Un policía mató a un joven afroestadounidense desarmado en un concesionario de automóviles situado en Texas.

Los disparos fueron efectuados luego de un altercado entre el agente y el muchacho, que con su automóvil terminó contra los vidrios del concesionario.

El agente se hallaba en el lugar del hecho respondiendo a una llamada por un robo. 

Este episodio tiene lugar un año después del sonado caso de Michael Brown, en Ferguson.