El Viajante: llega el filme ganador del Oscar sobre conservadora sociedad iraní

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El jueves se estrena la película de Asghar Farhadi que este año obtuvo la estatuilla a la Mejor Cinta Extranjera. También premiada en Cannes, describe la venganza que orquesta el marido de una mujer violada en casa.




En Teherán, como en Santiago de Chile, los terremotos son parte del paisaje. Las superficies se mueven, las paredes se agrietan, los pisos ceden. Los temperamentos de sus habitantes tienen, consecuentemente, algo de telúricos. Una mudanza no sólo tiene que ver con el presupuesto familiar, sino también con las circunstancias sísmicas del país. A Emad (Shahab Hosseini) y Rana (Taraneh Alidoosti) se les comienza literalmente a mover el piso el día en que un temblor deja inhabitable su hogar y deben cambiarse a otro barrio. No lo conocen, pero les han dicho que en el departamento que ahora rentan antes vivió una mujer de dudosa reputación. El sismo será también el preludio de un terremoto emocional que está por venir en las vidas de ambos.

El liberal y culto matrimonio de Emad y Rana Etesami es el centro narrativo de El viajante, película que describe una crisis de pareja gatillada por una tragedia: sin conocer demasiado el vecindario, Emad deja la puerta abierta de la casa y mientras está fuera, un desconocido entra y viola a su esposa. La situación demuele emotivamente a la mujer, pero al mismo tiempo transforma a Emad. Pasa de ser un tolerante actor y profesor de literatura a vivir como una criatura desaforada en busca de venganza. Emad, presa de un arrebato sin precedentes, ni siquiera presta demasiada atención a su esposa, quien le recrimina que antes que nada busca restaurar su orgullo herido.

Como todas las películas del iraní Asghar Farhadi (1972), el origen teatral de los diálogos (Farhadi se formó en las tablas) y el montaje rápido y cortante son señas de identidad. También lo son las heridas en las relaciones de pareja, tópico que en Una separación (2011) se expresaba en un matrimonio en el inicio del proceso de divorcio, y en El pasado (2013) en marido y mujer al final de la misma situación. En El viajante (2016), en tanto, no hay divorcio pero uno podría advertir fácilmente que tras las tormentas emocionales que viven Rana y Emad no hay otra solución al final del camino.

La película, ganadora este año del Oscar a Mejor filme extranjero, se estrena finalmente este jueves en Chile. Es la tercera de las cintas de Farhadi en llegar a salas locales tras las mencionadas

Una separación (ganadora también del Oscar extranjero y el Oso de Oro en Berlín) y El pasado (premio a Mejor actriz en Cannes).

A grandes rasgos, El viajante explora dos tragedias domésticas: la de Emad y su esposa Rana, y la del victimario, el hombre que cometió la violación y que, en algún momento se descubrirá, posee rasgos en común con Willy Loman, el triste protagonista de La muerte de un vendedor de Arthur Miller.

El otro paralelismo de la película con la obra de Miller es la pieza teatral que Rana, Emad y su grupo de teatro representan: es, obviamente, La muerte de un vendedor.

Pero más allá de las alusiones a la creación del dramaturgo estadounidense, la película es sobre todo el viaje a las emociones más primarias de Emad, un dínamo de resentimiento y frustración tras la vejación de su esposa. El director Asghar Farhadi lo resumía así el año pasado en la conferencia de prensa del Festival de Cannes: "En la sociedad iraní hay una dicotomía total entre hombres y mujeres. En otra cultura, tal vez el marido habría reaccionado de manera diferente. También importa demasiado la reputación y el juicio colectivo. El que dirán. Todo esto hace que el esposo se vuelva violento y cometa un acto atroz".

El iraní universal

Aunque Asghar Farhadi está lejos de conquistar la influencia e importancia histórica de su compatriota Abbas Kiarostami (1940-2016), ha logrado en seis años una popularidad en Occidente que al fallecido cineasta le tomó toda la vida. Las razones tienen que ver con que sus películas han acumulado una sorprendente cantidad de reconocimientos en los festivales europeos, pero también a un estilo narrativo lejos de la contemplación y el vuelo poético de Kiarostami (El sabor de la cereza), Jafar Panahi, (El círculo) o Majid Majidi (Niños del cielo), todos de una generación anterior.

Farhadi, además, ha demostrado que puede desenvolverse con cierta holgura con actores y locaciones extranjeras. En El pasado, por ejemplo, trabajó en Francia, país que ha coproducido sus cuatro últimos largometrajes, incluyendo El viajante, que en Cannes 2016 se llevó doble premio por Mejor Guión y Mejor Actor, para Shahab Hosseini.

Tras rodar El pasado en francés, el iraní entró ahora a la lengua española y precisamente la semana pasada comenzó en Madrid el rodaje de Todos lo saben, película donde dirige a Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín. Como sucedía en Una separación y con El pasado, acá otra vez un viaje es el detonante de una inesperada situación familiar: la española Carolina (Penélope Cruz) se traslada desde Buenos Aires hasta Madrid para celebrar una fiesta familiar, pero las cosas en casa no están como ella creía.

Nada más se sabe de la trama de la cinta, pero probablemente en 2018 el primer filme en español del realizador iraní será otro de los apreciados platos que los festivales europeos tanto solicitan.

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