personajes en busca de la redención. Ayer, en una conversación de dos horas en el CA 660 de CorpArtes expuso al detalle su vida y obra mientras el escritor Alberto Fuguet y el periodista Joel Poblete preguntaban, el publico hacía sus consultas y las imágenes de sus películas pasaban por la pantalla gigante.
Presente en el 12 Santiago Festival de Cine (Sanfic) como invitado especial de una restrospectiva dedicada a sus películas (incluida la exhibición de Taxi driver, de la que se cumplen 40 años), Paul Schrader es infatigable a la hora de las exposiciones y las anécdotas. Tras el término del conversatorio tuvo tiempo para algunos autógrafos a estudiantes de cine y dio entrevistas, incluida La Tercera.
“De alguna manera escribir Taxi driver fue una especie de terapia, una manera de recuperarme de una período difícil en mi vida. Creo que escribir un guión o trabajar en una película es la mejor forma de sanar, de sentirse bien de nuevo. Lo recomiendo abiertamente”, dice con una honesta sonrisa. Y agrega: “Uno hace películas por muchas razones. Muchas veces es incluso para ver si uno es capaz de llevar hacia adelante ese proyecto. Sólo por eso. De alguna manera fue eso lo que me pasó con The canyons (2013), una cinta con guión de Bret Easton Ellis que hicimos con apoyo de amigos y seguidores, sólo a través del sistema kickstarter”.
La gran capacidad didáctica de Schrader asoma cada vez que se refiere a la técnica del guión: “Para escribir un guión, para contar una historia, necesitas dos cosas: un problema y una metáfora. Fue lo que pasó con Taxi driver: el problema era mi soledad y la metáfora era el taxista. El resultado fue este guión”.
A pesar de que su obra se extiende en 19 películas como director, es probable que este hombre nacido en un hogar calvinista de Michigan sea aún más popular por los guiones. “No me molesta que me pregunten una y otra vez por Taxi driver. Es incluso sorprendente. El otro día me entrevistaba una periodista alemana, una chica que ni siquiera había nacido cuando se estrenó la cinta, pero la conocía. Creo que Taxi driver fue de cierta manera la conjunción de una serie de situaciones afortunadas: coincidimos Bob De Niro, Marty Scorsese y yo en un momento y lugar precisos. No hay que olvidar que yo venía de Los Angeles. La historia nació mientras estaba allá. Fue una real sincronía”.
Siempre interesado en ver lo que pasa en el universo del cine, Schrader ha tenido acceso al cine chileno reciente a través de un par de películas de Pablo Larraín (“vi El club y en el avión mostraban Tony Manero, que tenía una cámara bastante movediza”) y también tiene palabras para el cine argentino.
Ud. es un gran fan del cine del japonés Yasujiro Ozu y del francés Robert Bresson, ¿Cree que ese tipo de cine contemplativo y lento se ha vuelto una moda en los festivales de cine?
De cierta manera sí. Una película como Jauja, del argentino Lisandro Alonso (protagonizada por Viggo Mortensen) es un ejemplo.
¿Le parece bien?
No creo que sea muy bueno tener demasiado de un sólo tipo de cine. No puedes seguir haciendo El último tango en París para siempre.
A pesar las inquietudes religiosas y hasta filosóficas que mueven su cine, Ud. parece tener una mente bastante práctica a la hora de hacer películas y trabaja con diferentes presupuestos
No hay otra forma de serlo en Hollywood. De cierta manera es un universo brutal y muy apegado a los hechos. Si vives en Los Angeles y haces películas, necesitas tener algo de político, debes saber moverte. Es la realidad.
Ud. dijo en la conversación que El conformista (1970) de Bernardo Bertolucci fue la película que influyó a todo el Nuevo Cine Americano, desde Scorsese a Coppola, ¿Por qué?
Principalmente porque en términos visuales fue una película muy innovadora y utilizaba una gran cantidad de locaciones reales en vez de estudios. Fue un real portento de imaginación visual.
¿Extraña el Nuevo Cine Americano de los 70?
Lo que sucede es muy simple. En los 70 las películas importaban, estaban en el centro de la conversación, eran el tema del día e influían. Hoy no. Hoy la gente va al cine porque quiere ver al actor que está en la pantalla. Antes uno iba al cine y podía entender qué estaba pasando en el mundo viendo por ejemplo Apocalipsis ahora. Ya no. Ahora sólo basta con ir a internet y escuchar a un tipo loco.
Hablando de los viejos tiempos, tengo entendido que conoció a José Donoso.
Sí. Mi hermano Leonard (que también escribió los guiones de filmes como The yakuza de Sydney Pollack y Blue collar y Mishima del propio Paul Schrader) era un gran admirador de José Donoso y fue al taller de escritura que tenía en la Universidad de Iowa. Eso fue en los años 60. Aún recuerdo la portada de la edición de Coronación (1957). Yo me encontré un par de veces con José Donoso también. Hubo un tiempo que leía bastante, pero ya no lo hago mucho. No hay tiempo para todo lo que uno quisiera hacer en la vida. A estas alturas aún me interesa mucho lo que está pasando en el cine, pero no tanto todo lo que sucede en la literatura.
Hace unos años, Robert De Niro habló de hacer una secuela de Taxi driver, ¿lo cree posible?
No, para nada. Es una mala idea. Sé que lo dijo De Niro, pero ya no me puedo hacer cargo del personaje.
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