Sasha Waltz: el otro mito alemán de la danza

Si el nombre de Pina Bausch y su danza-teatro se han convertido en una leyenda alemana, hoy el de Sasha Waltz, su coterránea, no queda atrás. Ambas son consideradas las embajadoras de su país en el terreno dancístico, y ésta última ha logrado con su compañía ser una de las más exitosas de los últimos años.
Sasha Waltz & Guests estará el 5 y 6 de enero en el Teatro Municipal con Körper, la primera obra de una trilogía estrenada hace ocho años. Pero la coreógrafa no vendrá a Chile, pues se encuentra produciendo una nueva pieza, que se presentará en el Museo de Berlín. En su lugar, se hará cargo el director artístico y marido de la artista, Jochen Sandig.
Alejada de los convencionalismos, exploradora de la conciencia y reflexiva ante la realidad social, Sasha Waltz, de 45 años, ha creado un estilo de danza que unifica disciplinas y donde el espacio ha sido un elemento central: "Me encanta crear sets, así como es hermoso buscar lugares nuevos que sean interesantes para trabajar", cuenta desde Alemania.
En Körper, de hecho, el Museo Judío de Berlín es uno de los elementos protagónicos, y su último proyecto, Radialsystem V, es una especie de laboratorio creativo ubicado en una antigua fábrica.
Sus obras suman un vasto repertorio, incluyendo la unión danza-ópera Dido y Eneas, y siempre indaga en el cuerpo humano. "Es la base del comienzo y el final de nuestro ser. Siempre hay algo que puede descubrirse. La danza es una manera de investigar el cuerpo humano, al mismo tiempo que la ciencia y la genética lo están haciendo de otra manera", señala.
Tras sus inicios como bailarina, fundó en 1993 la compañía Sasha Waltz & Guests, con la que ha trabajado con arquitectos, pintores, cineastas y actores. Como ella misma dice, los bailarines de su compañía deben tener "fuerte personalidad y habilidades para conjugar el vocabulario del movimiento y la presencia teatral".
En Körper participan 13 bailarines. La obra está estructurada en cuatro temas: la expresión física en torno a los sistemas básicos del cuerpo, el diálogo entre el cuerpo y el espacio, la relación entre cuerpo e historia, y el vínculo cuerpo-ciencia.
Ha dicho que "trabaja" mucho la improvisación. ¿No es un contrasentido?
Trabajamos con la improvisación durante la creación de la obra. Al comienzo improvisamos por un largo tiempo, pero cada uno con distintas tareas. Luego, cuando estructuro la pieza, poco a poco esto se va dejando. Es por eso que en Körper casi ya no hay improvisación.
Las investigaciones sobre su país forman parte de sus temáticas. ¿Es un regreso al nacionalismo?
Desde mi manera de ver, investigar sobre la propia historia no es un regreso al nacionalismo. En Körper abordamos el Holocausto porque está en directa relación con el espacio en que se desarrolló por primera vez, que fue en el Museo Judío de Berlín. Ahora, como tengo un grupo multinacional, las diferentes imágenes de distintos países están presentes en mi trabajo. Por ejemplo, en Inside out cada bailarín trajo algo de su propia identidad "nacional", lo que es muy distinto a plantear una pieza en términos nacionalistas.
¿Cómo subsiste una compañía independiente?
La compañía es parte del marco institucional de la ciudad de Berlín. Eso garantiza un mínimo de 600.000 euros por año. Alrededor de un 60% de nuestro presupuesto global lo tenemos que ganar por turismo. Por supuesto, es difícil, pero buscamos conseguir lo suficiente para tener una reserva que nos dé mayor seguridad.
¿Le molesta que la consideren la continuación de Pina Baush?
Si estoy trabajando no pienso en las etiquetas que están o serán puestas. El mayor desafío de una obra es la pieza en sí. No trabajo para mantener mi reputación, sino para crear algo que me interese a mí y al público. La calidad y la curiosidad son un desafío.
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