Histórico

The 1975: la banda inglesa del momento agenda su primer concierto en Santiago

El grupo de moda en el mundo anglo, capaz de triunfar sobre nombres como Adele, viene en septiembre.

Si el barómetro sólo fueran los primeros lugares, los rankings y las victorias traducidas en cifras, el pop británico debería empezar a reordenar sus jerarquías: The 1975 se situaría rápido por sobre Oasis, Blur, Franz Ferdinand y Arctic Monkeys. Con su segundo álbum, editado en febrero y bajo el kilométrico título de I like it when you sleep, for you are so beautiful yet so unaware of it, el cuarteto alcanzó el número uno no sólo en su isla natal, sino que también en el Billboard 200 de Estados Unidos, la tierra prometida para los músicos ingleses, olimpo que no logró ninguno de sus antecesores.

Bajo ese golpe a la cátedra, la siempre entusiasta prensa británica los ha ungido como el gran conjunto de la temporada, resultado lógico no sólo de sus números exitosos, sino que también de un guión que ofrece a un vocalista de labia exuberante, carne fácil de portada y titular, y un cancionero donde letras que narran fiestas al límite del decoro se hermanan con un sonido adictivo y efectista, encasillado en los 80, donde pareciera que INXS o The Human League han vuelto a la vida.

Con esos méritos, en el mejor momento de su carrera, la banda agendó su primera visita al país. Según confirma la productora Lotus, la misma tras el festival Lollapalooza, The 1975 se presentarán el martes 27 de septiembre en el teatro La Cúpula del Parque O'Higgins,  en lo que asoma como la opción idónea para aplaudirlos en un hábitat más pequeño y reducido, en un aforo para poco más de mil personas y justo en su minuto de pleno estallido (ver precios en recuadro).

De hecho, el pasado domingo 17 se presentaron en el festival Coachella, de California, en una cita que la prensa especializada calificó entre lo más enérgico del multitudinario evento.

Si se trata de intentar devorarse al planeta, los hombres de 1975 parecen haber hallado el secreto. Sobre todo su líder, rostro y cantante, Matthew “Matty” Healy, un frontman de 27 años, pelo ensortijado, pecho siempre al descubierto, rostro con eterna resaca, orgulloso en las entrevistas de haber sepultado un prontuario agitado por la heroína y la cocaína, y que, continuando con el predecible manual, hasta ha dirigido algunos dardos contra Taylor Swift, la gran estrella del pop actual.“Si yo hubiera salido con ella, habría sido un puto infierno. Me habría castrado”, lanzó cuando le preguntaron por un supuesto romance con la estadounidense.

Lentos pero seguros

Más allá del tobogán que hoy parece su carrera, el éxito de su conjunto se fabricó a paso lento, quizás demasiado para el vértigo de la industria contemporánea. Formados en 2002, y luego de algunos cambios de integrantes, recién publicaron su primer EP una década más tarde, lo que les sirvió para telonear a Muse y The Rolling Stones, nada menos.

Y aunque su debut homónimo ganó una generosa resonancia en Inglaterra y alcanzó el liderazgo de los charts, sólo su sucesor de  tres años después consolidó el fenómeno, siempre bajo sus principios. En días de dominio del single, del EP y de los formatos más reducidos, I like it when... no sólo tiene un título extenso que corta el aire, sino que también está integrado por 17 temas, casi 74 minutos de un numeroso cancionero que cita a Prince, The Police, Talking Heads y Depeche Mode. "También me atraen Christina Aguilera, D'Angelo y Sigur Rós", ha contado Healy a la hora de pormenorizar su radar de gustos.

Según ha analizado la crítica especializada, esa dualidad entre el pop de alta factura y el apetito voraz por escalar en portadas de revistas juveniles y de moda explica su arrastre entre una audiencia transversal, la que va desde los militantes alternativos hasta seguidores de números adolescentes como One Direction o Justin Bieber. Tracks como Love me, UGH!, The sound o Nana -fácil podría estar en el álbum de cualquier boy band del último lustro- ejemplifican la tesis.

Pero las ideas propias no sólo se remiten a lo estilístico. También a contramano de los nuevos tiempos, el título no fue subido a las más populares plataformas de streaming durante su primera semana -estrategia que en todo caso ya habían explotado Adele y la propia Swift-, con el propósito de acumular nervios y expectativas, y que encontrar el álbum no fuera una aventura tan simple. Todo muy ceñido a la vieja escuela.

La maniobra dio resultados y, además de los Top 1 conseguidos a ambos lados del Atlántico, la producción logró desbancar a 25, de Adele, del primer lugar de ventas de los listados de la isla, superándola por 6.500 copias. Todo un mérito: muy pocos durante el último tiempo han podido si quiera rivalizar con la cantautora.

Con todo, Healy tempera su triunfo y prefiere no exacerbar el palmarés: “Nos queda mucho aún. Pero lo que nos gusta es mover a la gente, inspirar algo, que al escucharte no queden igual que antes. No necesariamente inspirar la revolución, pero sí al menos inspirar algo”, soltó en una reciente entrevista en The Guardian.

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