Se estrena Luca, el emotivo retrato de un ícono que se niega a morir
El legendario rockero italiano que remeció a Argentina en los ochenta, es revivido por un documental que se estrena hoy en el Centro Arte Alameda y que bucea en el hombre tras el mito.

La pasada de Luca Prodan por Argentina duró seis años, de 1981 a 1987. Parece poco, pero fue suficiente para remecer para siempre el panorama musical del país trasandino con Sumo (en la foto), la banda más legendaria y de culto de los años ochenta.
Prodan, en su vertiginoso paso por el rock argentino, fue algo así como un Jim Morrison punk que a punta de drogas, alcohol y una actitud radicalmente iconoclasta, dejó una semilla que perdura hasta hoy. Pero su vida fue algo más que sexo, drogas y Rock & roll, fue una constante lucha por la libertad, liberarse de la adicción y los quiebres familiares, y también una historia de soledad.
Algo de eso recoge el documental Luca, de Rodrigo Espina, que hoy se estrena en el Centro Arte Alameda precedido de gran éxito en su país y de haber ganado la edición 2007 del Festival Santiago In-Edit. El hombre tras el mito, podría resumirse, porque sin duda una existencia extraordinaria como la suya -que iluminó la vida de quiénes lo conocieron- cuesta reducirla a una película basada en testimonios.
"Era una bestia humana, sensible y agresiva", dice uno de los entrevistados. "Había que generar un mercado y Sumo logró eso, que socialmente sigue al día de hoy", explica otro. El culto por Prodan llega al punto en que la casa en que murió, en pleno centro de Buenos Aires, está hoy abandonada y es un lugar de procesión para los fans, hasta el vital legado musical de su banda, mantenida viva gracias a Las Pelotas y Divididos, las agrupaciones de sus ex compañeros.
REALISMO MAGICO PUNK
Sino fuera porque la agresividad punk y la rebeldía marcaron cada capítulo de su vida, largos pasajes de la existencia de Prodan podrían ser parte de una novela de realismo mágico. Nació metafóricamente -como explica su madre- durante una representación de Cascanueces en Roma, cuando a ella se le rompió la bolsa en pleno teatro, estudió en un exclusivo colegio escocés al que asistió el Príncipe Carlos (del que se dice que Luca lo golpeó), fue testigo de la explosión punk, superó a una segura muerte durante un coma por cirrosis hepática y al morir, según afirma su madre, se le apareció al borde de su cama para despedirse con una gran sonrisa.
El documental de Espina no esconde su fascinación por el músico, donde imágenes inéditas de conciertos y grabaciones caseras dan cuenta de su tendencia a la autodestrucción y de su energía desbordante. Espina empezó a filmarlo cuando era un fan y logró una apreciable cantidad de material valiosísimo, así como los casetes de audio que el músico le enviaba a su familia, los que son la puesta en diálogo en su propia voz. Con honestidad Espina bucea en la familia y desentraña sin emitir juicios en la terrible adicción a la heroína que lo persiguió y acabó con su vida.
En sus intentos por hacer una película del vocalista de Sumo probó todas las variantes en la ficción hasta terminar haciendo un documental, no sin antes pensar en quemar todo el material. Pero la energía que movió al director fue como el mismo director reconoce, la intención del mismo Prodan de hacer su propia película.
"Yo digo que Luca pensó en la película antes que yo porque mientras yo lo filmaba con la inconciencia del fan, él siempre era consciente de que estaba en cámara, y actuaba en consecuencia", le dijo Espina a Página 12 hace un tiempo.
Luca Prodan murió el 22 de diciembre de 1987. Dos días antes de su muerte, en su postrer concierto, Sumo cerró su show cantando Fuck you, con cuyas imágenes se cierra el documental. Dice la leyenda que al tocar el tema, que era uno de sus primeros hits, Luca dijo "Ahí va la última". 48 horas después fue encontrado en su cama con una gran sonrisa.
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