Primera señal del estilo Piñera
<font face="tahoma" size="3"><span style="font-size: 12px;">Más que sorpresas, lo que vimos ayer fue el cumplimiento de sus promesas. Se deja ver que la actuación del gobierno no estará supeditada a los conglomerados políticos, dejando atrás la vieja política del cuoteo, aunque en esto el precio mayor lo haya pagado la UDI".</span></font>
El Presidente electo, Sebastián Piñera, ha designado a sus ministros, quienes lo acompañarán en este el primer gobierno de la Coalición por el Cambio. Y le ha dado un marco muy importante a estos nombramientos, queriendo definir el estilo que tendrá su futura administración.
Más que sorpresas, lo que vimos ayer fue el cumplimiento de sus promesas de campaña. En lo político, sorprende la gran cantidad de independientes, muchos de ellos sin mayor trayectoria política. Se ve aquí la mano del Presidente Piñera, que no aceptó cuotas ni mayores sugerencias de los presidentes de los partidos de su sector. Se deja ver así que la actuación del gobierno no estará supeditada a los conglomerados políticos, dejando atrás la política del cuoteo, aunque en esto el precio mayor lo haya pagado la UDI.
Se concentra la experiencia política en nombres como los de Joaquín Lavín, Cristián Larroulet y Rodrigo Hinzpeter. La alta presencia de independientes tiene un dejo a lo que intentó el Presidente Jorge Alessandri en 1958, y refleja también una característica que parecía olvidada en la derecha: la existencia de un amplio sector de independientes allegados a los partidos políticos, pero que mantienen como un valor su independencia de los mismos.
La promesa de incluir a concertacionistas en el gabinete está más que cumplida por lo que representa Jaime Ravinet, un gran nombre en la cartera de Defensa, cargo en el que ya sirvió en la administración del Presidente Ricardo Lagos. Es una potente señal de que, pese a las amenazas, al control social y a los ataques, hay personas que, al igual que lo hicieron en enero recién pasado, han iniciado un camino que los hace salir de la Concertación y buscar en el gobierno del Presidente Piñera un nuevo domicilio político. Esto significa transformar la mayoría electoral, en una social y política que le dé no sólo un triunfo circunstancial, sino mayor gobernabilidad.
Así, con la presencia de figuras de la Concertación y de sectores independientes, se cumple también con lo referido a un gobierno de unidad nacional, lo que implica una señal de modernidad de que para los desafíos del futuro se necesitará de todos.
Es probablemente la promesa de la excelencia la que parece cumplida a cabalidad, pues de ninguno de los ministros, al leer sus trayectorias tanto académicas como profesionales, queda duda alguna respecto de su preparación y experiencia. Esta es otra gran diferencia con algunos ex ministros y subsecretarios de la Concertación, quienes provocaron recordados escándalos por mentir en sus currículos.
Con la designación de Ena von Baer y Felipe Kast -en la Segegob y Mideplan, respectivamente-, ambos con algo más de 30 años de edad, se abren espacios en cargos de alta responsabilidad a una nueva generación de políticos, de quienes se espera ayuden a cambiar los estilos y formas de la política de Chile.
Por todo lo anterior, si alguien quisiera hacer una lectura global de este gabinete, creo que sería la de que el Presidente Piñera quiere hacer un gran gobierno, pero no sólo de administración, sino uno que siente las bases que hagan posible iniciar un nuevo ciclo político. Un gobierno que borre las fronteras tradicionales entre la izquierda y la derecha o entre ricos y pobres, y que dé paso a un Chile socialmente más integrado y con oportunidades para todos.
Esta es la nueva promesa que nos hace Piñera con su gabinete, la de que la excelencia, los independientes, la experiencia y también los concertacionistas estarán al servicio de una causa mayor, la causa de un Chile que transita ahora con más fuerza hacia el desarrollo.
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