Sylvia Langford: "Criar es difícil. Es hacerse cargo del hijo y dejar de echarles la culpa a otros"
Es una sicóloga controvertida que dice que su sistema puede mejorar el ambiente hasta en las salas de clases más difíciles. Un cambio que, según ella, parte por los adultos.
Para muchos Sylvia Langford es una completa desconocida. Sin embargo, en la comuna de Chonchi propusieron hace un tiempo que un colegio llevara su nombre y se va firmando autógrafos de algunas de las ciudades que visita. Esta sicóloga británica radicada en Chile se ha convertido en gurú de padres y profesores angustiados por las malas notas, los problemas de conducta o el déficit atencional. Ella tiene un método. Y se llama Método Langford. Un sistema de trabajo que fue creando durante tres décadas y que desde hace cinco años empezó a enseñar a través de su empresa Flowing en colegios y jardines infantiles. El sistema ha ganado reconocimiento incluso por la Unesco como Educación para la Paz.
Ella dice que en 80 sesiones de 15 minutos diarias, de lo que ella llama “formación humana, de hábitos y valores” se desarrollan aspectos como el respeto y la confianza y se reducen los problemas incluso en los colegios más estigmatizados.
En 2008, luego de un reportaje de la revista Paula que la catalogó como la Psicomaga -la sicóloga que hacía posible lo imposible en conductas y trastornos de aprendizaje- le dejó de alcanzar el tiempo para atender a padres desesperados que llegaban a preguntarle qué hacer con sus hijos. Pero tres años después, tras recibir una herencia cerró su consulta y salió a probar sus métodos en distintas salas de clases. Desde enero de 2011 ha recorrido el país en su camioneta y ya son 12 mil niños los que han trabajado con su método. Sin embargo, Langford siente que siempre tiene que validarse y mostrar los videos y fotos de sus logros o mencionar que su libro Ups, Formé un Mamón estuvo entre los más vendidos en 2014. No sólo hay gente que no cree en sus resultados sino que a algunos tampoco les gusta escucharla. La sicóloga incomoda: para ella los especialistas y las pastillas no son la solución y los déficit de atención no existen. El problema son los adultos, padres y profesores, un crítica que profundiza en su nuevo libro Los niños NO son prioridad… Crisis en la educación, que saldrá a la venta a fines de agosto.
—¿Por qué el libro es tan pesimista con respecto a los adultos?
Si le tengo que dar un medicamento a un niño porque no estoy haciendo mi pega como profesor o como padre, es que lo estamos haciendo pésimo. Los medicamentos no son necesarios. Nosotros damos una salida al final del libro: necesitan enseñar hábitos y valores. Eso es lo importante y lo que hemos dejado de enseñar.
—¿Qué están haciendo los padres?
Buscan el resultado académico, pero eso no es tan importante como la formación de hábitos y valores. Les hemos dado mucho poder a los niños, como la hora de acostarse. Es a las nueve, pero entre el final de la película, el cuento, el niño que quiere agua, sus excusas de tengo miedo, o te echo de menos, al final transan la hora. No hay normas claras. Y la consecuencia es que el chico no hace las cosas que tiene que hacer. No es que no pueda, es que no le han marcado la cancha. Más que niños que manipulan, los papás están más manipulables porque creemos que eso es el amor, pero el amor no es sobreprotegerlos ni darles todo. Eso no es respetar al niño. Es ser protagonista de la vida de mi hijo y no enseñarle a ser protagonista de su vida. El amor es generar niños autónomos, entregarles formación y rayarles la cancha.
—¿Y con respecto a los profesores?
Creo que igual que los padres, están perdidos en el foco de la educación. Discuten si es lucro o no lucro, si es gratis o no y está lleno de teorías. Y el problema está en la esencia de los hábitos y valores. Cada vez desconfiamos más del otro, los profesores ponen nota buena a un trabajo sabiendo que lo hizo el papá, y hasta en un lugar de Chile el Ministerio de Educación fotocopia mi libro para entregarlo. Cómo no van a tener problemas de conducta si les estamos enseñando así. ¡Está lleno de inconsecuencias! Por ejemplo en los jardines infantiles, la tía canta “a guardar a guardar”, y los niños la miran y la única que guarda es ella. O hay carteles de “No Gritar” y de la nada se escucha un grito ensordecedor de la profesora: ¡Silencio! O en los consejos de profesores usan sus celulares y es lo que les piden a los niños que no hagan.
—¿Qué consecuencias trae todo esto en las salas?
Los niños no están aprendiendo. Tanto la materia como cosas más básicas. Hay que trabajar la musculatura de la boca para que hablen mejor. No lo hacen porque hay exceso de papilla porque es más fácil de comer. No saben tomar el lápiz y nadie los corrige. Los adultos les han entregado todo tan concreto que los niños ya no imaginan. Me ha tocado ver a muchos alumnos de tercero básico que no leen como debieran.
—¿Por qué?
Porque los adultos les hacen todo. No pueden leer si saltan. Tienen que sentarse. Y no saben cómo. Nadie les ha enseñado a poner los pies en el suelo y la espalda derecha.
—Tú dices que los profesores deberían ser guías. ¿Lo son?
