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Paulina García, actriz chilena: "Me gustó que mi rol en Little Men no fuera la típica latina histriónica"

La protagonista de Gloria habla de su elogiada primera película en inglés junto a Greg Kinnear y Alfred Molina.

Las cosas están cambiando  en Brooklyn. Las casas cuestan más que antes y las calles se ven con otros ojos. La gente también luce diferente y se viste más a la moda, más en onda. Hay una  modernidad que antes no se respiraba y tal vez la vieja fábrica de la esquina es ahora una emprendedora galería de arte. Es lo que en Estados Unidos llaman “gentrification” y que en castellano podría definirse como “aburguesamiento”. Es decir, el viejo y entrañable barrio de clase media se ha transformado en un centro hipster, con inmigrantes de mayor poder adquisitivo y más títulos universitarios. En esta colonización hay una víctima inocente de dignidad estremecedora: es Leonor, una chilena a la que los nuevos dueños de la casa le suben el arriendo y le amargan la vida.

En ese aparentemente sombrío panorama se mueven las coordenadas dramáticas de Little men (2016), la primera película que la actriz chilena Paulina García  rodó en Estados Unidos. Ella es Leonor, la madre del vivaz Tony (Michael Barbieri), un muchacho intrépido que hará amistad con Jake (Theo Taplitz), el introvertido hijo de la otra familia, la de los Jardine. Es una relación adolescente que parece indestructible, pero que en realidad no debió ser. Los Jardine son precisamente la familia equivocada, la de que se movió de Manhattan a Brooklyn a vivir al piso de arriba de Leonor y a recibir el dinero de la renta pagada por ella. La cabeza de la familia es Brian Jardine (Greg Kinnear), quien heredó la propiedad de su padre y quien se enteró de que este cobraba bastante poco a Leonor.

La película del realizador independiente Ira Sachs, que se mostró en enero en el Festival de Sundance y luego se exhibió en Berlín, se estrenó la semana pasada  en Estados Unidos con muy buenas críticas.  Aunque el nivel de las relaciones adultas es importante, lo fundamental de Little men es el lazo que tejen los chicos Tony y Jake, personajes de cierta manera avasallados por la fiera dinámica adulta de las necesidades económicas. El crítico A.O. Scott de The New York Times la llamó “una película sutil, siempre alerta a los más imperceptibles sentimientos de los dos adolescentes protagonistas”.  Por su parte, Michael O’Sullivan de The Washington Post se detuvo en Paulina García: .“Es una interpretación ardiente”. Y luego dijo: “Al principio parece un personaje controlado, pero de una forma más bien enérgica... Es algo así como  pasivo-agresiva, con una secreta venganza”.

Estrenada el mismo día que la superproducción Escuadrón suicida, sus buenas reseñas incluso motivaron que el presidente Barack Obama solicitara una copia  al realizador Ira Sachs para verla en sus vacaciones.

A Paulina García, lo del estreno junto a Escuadrón suicida le parece al menos risible, aunque saca sus conclusiones: “Evidentemente no tienen mucho que ver y  aspiran a públicos muy distintos y a cifras distintas, pero por otro lado las películas de superhéroes, con todas esas explosiones de edificios y choques de autos, pueden llegar a ser agotadoras para los adolescentes. En ese sentido, Little men cuenta una historia de muchachos real”.

La producción de Ira Sachs, director que  ganó Sundance en 2005 y obtuvo el Teddy Bear de Berlín en 2012, la reúne con Greg Kinnear, conocido por Little Miss Sunshine y Mejor, Imposible entre muchas cintas. También están el inglés Alfred Molina (Spider-Man 2, Susurros en tus oídos) como un viejo amigo de familia y la estadounidense Jennifer Ehle (conocida por la serie de la BBC Orgullo y prejuicio) como la esposa de Brian Jardine.

¿Cómo llegó la oferta de hacer la película?

