Tacos por lluvia
Lo ocurrido en la capital la tarde del miércoles se volverá a repetir si en el mediano plazo no se toman las decisiones correctas de inversión en proyectos de infraestructura de transporte público y privado, y si no se regula el uso excesivo del automóvil.
EN LA TARDE del miércoles fuimos testigos de un brutal e inusual taco en gran parte de Santiago. Ello se debe principalmente, como detallaré a continuación, a la lluvia caída y a la mayor circulación vehicular producto de las compras navideñas.
Una lluvia como la del miércoles, de más de 20 litros por metro cuadrado, reduce la capacidad vial de las calles en cerca de un 20% y, al mismo tiempo, es capaz (como hemos presenciado también en otras oportunidades) de generar problemas eléctricos que inhabiliten el funcionamiento de decenas de semáforos en la capital y aumenten la frecuencia de accidentes viales, alterando la normal circulación en múltiples calles de Santiago. Estos resultados confirman el hecho de que nuestra capital presenta una escasa oferta vial (9% de la superficie total, la mitad que otras grandes ciudades como París, Londres y Tokio).
Por otra parte, la fuerte estacionalidad de la demanda por compras en época navideña exacerba los niveles de congestión, ya que se efectúan más etapas de viaje en auto. En esta época se realizan varios trámites de compras antes de regresar al hogar, multiplicando los viajes.
Estos dos aspectos acontecidos en un período punta tarde de circulación, donde ya se opera cerca de la capacidad, redundan en un colapso vial. Y lo que vimos en Santiago la tarde del miércoles fue definitivamente un colapso vial. Viajes de más de tres horas en trayectos que normalmente tardan 20 minutos.
Pero lo más preocupante de todo es que esto se repetirá en el mediano plazo en la capital si no se toman las decisiones correctas de inversión en proyectos de infraestructura de transporte público y privado, y si no se impulsan medidas efectivas de regulación al uso excesivo del automóvil. Esto es un dato duro para las autoridades en un contexto de planificación del sistema de transporte urbano de Santiago.
Algunas personas, probablemente por desinformación, argumentaban que no existía un plan de contingencia por parte de las autoridades de transporte. Al respecto, es bueno aclarar que eventos de este tipo no son mitigados con planes de contingencia. De hecho, hay muchísima más responsabilidad en el distribuidor eléctrico, de quien depende el suministro energético de los semáforos, que en cualquier repartición pública relacionada con transporte.
El actual crecimiento del parque automotor en Chile nos empujará a que situaciones caóticas como las vividas hace dos días sean más frecuentes. Si queremos enfrentar adecuadamente estos problemas en cinco años más, debemos iniciar las inversiones necesarias en materia de transporte urbano.
Finalmente, quisiera hacer algunas breves reflexiones. Primero, que la lluvia no se puede regular, pero sí el uso del automóvil y al distribuidor eléctrico. Segundo, una tarificación vial no hubiera evitado en lo más mínimo el colapso ocurrido. Tercero, una red de ciclovías es espacio muerto en estas situaciones. Sin embargo, si tuviéramos más líneas de Metro funcionando, habría ayudado muchísimo a cientos de miles de chilenos.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.