Hay muchos que sí. Un buen ejemplo son los de las escuelas rurales. Hay muy pocos niños tomando medicamentos. Trabajan la autonomía porque no les queda otra. Por ejemplo, hay una escuela en Gorbea de nueve niños donde la profesora enseña autonomía perfectamente, pero está mal evaluada según los parámetros formales. En el otro extremo, el mejor profesor de la zona de Los Vilos tiene un curso donde los niños son muy alterados y no saben leer o sumar. Entonces viene otra pregunta: ¿Qué estamos evaluando?
Su método
A los niños, dice, hay que enseñarles a ser sistemáticos. “Para aprender, hay que repetir. Pero es aburrido y cada vez que un niño dice “estoy aburrido”, el adulto colapsa. A un curso de adolescentes en que aplicamos el método Langford les preguntamos si les dio lata la sesión. El 80 por ciento hombres y 100 por ciento de las mujeres dijeron que sí. Pero también que lo pudieron superar y dijeron que habían aprendido. Es decir: los niños aprenden a pesar de su lata. No es necesario lo último de tecnología ni la clase más entretenida”.
—¿Qué recomiendas tú?
Cambiar la prioridad. No enfocarse en las notas, sino en el ser humano. En la práctica es dejar de revisar la mochila o hacerles las tareas, dejar de prepararles la colación si ya son más grandes o no preguntarles si tienen tarea o prueba. Así les entrega el sentido de responsabilidad y autonomía. Pero los papás hacen lo contrario y se preguntan por WhatsApp qué materia entra, qué tarea hay, como si ellos fueran los alumnos.
—¿Y cómo ayudarlo cuando no entiende?
Si un niño se olvida lo que dice el libro, en vez de que lo lea una vez, que lo lea tres. Si tienes problemas de sumas, que haga cinco páginas de suma, porque la repetición ayuda a ejercitar y como “es malo”, lo necesita. Y se le explica que a medida que lo logre se van a reducir las páginas; pasa que de la nada, muchos empiezan a enfocarse.
—Suena fácil, pero si los papás lo ayudan es porque si no, su hijo no pasa...
Entonces debería sacarse mala nota. No hay nada de malo con que lo haga. Al contrario. Es mejor que caigan en el colegio que después en la vida.
—¿Y dejarlo solo, a la deriva?
—Eso no es dejar a la deriva. Es educar.
—¿Qué hacer cuando se aburren?
Tengo la teoría de que en parte los malos resultados en el Simce son porque los niños no contestan porque encuentran que es una lata, porque no es una nota para ellos. La directora de un liceo me dijo que les fue mejor porque los ‘cabros’ contestaron porque trabajaron la voluntad: el hacer lo que tiene que hacer, a pesar de la lata.
—¿Eso es todo?
—Dejemos de buscar la fórmula mágica. El “tip” es rápido y fácil y no requiere esfuerzo. Criar es difícil. Es hacerse cargo del hijo y dejar de echarles la culpa a otros. Hay que intentar algo 66 veces seguidas para generar el hábito.
—Los otros adultos
—Ella cree que los especialistas, como sicopedagogos o neurólogos, son un mal no necesario. Dice que se ha generado una dependencia poco sana. “Una vez llegó un paciente que me dijo ‘vengo porque me echaron de la pega’. Le dije que fuera a buscar pega. ¿Para qué vienes a un sicólogo por eso? La gente se acostumbró a que otro haga lo que uno tiene que hacer y eso también pasó en la crianza”.
—¿Quién metió en los colegios a los especialistas?
—Los mismos padres y profesores. Me di cuenta de que se echan la culpa del problema de los niños. El profesor a los padres y la neurología infantil y los padres a los profesores y neurología.
—¿Cuándo crees que sí es necesario el apoyo de ellos?
—No lo tengo tan claro. En mi época, cuando te costaba leer, te decían tienes que leer más. Ahora te mandan a un especialista. Tampoco me interesa cuándo sí son necesarios. Mi tema es generar cuestionamientos. No es normal que cerca del 40 por ciento de un curso esté con algún apoyo o los papás le hacen las tareas.
—Pero los padres muchas veces se sienten entre la espada y la pared, porque los colegios les piden que evalúen a los niños.
—Eso no es así. Creo que es una discusión más con egos de adultos. El promedio de notas en primero básico es sobre seis y después en tercero básico ya está más de la mitad con especialistas. Entonces ahí aparecen los papás, que no quieren que a sus hijos les vaya mal haciendo el resumen. Yo crié a mis hijos acá y nunca les hice una tarea. Iba a las reuniones y me subían y me bajaban, pero si tienes claro qué estás formando en tu hijo, tienes que oponerte. Nunca les hice las tareas ni usé premios y castigos y me importaba un pucho si se sacaban un dos.
—¿Y cómo les ha ido a tus hijos?
—Son seres humanos con errores y aciertos como todos. Están muy conectados conmigo y con este proyecto. Mi hija Joyce prepara los materiales y aparece en los videos y mi hijo, Mark, hace las finanzas y la administración. Son chicos muy sensibles en el tema ambientalista y social, no es importante la plata y creen que la vida es una opción.
El libro hace un diagnóstico del compartamiento de los adultos que entorpece el aprendizaje. Además, da como solución una fórmula basada en los valores y no en lo académico. Sale a fin de mes.
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