El tataranieto de Andrés Bello, Eugenio Cruz Vargas, murió hace dos años, pero no sin dejar un legado en el arte gráfica y literaria.

El artista chileno que manifestaba su pensar sobre el arte, afirmando que letras y trazos deben estar unidos, pues así se comunica y se practica el sentido de síntesis, realizó su primera exposición, su poemario llamado "la única vez que miento" en 1978.

La exposición sorprendió a la crítica especializada de entonces, y dejó su obra para que hoy, todavía, se pueda disfrutar de ella en diversos eventos que han surgido a través de los años.

Su legado, que se resume en la sensibilidad que tenía al dibujar un trazo sobre otro, generando paisajes del sur de Chile, o bien de la naturaleza común.