Perfil de Osama Bin Laden, el hombre que atemorizó a EE.UU.
Nació y creció rico. Pronto dejó esa vida acomodada y abrazó el islamismo radical. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. lo convirtieron en el hombre más buscado del mundo.

Osama Bin Laden capturó la atención mundial el 11 de septiembre de 2001, cuando los atentados en Estados Unidos dejaron más de 3.000 muertos y cientos de heridos.
En tan sólo tres años, el disidente de origen saudita emergió de las sombras para convertirse en uno de los hombres más odiados y temidos en el mundo.
Llegó a ser acusado de todo tipo de atrocidades, pero quienes conocieron al hombre más buscado del mundo lo describían como una persona respetable, educada y hospitalario con los extraños.
Bin Laden nació en 1957 y aparentemente era el décimo séptimo de 52 hijos del yemení Mohamed Bin Laden, constructor multimillionario y responsable del 80% de las carreteras en Arabia Saudita. Su madre era siria.
Creció en una familia privilegiada y rica. Fotografías de antiguas vacaciones lo muestran vestido con ropa a la moda de sus viajes por Europa.
MUYAHIDIN
Mientras estudiaba ingeniería civil en la Universidad Rey Abdul Aziz en la ciudad saudita de Jeddah, Bin Laden tomó contacto con profesores y estudiantes de la rama más conservadora del Islam y formó parte de la Hermandad Musulmana.
A través del estudio y del debate teológico, abrazó el fundamentalismo como un baluarte contra lo que consideraba la decadencia de Occidente.
Pero fue la invasión de la Unión Soviética a Afganistán, en 1979, lo que cambió su vida para siempre.
Bin Laden abandonó su cómodo pasar, tomó las armas y se unió a los muyahidines en su resistencia contra el comunismo, en una campaña que terminaría siendo exitosa. También apoyó esta causa -en total durante diez años- recaudando dinero y consiguiendo suministros.
En esa época, abrió una especie de casa de huéspedes en Pakistán, cerca de la frontera afgana, para acoger a quienes viajaban para unirse a la resistencia contra los soviéticos. Así surgió al-Qaeda, en árabe "la base".
Expertos en inteligencia creen que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), tuvo un papel activo proveyendo armas y entrenamiento a los muyahidines, incluyendo al propio Bin Laden.
RADICALIZACION
Sin embargo, cuando terminó la guerra en Afganistán, la postura del guerrero saudita cambió radicalmente.
Después de la derrota soviética ante los "árabes afganos", como llamaban a la facción de Bin Laden, esperaban un caluroso recibimiento en su vuelta a casa.
Sin embargo, Bin Laden pronto cayó desilusionado por la falta de reconocimiento de sus logros. Hasta el punto de que llegó a enfrentarse a los sauditas, que le retiraron su oferta de proveer armas para defender Kuwait tras la invasión iraquí.
Antes al contrario, medio millón de soldados estadounidenses fueron invitados a suelo árabe, una traición histórica a los ojos del líder de al-Qaeda.
Bin Laden se convirtió en un opositor del gobierno de Arabia Saudita y comenzó a dirigir sus esfuerzos contra Estados Unidos y sus aislados en Medio Oriente.
En 1991 fue expulsado de su propio país, por presión de Washington.
Tras dejar Arabia Saudita, pasó los siguientes cinco años en Sudán, donde empleó su dinero para apoyar varios proyectos de cara a imponer un gobierno islámico en ese país.
El gobierno saudita buscó una reconciliación y, cuando no la logró, congeló todas sus cuentas bancarias y le retiró la ciudadanía.
EE.UU. presionó a Sudán para que lo echara, lo que precipitó su retorno a Afganistán, donde sus posturas se radicalizaron.
A mediados de la década de los añps 90, llamó a luchar contra los estadounidenses y los judíos. En 1998 hizo pública su famosa fatua en la que declaró la guerra a Washington.
ATENTADOS
En 1998 se produjeron los ataques a las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania, donde murieron más de 200 personas y miles resultaron heridas.
Bin Laden nunca se declaró responsable, pero muchos de los arrestados dieron su nombre como alguien que los había apoyado.
Pronto fue incluido en la lista de los "más buscados" de la Oficina Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI, por sus siglas en inglés) y se ofreció una recompensa de US$25 millones por su cabeza.
Washington llegó a lanzar 75 misiles contra seis campos de entrenamiento de Al-Qaeda en Afganistán en una intento fallido por asesinarlo. Luego se supo que Bin Laden había abandonado el lugar una hora antes.
Al líder de Al-Qaeda también se lo declaró responsable del atentados contra el buque estadounidense "Cole" en Yemen y de los ataques en Bali y Jakarta (Indonesia), Casablanca (Marruecos), Riad y Estambul y, desde luego, los ataques en Nueva York, el Pentágono y Pensilvania.
Las autoridades estadounidenses nunca dejaron de buscarlo. Capturarlo o acabar con su vida en ningún momento dejó de ser una prioridad del presidente George W. Bush y tampoco de su sucesor, Barack Obama.
En ocasiones, el asunto llegó a ser objeto de innumerables especulaciones, teorías de la conspiración y hasta bromas.
Ahora el presidente Obama confirma su muerte, pero no como se pensaba, en las intrincadas redes de cuevas en una remota región montañosa de Pakistán, ha caído en una mansión en la localidad de Abbottabad, cerca de Islamabad.
Incluso antes de que Obama compareciera, no eran pocos los estadounidenses que salieron a la calle para celebrar la muerte del que consideran responsable de la muerte de miles de inocentes.
La red al-Qaeda sigue operativa, pese a la muerte de su máximo líder, aunque muchos expertos creen que este hecho marca un cambio cualitativo que la hará más débil.
En todo caso las motivaciones que llevaron a al-Qaeda a su guerra contra Occidente siguen siendo muy variadas, pero permanece entre las más destacadas una que Bin Laden no logró conseguir: la imposición de un único liderazgo islámico en el mundo musulmán.
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