Una de las características del clan Luksic es sacar adelante firmas en crisis. La adquisición de la Compañía Sud Americana de Vapores es uno de estos ejemplos: cuando en 2011 entraron a la emblemática naviera del grupo Claro, Guillermo Luksic dedicó gran parte de su tiempo a su reestructuración y la toma de control, materializada a comienzos de 2012.

El plan liderado por Guillermo Luksic -quien eligió para liderar su implementación a Oscar Hasbún, un ejecutivo que dirigía los negocios de la familia en Croacia- era aportar las espaldas financieras que CSAV requería y reducir las pérdidas generadas por una conjunción de alto precio del petróleo, bajos fletes, una gran flota arrendada y la inexistencia de una política de alianzas para abordar los mercados.

El primer paso fue dar luz verde a sucesivos aumentos de capital, el último de los cuales fue por US$ 1.200 millones. Paralelamente, se cancelaron contratos de arriendo de naves para incrementar la flota propia, además de suprimir las rutas poco eficientes y ajustar la cantidad de personal.

Luksic participó de lleno en la primera fase y después monitoreó de cerca su evolución, asumiendo un rol protagónico. Participó en reuniones con clientes e inversionistas para buscar recuperar la confianza del mercado en la empresa.

En marzo, junto con entregar los resultados de 2012 -en que perdió US$ 313 millones, cifra significativamente menor a los US$ 1.310 millones del año previo-, y a poco más de un año de haber tomado el control, la empresa declaró concluido el proceso de reestructuración.