Lo supe a través de Sebastián Lelio. El me contó que el director Ira Sachs me estaba buscando.  Yo no conocía sus películas, pero Sebastián sí. Me dijo inmediatamente que viera El amor es extraño (con John Lithgow y Alfred Molina) , que era la última en ese momento, y que tratara también de ver Keep the lights on. A Lelio le gustan sus películas, me dijo que Sachs iba a conectar muy bien conmigo y que en realidad era un honor que me llamara a trabajar con él. Creo que estoy involucrada en esta película más o menos desde el principio: me llamaron por ahí por agosto o septiembre del 2014 y un año más tarde recién entraron Greg Kinnear, Alfred Molina y Jennifer Ehle.

¿Qué le atrajo de Leonor, su personaje? 

Es un personaje bien intenso en términos dramáticos. Además es muy entretenido de hacer. Leonor vive una situación que es muy común en ciudades de Estados Unidos y que también pasa un poco en Santiago: está en un barrio de Brooklyn que súbitamente comienza a cambiar.

Es diferente al estereotipo de las latinas

Sí. No es la típica  latina histriónica y que tiene miedo de que sus hijos se junten con estos gringos aburguesados. Eso me  gustó. Por el contrario, es una mujer mucho más mundana, con más roce, que está dispuesta a  hacer amistad y a dialogar con esta familia que viene de Manhattan. Cuando se produce el problema económico y a ella le piden pagar más por el arriendo, cree que se arreglará por una vía de conversaciones. Lamentablemente esa parece no ser la solución de la familia que acaba de llegar.

¿Cómo fue la relación con actores como Greg Kinnear y Alfred Molina?

Con Alfred Molina y Jennifer Ehle tuvimos una inmediata conexión. Lo que pasa es que son actores de teatro, nacidos y criados en ese medio y uno inmediatamente está como en casa con ellos. Hablábamos todo el tiempo de teatro, hay códigos que uno comparte y todo fluye de manera entrañable. Greg es diferente: el viene de otro mundo, es actor de cine. Es más, empezó en la televisión, donde era muy conocido y luego saltó al cine. Es como si Rafael Araneda se hubiera dedicado a actuar. Ahora bien, es  muy talentoso, además de ser  afable y simpático. Fue muy fácil trabajar con él. Eso me sorprendió. Pero, claro, no tuve la inmediata conexión que con Alfred Molina y Jennifer Ehle. Yo creo que además él fue muy inteligente, porque hay muchas escenas tensas en la película, donde es necesario crear momentos incómodos entre nosotros dos. Después, cuando presentamos la película en Sundance, él me decía que era necesario mantener esa distancia en el rodaje. Y estoy de acuerdo.

¿Qué tan difícil fue actuar en otro idioma?  

En principio fue complicado, pues hay que encontrar la verdad en la otra lengua, en este caso en inglés. Desde el momento en que hablas en otro idioma, cambias el timbre, respiras diferente, le das otra intención a lo que dices y como que te conviertes en otra persona. En algún momento sentí que toda esta prueba era un jaque mate. Solía ensayar caminando por las calles de Nueva York, hablando sola a veces y tal vez hasta parecía loca. Hasta lágrimas me sacó.

¿Actuará en una película con Ricardo Darín, donde él hace de presidente de Argentina?

Así es. Comienza a filmarse ahora en septiembre y se extiende hasta octubre. No sé si puedo contar mucho, pero efectivamente actúa Ricardo Darín y Dolores Fonzi (La patota) y dirige el realizador argentino Santiago Mitre (El estudiante). Es un guión loquísimo. La película se llama La cordillera y transcurre en Chile durante una cumbre de presidentes. Yo hago de presidenta de Chile  y Ricardo Darín es presidente de Argentina. En cualquier caso las personalidades de los presidentes no tienen nada que ver con las de los mandatarios actuales. Incluso se podría decir que es como un enroque de personalidades entre las que realmente hay.

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