Después del tiroteo de Charleston, donde un supremacista blanco de 21 años ingresó a una histórica iglesia y asesinó a nueva afroestadounidenses, la polémica se ha trasladado a la presencia de la bandera confederada que flamea en el frontis del parlamento de Carolina del Sur, emblema que se ha transformado, para muchos, en un símbolo de racismo.

En medio de la polémica, que ha dividido a los republicanos entre partidarios de retirarla y defensores de la presencia del estandarte, recordamos la historia de esta bandera, que ha tenido una larga historia, en que ha sufrido muchos cambios hasta llegar a la que conocemos hoy como la bandera confederada o bandera rebelde. De hecho, el bando sureño, nunca peleó bajo el actual estandarte, pues se popularizó después de la guerra civil.

En 1861, apenas asumió la presidencia de los Estados Unidos Abraham Lincoln, 11 estados sureños anunciaron su separación de la Unión y la formación de los Estados Confederados de América, con otro presidente. Ahí estalló la guerra civil.

De inmediato los sureños, bando que defendía la esclavitud, presentaron una bandera, la que se usó desde 1861 a 1863, pero se cambió porque en el campo de batalla se apreciaba muy similar a la del Norte.

La segunda bandera dio un drástico giro respecto de la anterior. Ahora predominaba el blanco. El problema surgió otra vez en el campo de batalla: cuando no había viento, daba la impresión de ser una bandera de rendición.

Cuando quedaban pocos días para la capitulación del sur, otra vez se modificó la bandera y se colocó una banda vertical roja en la zona donde predominaba el blanco. Con este estandarte se rindió la Confederación.

La bandera que hoy se mantiene en medio de la polémica y que popularmente se relaciona a los sureños, es una modificación del escudo de batalla que usó el ejercito rebelde, y que luego fue recogida por varios estados sureños base para sus actuales estandartes.