"Una gran farra"

Señor director:
En su carta de ayer en La Tercera, Manuel Riesco comenta mi columna del pasado viernes, titulada como esta carta. En ella defiende su análisis -que en su caso personal juzgo auténtico y no interesado, pero profundamente errado- de que los fondos de pensiones acumulados son una "estafa Ponzi perfecta del ahorro forzoso disfrazado de 'capitalización individual'".
De acuerdo a Ponzi, un agente puede estafar a sus clientes recibiendo fondos y prometiendo (muy) altos retornos, que luego cancela, mientras sea posible, con parte de esos mismos fondos o con la captación de nuevos recursos. En el proceso el agente puede apropiarse de parte de los recursos captados, pero, en general, la estafa quedará al descubierto en los momentos en que el agente no sea capaz de cancelar los retornos prometidos con nuevas captaciones de recursos.
Este esquema no tiene absolutamente nada que ver con lo que sucede con los fondos de pensiones acumulados y administrados por las AFP. En este proceso -con total transparencia, estricta regulación y sin disfraz alguno- los fondos corresponden a la suma de las contribuciones individuales contabilizadas en cuentas separadas, a lo que se agrega o resta, según sea el caso, la rentabilidad (neta) de mercado que estos fondos invertidos van generando. Por eso, si mañana dejaran de hacerse aportes, las AFP le podrían devolver a cada uno de sus contribuyentes, sin problema alguno, los fondos aportados más la correspondiente rentabilidad. Decididamente, de estafa o esquema de Ponzi no tiene nada.
Preocupa que algunos, encandilados por el monto de los fondos acumulados y basados en conceptos errados como los que defiende Riesco, sugieran distribuir estos US$ 190 mil millones en unos relativamente pocos años en forma de mayores pensiones, sin transparentar que eso es pan para hoy y mucha hambre para mañana.
Rolf Lüders
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