Subaru XV: el Impreza se viste de explorador
Subaru ya tiene en venta un nuevo modelo, al que denomina "el verdadero crossover en su categoría". Y si bien se parece demasiado al hatch compacto, con molduras, parrilla y algo de altura adicional, nos recuerda el inicio del camino que debió construir el Outback para separarse del Legacy.

Cuando Subaru presentó el XV en el último Salón de Ginebra, los medios europeos le dieron poca relevancia, ya que, decían, no era más que un Impreza caracterizado para hacer vida al aire libre. Un importante medio ironizó con un "¿qué hacer cuando llega una feria internacional y no tienes nada que mostrar? Pues inventarte un crossover".
Si bien esas expresiones se dieron en un mercado muy chauvinista, donde Subaru no tiene gran presencia, algo de cierto hay en ellas, ya que más allá de que el XV esté construido sobre la misma excelente plataforma del Impreza, su semejanza es demasiado evidente como para tratar de hacerlo pasar por un modelo nuevo.
Por eso es que Subaru lo presentó en Ginebra como Impreza XV. Y si en Chile se vende como XV, es porque Indumotora considera que un masivo decorado plástico por los alrededores del auto (tapabarros, protecciones bajas, difusor trasero), una parrilla cromada, grandes barras en el techo y un prominente spoiler sobre la luneta bastan para definir la identidad de un nuevo modelo, que apunta a diferenciarse del Impreza por su mayor versatilidad y funcionalidad fuera de la ciudad.
En esto último acierta, ya que a las modificaciones exteriores se suma un mayor equipamiento interior, un nuevo tapiz bicolor, butacas deportivas y una suspensión más extendida que le confiere 185 mm de despeje, 30 más que en el Impreza, y que le permite deambular con cierta libertad por caminos que no pueden ser recorridos por otros modelos que dicen llamarse crossover.
Porque vale recordar que todos los Subaru tienen tracción total simétrica, y en el caso de los Impreza con caja mecánica, cuentan, además, con dual range (reductora). Y eso, más un despeje generoso y protecciones de carrocería, convierten a este XV es una buena alternativa para quienes buscan un modelo con altas capacidades off-road, pero que no sacrifique el placer del conducir un automóvil.
Y esa es la mayor de las gracias del XV: el andar de un buen auto con la funcionalidad de un buen 4x4. Competencia en Chile, a priori, no se visualiza. Quizás el nuevo SX4 AWD, pero el Suzuki es del segmento B, mientras que el XV es del C y, por ende, más grande. Los otros son crossovers tipo SUV, que sacrifican la seguridad de andar por mayor confort.
AGRADABLE DE USO
Respecto del manejo, el XV utiliza el conocido dos litros bóxer con 150 caballos, asociado a una caja mecánica de cinco marchas. Sigue siendo un motor que despierta tarde, sobre las 3.000 rpm, y que le falta torque en baja, lo que se nota más en subidas y en las recuperaciones en marcha alta. Pero también es un motor muy agradable para el uso diario, que rinde en ciudad sobre los 8 km/litro, y que es muy silencioso.
Otro punto bien logrado es que la dinámica de manejo tampoco se violenta, pese a tener mayor altura libre y una suspensión con más recorrido. No hay cargas de la carrocería y la estabilidad sigue siendo el fuerte de este modelo, la que se percibe mucho más gracias a una dirección con muy buen tacto.
El interior es calcado al Impreza, salvo por las excelentes butacas, un tapiz realmente bello y comandos del control crucero en el volante. La funcionalidad es alta y la habitabilidad es muy buena para cuatro ocupantes, con un quinto sacrificado por el túnel de la transmisión. Lo peor es la maleta, que es pequeña y con poca profundidad.
En definitiva, una buena alternativa que inicia su peregrinar de la misma forma en que hace 15 años comenzó la del Outback, originariamente una versión campera del Legacy station wagon, y que hoy nadie cuestiona su propia y bien ganada identidad.
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